La muestra, que podrá visitarse hasta el 15 de mayo del 2016, estará compuesta por sesenta instantáneas y varias videocreaciones e instalaciones creadas en exclusiva para la ocasión. Las imágenes, algunas inéditas, brindan la oportunidad de recorrer los primeros días de la carrera de Madonna a inicios de los años 80 y documentan sus cambios de estilo.
Los tres fotógrafos documentaron el comienzo de la carrera musical de una artista que dura más de 30 años, y que continúa actualmente en activo. En 1982, Peter Cunningham, fotógrafo canadiense con estudio en Nueva York, recibió la llamada de su amiga Liz Rosenberg, publicista para la discográfica Warner, para organizar rápidamente un reportaje para una de sus nuevas clientes de la cual era particularmente entusiasta.
El reportaje, cuyas fotos colgarán de las paredes de la sala expositiva de La Térmica, muestra la independencia y la personalidad del personaje.
La sesión no se limitó únicamente al estudio del fotógrafo, sino que se desarrolló por las calles del SoHo neoyorquino, donde Madonna jugó al escondite por los callejones entre las casas, se bajó la cremallera de los pantalones en los escalones de una iglesia e incluso fingió estar crucificada sobre la verja de un jardín.
Por su parte, contratado por Rosenberg en 1981 para fotografiar a un nuevo grupo, a George DuBose se le dice que se centre en la cantante, que también en aquella ocasión cambia de vestuario varias veces, un transformismo que en los años posteriores se convierte en una marca de la casa.
Junto a las imágenes de George DuBose y Peter Cunningham están las fotografías de Deborah Feingold, y completan la exposición dos videocreaciones realizadas en exclusiva por los artistas Chema Alonso y Carlos T. Mori, y una pieza exclusiva de Silvia Prada, cuya estética está muy ligada a la iconografía de los años 80.
