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De la casapuerta al patio, la riqueza oculta o perdida de San Fernando

El desconocimiento de lo que tenían se llevó por delante auténticas joyas, sin contar con el boom de la construcción.

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El académico de San Romualdo Jerónimo Prieto Pontones dejó claro un detalle en la conferencia impartida el pasado martes en el Centro de Congresos. Al ritmo de los últimos 50 años, el rico patrimonio arquitectónico de San Fernando en lo que afecta a sus casapuertas y patios de viviendas, se verá, al menos, muy mermado.

Y es que las modificaciones que se han venido haciendo sobre auténticas joyas de la construcción en La Isla durante la segunda mitad del siglo XVIII, el XIX y primera mitad del siglo XX, dejan mucho que desear al anteponerse los gustos personales -posiblemente por desconocimiento de lo que tenían- a la calidad de las construcciones. Y eso sin hablar del boom de la vivienda de los últimos años, que ha causado estragos.

Prieto Pontones, quien ha estado haciendo fotografías durante años para conocer la realidad pasada y actual de La Isla, se refirió sólo a las casapuertas y patios porque tomando como base las viviendas griegas y romanas, eran en ambos casos dos de los elementos fundamentales de la vida cotidiana. La primera como tarjeta de visita y la segunda como habitáculo de uso general de la familia alrededor del cual se configuraban las habitaciones.

Más de 170 fotografías dejaban patente esa riqueza arquitectónica y ornamental en una ciudad en la que predominan los estilos barroco tardío con denominación de origen, neoclásicos e isabelinos, aunque no entró por el modernismo más que en la ornamentación.

Desde el palacio de la Casa Lazaga a la Casa del Deán, pero principalmente viviendas de particulares y patios con un sello propio de San Fernando, caso del Patio Cambiazo, conforman una colección de imágenes desconocidas para la mayoría -sobre todo los patios- pero que hablan de una ciudad rica en todos los sentidos de la palabra y cuyos picos constructivos y la calidad de sus construcciones iban vinculadas, como todo lo demás, al auge del sector naval.

De hecho,  las fechas que suelen tener las cancelas se pueden cotejar con aquellas otras en las que tuvieron lugar en la ciudad prósperos acontecimientos que afectaron a la población.

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