‘Ancla en tierra’ es el título del primer libro que publica Jesús Ruiz de las Cuevas, un buen hombre que hasta hace unos años trabajaba en la Delegación municipal de Cultura. Sufrió un ictus que le apartó de la actividad laboral e intelectual. Su familia ha sido un pilar básico en su recuperación. Ha tenido que aprender prácticamente a leer y escribir de nuevo, pues su mente se convirtió en un océano en blanco donde apenas cabían recuerdos. Por ello, la publicación de la obra viene en este caso a ser sinónimo de superación. Ese viernes lo podremos comprobar en nuestro teatro Olivares Veas, porque allí estará Jesús a partir de las 20.00 horas con su libro, acompañado de su amigo Pedro Sevilla que le presentará la obra.
¡Qué alegría Jesús! Creo que tu recuperación, dentro del tiempo que lógicamente necesitas, va bien y prueba de ello es el libro que acabas de escribir…
—Gracias, José Antonio, date cuenta que es una recuperación muy, pero que muy lenta, pero aquí estamos y sobre todo, estoy vivo. El ictus cerebral que a mí me ha dado afecta de muchas maneras. En mi caso, al principio no podía hablar casi nada, y lo peor ni escribir. Cuando me pasó esto tenía la novela empezada, y poco a poco, diariamente, empecé a escribir, y me ayudó mucho como un ejercicio de mi mente.
‘Ancla en tierra’. ¿Qué esconde este título? ¿Tiene algo que ver con que eres un hombre de tierra que últimamente vive al lado del mar?
—Se me ocurrió este título, ‘Ancla en tierra’, cuando no podía dormir, una madrugada de insomnio. El título me gustó y lo escribí esa noche para que no se me olvidara. No tiene que ver conmigo, aunque es verdad soy una persona de tierra, y por las circunstancias de la vida vivo al lado del mar. El título de mi novela hace alusión a dos personajes marineros que dejan la mar para instalarse en Sanlúcar.
¿Cómo ha sido su elaboración? En tu caso, supongo, tendrás que haberte afanado y dedicarle mucho tiempo…
—La elaboración ha sido muy compleja, llevaba casi seis años en ello. Date cuenta que es una novela histórica, y además en el siglo XV en Sanlúcar. Cómo eran antes las calles, río, playas, puerto, iglesias, conventos, palacio de Medina Sidonia, castillo de Santiago… Tenía que saber las costumbres de esta época, ropajes, medicinas, cocina… Alimentos, plantas animales antes del descubrimiento de América… En fin, ha sido un bendito sufrimiento.
¿Qué historia nos narras en este libro?
—Creo que es una novela muy estructurada, con personajes ficticios y a la vez reales. Lo mejor para mí es el final. Hay asesinatos, intriga, odios, amores, ternura, humor… ¿Qué más se puede pedir? Lo mejor es leerla y disfrutarla desde la primera página a la última.
Para su presentación cuentas con Pedro Sevilla, un amigo, un colaborador y una persona siempre respetada cada vez que hablamos de literatura y poesía… ¿Por qué Pedro para presentar tu obra?
—Pedro Sevilla es un escritor y poeta excelente, y además me honro con su amistad, es el mejor para presentar mi libro.
Supongo que tu enfermedad te mantiene un poco más retirado de Arcos y de las personas que tanto quieres… ¿Sigues echando de menos Arcos y a los compañeros de la Delegación de Cultura con los que has trabajado tanto tiempo?
—Arcos es mi cuna. Nací, estudié en los Salesianos, me fui a Sevilla para estudiar y volví recién casado hasta que hace cinco años me fui a vivir en Sanlúcar. Todos mis recuerdos están aquí, amigos, familiares, compañeros de trabajo, conocidos… No podría vivir sin esos recuerdos, pero voy con relativa frecuencia. Los compañeros del trabajo en la Delegación de Cultura siempre me han tratado muy bien, la amistad está por encima del trabajo, sigo en contacto con ellos.