“Tenemos dos posibilidades: vetar la propuesta checa en el Consejo Europeo o exigiremos que se apliquen también a Eslovaquia”, afirmó ayer el primer ministro, Robert Fico.
El líder socialdemócrata constató, además, de que la situación creada por el presidente checo, Vaclav Klaus, “no es agradable para Eslovaquia”.
Vaclav Klaus, presidente checo, ha bloqueado el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa hasta que no obtenga garantías que eximan a los checos de la Carta, ante el temor de que el país pueda recibir reclamaciones de los ciudadanos de origen alemán expulsados de Checoslovaquia, tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), por los llamados decretos de Benes.
“En el caso de que la República Checa obtenga para sí una excepción y aumente políticamente su protección contra cualquier puesta en duda de los decretos (de Benes), Eslovaquia no puede permanecer pasiva respecto a dichos decretos y sus opositores”, indicó Fico.
“Si no lo hacemos, preveo una ataque contra los decretos de Benes, que tendrán menos protección política”, añadió el popular político.
El jefe del Ejecutivo de coalición de socialdemócratas y nacionalistas dijo, además, de que “el hecho de que Klaus lo haya hecho ahora, al final del proceso de ratificación, no es relevante”.
Pese a que el Parlamento dio luz verde hace meses al texto comunitario, aún es necesario que Klaus lo ratifique para que el Tratado de Lisboa pueda entrar en vigor.