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Recomendaciones para la provincia

Es 19 de marzo y dudo que nadie quiera lo peor para su provincia o para su tierra, y tampoco es cuestión de hacer tiempo hasta que lleguen otras elecciones

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Hoy me gustaría hacerles algunas recomendaciones. La primera de ellas es infructuosa, ya que salvo que tengan la oportunidad de viajar a Almería o Jaén dudo que puedan comprobar que no trato de tomarles el pelo. Se trata de una obra de teatro, Incendios, del libanés Wajdi Mouawad, adaptada por Mario Gas y protagonizada por Nuria Espert , Laia Marull y Ramón Barea. La acaban de representar en el Villamarta de Jerez y me cuesta recordar otro montaje que me haya causado tales estremecimientos y tan intensos como los que refleja éste. Y no me refiero al hecho de disfrutar una vez más, a sus 82 años, de nuestra gran dama del teatro, que convierte su triple papel en una clase magistral de interpretación, sino al montaje en su conjunto, comenzando, por supuesto, por el brillante texto de Mouawad, publicado en 2003 y de una vigentísima actualidad, ya que la intensidad dramática de su trama aparece envuelta por las grandes cuestiones que nos asaltan hoy día desde los telediarios: el sometimiento de la mujer, el drama de los refugiados, el fundamentalismo islámico, las guerras como ejercicio de dominación y terror... “la infancia es un cuchillo atravesado en la garganta”, reconocen sus protagonistas en la búsqueda de su propia liberación.

Si se la perdieron, hagan por verla, porque en sus líneas hay mayor verdad y mayor convencimiento que en las manifestaciones y discursos concienciadores con que pretendemos solucionar los males de nuestra sociedad.

Mis otras dos recomendaciones tienen que ver con televisión, con Ondaluz TV, por supuesto. De un lado, el espacio A compás que presenta cada lunes Ana Huguet y, del otro, el programa Acento andaluz, que se emite de lunes a jueves presentado por Fernando Pérez Monguió. Aprovecho además para ponerlos en común porque acaban de realizar sendas entrevistas que son complementarias una de la otra y que encajan como una pieza de tetris para derribar una nueva parte del muro que sigue separando a la provincia de Cádiz de sus aspiraciones insatisfechas o nunca hasta ahora consumadas en su totalidad.

Huguet entrevistó a Javier Sánchez Rojas, presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz, que posee una habilidad especial para que se le entienda muy bien sin caer en la prestidigitación con la que suelen adornarse muchos de los economistas de cabecera que tienen plaza fija en algunas de las más reñidas tertulias televisivas. Monguió entrevistó a Irene García, presidenta de la Diputación de Cádiz, a la que quienes no llegaron a conocerla bien en su día dieron por subestimarla en vez de atisbar una seguridad y un convencimiento innatos para llevar adelante su visión política de las cosas -podrás estar en desacuerdo con ella, pero no afearle que haya construido un nuevo relato en torno a la Diputación-.

Decía que ambas entrevistas eran complementarias una de la otra; incluso consecuencia una de la otra, porque en ellas se hablaba un mismo lenguaje económico para con la provincia de Cádiz, y encaminado hacia este 19 de marzo en que habrá que subrayar no ya las consabidas aspiraciones, sino el curso establecido para comenzar a alcanzarlas. Sánchez Rojas, por ejemplo, habla de internacionalizar nuestras empresas, de salir al exterior, de hacer más productivas las empresas si, como parece evidente, es imposible cambiar un modelo productivo en el que siguen prevaleciendo las micropymes. Irene García ha adoptado, o ha consensuado, o ha concluido igualmente que por ahí debe pasar el futuro que debe ayudar a la creación de empleo, que es el objetivo final del plan trazado, pero también habla de desterrar los localismos y de darle un nuevo sentido al gesto de la “mano tendida”, como ha ocurrido con el caso del proyecto del Tricentenario.

Llámenme benévolo si quieren, o cuando menos permítanme la licencia; es 19 de marzo y dudo que nadie quiera lo peor para su provincia o para su tierra, y tampoco es cuestión de hacer tiempo hasta que lleguen otras elecciones.

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