El proyecto de reurbanización del polígono industrial de El Portal, en Jerez, se ha convertido en un “whodunit”, un misterio sin resolver que va camino de terminar en los tribunales en busca de un culpable mientras unos y otros acumulan argumentos de defensa y acusación con los que desembarazarse de una cuestión que, de momento, tiene bien identificadas a sus víctimas: las empresas que esperaban ver rejuvenecer el polígono en el que están instaladas para poder competir en igualdad de condiciones con otros recintos industriales de la provincia.
La historia se remonta a finales de 2014, cuando el Ayuntamiento y Zona Franca sellaron un convenio de colaboración para poner en marcha las obras. La ciudad aportaría el 25% del coste de la adjudicación, elaboraría el proyecto y asumiría la dirección facultativa, mientras que Zona Franca aportaría el otro 75% del presupuesto, correspondiente a fondos europeos, y se encargaría del proceso de adjudicación. Las obras comenzaron en abril de 2015 y debían finalizar en diciembre de ese año, para cumplir con los requisitos de los fondos europeos; sin embargo, cumplido el plazo la obra llevaba ya casi tres meses paralizada por diferencias entre la adjudicataria y la dirección facultativa.
A partir de ahí, no han parado de sucederse los encuentros entre ambas administraciones para intentar dar una solución a la ejecución definitiva del proyecto, pero, de momento, todo ha quedado en buenas intenciones, ya que las que prevalecen ahora mismo van en sentido contrario, o en el de los juzgados: el Ayuntamiento culpa a Zona Franca y Zona Franca al Ayuntamiento, a riesgo de que el proyecto quede definitivamente guardado en un cajón hasta mejor ocasión, que no será a corto plazo, aunque, cuestiones técnicas al margen, el asunto, como diría Javier Sánchez Rojas, “se merece una conversación” entre ambas partes antes de llegar a los tribunales.
Hay más misterios sin resolver, aunque en este caso no se trate de hallar culpables, sino de obtener resupuestas comprensibles y, más aún, convincentes. ¿Por qué Pedro Pacheco o Pilar Sánchez no han obtenido ya la venia para poder disponer de permisos ordinarios -el primero- y laborales -la segunda-, como vienen reclamando desde que cumplen los requisitos para poder conseguirlos?
En el caso de Pacheco sí es preciso hacer una apreciación inicial a los que defienden la gracia en función del delito por el que fue condenado a casi seis años de prisión. En este sentido, el exalcalde no cumple condena por “enchufar a dos personas”. Al menos no es eso lo que dice una sentencia, en la que se dan por probadas la prevaricación, la malversación y la falsificación; y aún así, no sólo la sentencia pareció desproporcionada en su día, sino las trabas que ahora mismo le impiden obtener un permiso ordinario, pese a que, como ha reivindicado con un recurso de queja, cumple con los requisitos legales objetivos y subjetivos para conseguirlo.
Sus conclusiones le llevan a establecer incluso una especie de teoría de la conspiración en su contra; y no le faltan razones -los cambios de diagnóstico de la junta de tratamiento de la prisión en apenas dos meses de diferencia, primero a favor y después en contra, son su principal asidero-, pero, a un lado dichas consideraciones, por mucho que intentemos comprender la denegación del permiso en función de las figuras jurídicas ya esgrimidas por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, siguen sin reportarnos respuestas convincentes.
También es un misterio, por incomprensible, la guerra abierta entre los queseros de la Sierra y los de Villaluenga a una semana de la Feria Artesanal del Queso. Prueben a sopesar los argumentos de unos y de otros y confróntelos con los mensajes institucionales que invitan a huir de los localismos, a la necesidad de construir en común, de poner fin a las rivalidades con el de al lado, de potenciar una misma marca, de hacer provincia como mejor promoción de cara al exterior... basta con tenerlos en cuenta para comprobar que hay misterios que sí tienen solución inmediata, aunque cueste tanto encontrarlas como a los que no tienen explicación.
