La memoria a veces se transforma rápidamente en amnesia. Otras, sin embargo, se esconde tras el simple desconocimiento. Desde ayer Micaela de Castro tiene un pedacito de Cádiz con su nombre, un trocito adherido a lo que formó parte de su vida y su trayectoria. Muchos no sabrán quién fue esta mujer ni lo que significó en la vida política y sindical de la ciudad. Micaela fue cigarrera, sindicalista y la primera y única gaditana que fue candidata a diputada nacional durante la Segunda República en las elecciones de 1933. A los 63 años fue arrestada y recluida en la cárcel gaditana, despareciendo en su traslado al penal de Puerto de Santa María. Una pequeña plazuela junto a la antigua fábrica de tabacos llevará su nombre a partir de ahora para recordarla.
“Hablar de Beni es hablar del cante, del arte y de la forma de ser y sentir una ciudad”A esta nueva nomenclatura se suman otras dos, dedicadas a la Matrona Teresa R. Braza y Beni de Cádiz. La primera de ellas se sitúa frente al ambulatorio Vargas Ponce. La calle Matrona Teresa Rodríguez sustituirá a la calle Cabrera de Navares, y reconoce la profesionalidad de esta profesional, “su forma de trabajar, su maestría, talante personal y su capacidad para enseñar, además del trato con los demás, factores que han propiciado que deje un legado de excelencia entre las matronas gaditanas”, según afirmaron desde el Colegio de Enfermería de Cádiz, impulsores de esta iniciativa.
El alcalde, José María González, ha destacado que con estos dos nuevos nombres “contribuimos a incrementar poco a poco la presencia de las mujeres en el callejero gaditano puesto que actualmente tan solo el 7% tiene nombre de mujer”.
El arte y el compás
La última de las calles inauguradas ha sido la del Beni de Cádiz (antigua González Tablas, en el Mentidero). En palabras del alcalde, “hablar de Beni es hablar del cante, del arte y de la forma de ser y sentir una ciudad. Porque Cádiz se escucha y se siente en cada golpe del Beni, en cada chiste bien contado, en cada historia con remate. Pero, sobre todo, en cada quejío tan suyo, tan bonito, tan bien hecho por alegría”.
Benito Rodríguez Rey, conocido artísticamente como Beni de Cádiz, destacó como cantaor flamenco. Desde su infancia comenzó a destacar y a los once años se ganaba la vida cantando en el tren que iba de Cádiz a Jerez de la Frontera. Como profesional, comenzó como bailaor en los espectáculos de Manolo Caracol y Lola Flores. En 1955, siguió como cantaor en el elenco que acompaña a Lola Flores, para pasar en 1957 al cuadro del tablao madrileño.
Tras estos nuevos reconocimientos, desde la Delegación Municipal de Memoria Democrática seguirán trabajando en los próximos meses para elevar nuevas propuestas de nomenclaturas.