El Ejército de Estados Unidos ha desplegado un número reducido de entrenadores y asesores militares en Somalia por primera vez desde 1993, cuando dos helicópteros fueron derribados y 18 estadounidenses fallecieron en la operación conocida como 'Black Hawk Derribado', según ha informado este viernes el periódico 'The Washington Post'.
Esta célula del Ejército estadounidense se encuentra en Mogadiscio, la capital somalí, desde el pasado otoño con el cometido de asesorar y coordinar las operaciones con tropas africanas que tratan de recobrar el control de las zonas del sur de Somalia en manos de la milicia islamista Al Shabaab, vinculada a Al Qaeda, según tres funcionarios militares estadounidenses.
El despliegue de este contingente, integrado por menos de dos docenas de tropas, se produce en un momento en el que aumenta la amenaza de los piratas somalíes y las acciones de Al Shabaab en la región y se añade a la base de aviones no tripulados que tiene desplazados en una base estadounidense en el vecino Yibuti, encargados principalmente de operaciones de vigilancia.
Estados Unidos escenificó su intención de incrementar su actividad militar en la zona el pasado verano cuando el comandante del Ejército en África, el general David Rodríguez, visitó Mogadiscio.
Dos meses después, la máxima responsable del Pentágono en África, Amanda Dory, avanzó que "incrementarían la presencia en Mogadiscio en un tándem con el Departamento de Estado". No obstante, la CIA ha operado en secreto en los últimos años en el país y ha financiado a las fuerzas de seguridad somalíes.
Por su parte, el Gobierno estadounidense ha gastado más de 170 millones de dólares (124 millones de euros) en ayudas al Ejército somalí y más de 500 millones (365 millones de euros) en entrenar y equipar a las fuerzas de la Unión Africana, conformadas por más de 18.000 soldados, que apoyan a las fuerzas de seguridad somalíes en su intento de garantizar la estabilidad en Somalia y cercar a los milicianos de Al Shabaab.