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Fado y flamenco, juntos en una nueva versión del ?Romancero gitano?

Las historias de amor y muerte que imaginó Federico García Lorca en el Romancero gitano adquieren una renovada sonoridad ibérica gracias a la adaptación teatral del director luso António Pires, en la que fusiona fado y flamenco.

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Las historias de amor y muerte que imaginó Federico García Lorca en el Romancero gitano adquieren una renovada sonoridad ibérica gracias a la adaptación teatral del director luso António Pires, en la que fusiona fado y flamenco.

Entre las ruinas del Convento do Carmo, símbolo de la destrucción causada por el terremoto que asoló Lisboa en 1755 y, a cielo descubierto, seis personajes cantan y cuentan romances en español y portugués a un público privilegiado, que no supera el medio centenar de personas.


El Romancero Gitano de Pires está inspirado en la obra homónima de Lorca así como en otras piezas de teatro y poemas de juventud con un denominador común: el gitano Amargo, personaje que constituye el hilo conductor de la versión lusa.

“Amargo intenta huir de un destino que ya le fue marcado cuando una gitana vaticina que morirá en dos meses”, explicó a Efe Pires, que cuenta con una dilatada experiencia en adaptaciones de clásicos, como Moby Dick o Romeo y Julieta.

La voz aterciopelada de la cantante Lula Pena y la música del acordeonista Gabriel Gomes crean una sonoridad “muy mediterránea y del sur” marcada por la fusión del fado y el flamenco.

“No pretendemos imitar a los gitanos ni el duende flamenco, eso se lleva en la sangre”, matizó Pires, pero “hay un lamento que recorre toda la obra, común al flamenco y al fado, por eso la fusión surgió de manera natural sin ninguna clase de premeditación”.

El director no considera “atrevida” su obra bilingüe, porque los textos y temas que trata Lorca en el Romancero Gitano son “internacionales”: poemas cargados de sensualidad que reflejan la vida de un pueblo al que acecha la muerte, representada a través de la luna, la noche y la Guardia Civil.

La comedia interrumpe la marcada carga dramática de la pieza teatral para “provocar sorpresa en el público y conseguir una sensibilidad mayor hacia lo que ocurre en el escenario”, dijo Pires.

Después de dos semanas de éxito, el espectáculo se despidió ayer de la noche lisboeta para iniciar una gira por el sur de Portugal.

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