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Hospital de San Carlos, cuando la cabra tira al monte y el dinero no crece en los árboles

La factura que la Junta pague a Pascual y Pascual tendrá que salir de los presupuestos autonómicos y la ampliación de servicios en La Isla se queda en el limbo.

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  • Regreso al pasado. -

¿Cuál fue el principal argumento de sindicatos del Servicio Andaluz de Salud y del personal sanitario del Hospital de San Carlos para que el Ministerio de Defensa cediera las instalaciones a la Junta de Andalucía?

Ante el argumento en contra de que ya existía un hospital en Cádiz y otro en Puerto Real, ambos a diez kilómetros escasos de distancia, la plataforma creada para salvar el centro y evitar 351 despidos del personal sanitario de Defensa ponía sobre la mesa el contrapeso.

En el Hospital de Puerto Real hay (había en 2013 que es cuando se pedía la cesión) tres camas en cada habitación; en el Hospital Puerta del Mar había listas de espera de ocho o nueve meses y una persona que iba a Urgencias tenía que esperar tres o cuatro horas para ser atendida.

Obviamente en Urgencias se siguen criterios de eso, de urgencia, para que los médicos atiendan a los pacientes, pero si la urgencia no es tanta pasan a engrosar la cola de los que no se van a morir en el pasillo. Lo más lógico.

La portavoz de la Plataforma, Mercedes Morales, decía más y es precisamente lo que ha comenzado a volver a pasar en el sistema sanitario de la Bahía de Cádiz y mucho es de temer que en todo el sistema sanitario andaluz.

Si San Carlos fuera público y perteneciera a la red de hospitales del Servicio Andaluz de Salud, la Junta no tendría que concertar 300 camas con Pascual y Pascual SA en Cádiz capital ni 1.026 en toda la provincia.

Pues todos esos argumentos -incluida la pérdida de puestos de trabajo de personal muy especializado y formado- más el hecho de que existía un hospital con algo más de un cuarto de siglo de vida y con 220 camas de las que sólo se usaban una veintena y todas para personal uniformado, es el mismo argumento que ahora.

Como la cabra siempre tira al monte, las cuentas son las que son -léase presupuestos de la Junta- y ya no hay políticos que después de haber inventado lo de los conciertos renegaron de ellos porque se pelearon con Pascual -no por otra cosa-, ya se pueden imaginar quiénes van a pagar la factura que Pascual y Pascual SA pase a la Junta por la concertación de las 300 camas del Hospital de San Rafael, en el mismo centro de la capital de la provincia.

El Hospital de San Carlos que desde 2014 ha ido aumentando servicios -muy lentamente, pero ya muchas veces no hay que ir a Cádiz a mear; o sea, a realizarse una flujometría sin poso- tiene que encajar en la nueva disposición de los servicios que tiene el SAS en la capital.

Haciendo una simple cuenta de la vieja, que aunque se trate de un tema tan complejo como el de la Sanidad Pública es el que no falla, si con el Hospital de San Carlos funcionando como lo está en estos momentos ya no eran necesarias las 300 camas de San Rafael y si lo fueran hay plantas de sobra en San Carlos para paliar la diferencia, ahora que San Rafael se concierta se vuelve a la situación del año 2013. Y a los argumentos que utilizaba la plataforma por San Carlos

¿Es malo tener 300 camas más en San Rafael aunque esté en un agujero de callejuelas de Cádiz a donde tendrán que ir los isleños que esperaban ir a las plantas que se abrirían en San Carlos?

No es malo. Es bueno. Sobre todo para la plantilla de trabajadores de la empresa Pascual y Pascual SA que habrán respirado tranquilos. Lo malo es que volviendo a las cuentas y a que el dinero no crece en los árboles, aunque los políticos no lo crean, San Carlos tienen ahora un magnífico sistema de Urgencias que hacía falta en una ciudad de 95.000 habitantes.

Tiene también un Hospital de Día Médico Polivamente y Hospitalización Polivalente, además de las especialidades -sacado de la web del SAS- que proporcionan soporte para procedimientos diagnósticos... entre otras cosas.

También tiene el valor añadido de que el aumento de los servicios que prestara cada vez iba a dar más vida a la zona de la Glorieta y la parte de la Casería que le corresponde, algo que perdió cuando comenzaron a llevarse marineros e infantes a Rota o a Cartagena. Ahora ese valor añadido volverá a Cádiz, a los aledaños del Gran Teatro Falla independientemente de cuándo se celebre el Carnaval.

Lo mejor que le puede pasar al hospital de La Isla -dadas las circunstancias- es que no merme los servicios. Que lo dejen como está, al menos. Lo de aumentarlo aunque sea poco a poco y ocupar plantas... se lo lleva Pascual y Pascual.

Sociedad Anónima.

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