Ivan todavía siente "una punzada de pena" cuando recuerda el ataque terrorista que hace casi un año se cobró 86 vidas en Niza, y señala la acera opuesta del Paseo de los Ingleses donde se detuvo el camión, justo frente al restaurante en el que trabaja.
"Hay que continuar la vida normal, es lo que hacen todas las personas de la ciudad", explica a Efe este camarero mientras limpia las mesas de una terraza prácticamente vacía.
Lo hace de espaldas a las palmeras plantadas recientemente por el Ayuntamiento a lo largo del paseo, todavía apuntaladas con grandes tablas de madera, y de las gruesas cadenas de metal pensadas para evitar que se repita una masacre como la del 14 de julio de 2016.
La ciudad se prepara, un año después, para rendir homenaje a las víctimas durante una ceremonia que el Ayuntamiento quiere solemne y cargada de símbolos, y durante la cual está previsto un encuentro entre el presidente, Emmanuel Macron, y las familias de los fallecidos.
El evento también incluirá varios actos de homenaje por parte de las autoridades locales y nacionales, además de un desfile militar y una serie de conciertos, y culminará con la proyección de 86 haces de luz en el Paseo de los Ingleses.
La misma avenida por la que el tunecino Mohamed Bouhlel irrumpió con un camión frigorífico de 19 toneladas, poco después de que acabaran los tradicionales fuegos artificiales de la Fiesta Nacional gala y atropelló a numerosas personas de entre las 30.000 que se congregaban en el lugar.
El taxista Joseph Latella todavía se pregunta cómo es posible que las fuerzas del orden dejasen pasar al vehículo aquella noche.
"Aquel día tenía que recoger a unos clientes al lado del Paseo, y cuando vi a toda la gente salir corriendo pensé que se trataba de una gran pelea callejera", relata a Efe.
Solo cuando llegó a casa y encendió la televisión comprendió lo que había pasado.
"Mucha gente tiene todavía miedo, el recuerdo del atentado no se ha borrado", explica mientras conduce a lo largo del bulevar, poco frecuentado pese al buen tiempo.
"En este momento tenemos la impresión de que hay menos turistas que antes, pero hay que tener en cuenta que el periodo turístico comienza a mediados de julio, hasta agosto", precisa a Efe Eric, un vecino que ha aprovechado para dar un paseo en bicicleta junto al mar.
"Muchas personas están todavía traumatizadas por lo que ha pasado, hay quien no se atreve a ir a manifestaciones públicas y la gente es más desconfiada que antes", dice.
Para Eric, la conmemoración va a ser una ocasión para reunirse y recordar el atentado, un momento necesario porque "hoy en día olvidamos las cosas rápido, pasamos de un suceso a otro".
Pero, aunque muchas personas han sido afectadas duramente por lo ocurrido, Eric duda de que todos los turistas estén al corriente del trágico evento.
"Hay una parte del mundo que está en guerra y otra que se desentiende del asunto, ésta es una zona turística, hay música y fiesta, y no creo que la gente esté pensando en lo que pasó el 14 de julio", explica.
A varios metros de distancia, dos turistas francesas vuelven al hotel después de haber pasado la tarde en la playa y, mientras dejan atrás cables de acero y las palmeras recién instaladas, tratan de averiguar dónde se paró exactamente el camión aquella noche.