La felicidad es una combinación perfecta de emoción y razón, "no es fácil ni es gratis, pero se puede conseguir", afirma la psicóloga Mila Cahue, quien acaba de publicar su segundo libro, 'El Cerebro Feliz' (Paidós), que propone al lector una fórmula para aprender a dirigir su mente y conseguir el bienestar emocional.
"Las cosas no siempre están bien, no todo es perfecto o fenomenal, a veces es amoral pensar que todo está bien cuando estas ante grandes problemas", advierte. "Al final, en algún momento de la vida nos encontramos con la realidad", señala la psicóloga, que se muestra en contra del "optimismo ingenuo y evasivo".
"Felicidad no es fácil ni es gratis, pero se puede conseguir", lo que hay que intentar, advierte en una entrevista en Europa Press, "es minimizar el sufrimiento innecesario", hay que conseguir que las equivocaciones sean una herramienta para lograr el equilibrio emocional que lleva al cerebro a ser feliz.
En contra de aquellos que evitan fijar la felicidad como el objetivo último de la vida, demuestra que en el equilibrio está la respuesta. "Los absolutos me fastidian bastante, la felicidad puede ser un objetivo, un proceso, una consecuencia, puede ser una decisiones. Que cada uno decida lo que quiere que sea la felicidad para él", añade.
La autora, que lleva más de 10 años hablando de la gestión emocional, pretende invitar al lector a conocer el funcionamiento del cerebro, aprender a gestionar las emociones y lograr el equilibrio emocional, gracias a su experiencia personal y profesional.
"El libro acaba con la idea de que la vida es una experiencia personal, que no tenemos que esperar a que nadie nos diga lo que tenemos que hacer, yo lo que intento es dar herramienta de cómo hay que hacerlo pero luego cada uno debe darle su toque personal", afirma en una entrevista a Europa Press.
La autora, que se define como "práctica y sintética", ha pretendido realizar una explicación del proceso y las herramientas que tiene el cerebro. "Explicamos qué es lo que tenemos en el cerebro y qué herramientas, como la memoria, la atención o la motivación, que son mecanismos que sabemos que están y que, más o menos, sabemos cómo se utilizan. La segunda parte es qué es lo que podemos hacer con esas herramientas", explica.
Asimismo, la psicóloga también ha querido dar una pincelada sobre el poder de conocer y controlar estas herramientas ante las situaciones que generan trastornos como la depresión y que pueden evitarse.
UN CEREBRO LLENO DE VIDA ES UN CEREBRO FELIZ
Cahue afirma que "en algún momento de la vida nos preguntamos qué vida estoy viviendo", y es la respuesta la que va a definir si existe ese equilibro; asimismo, "todos nacemos con habilidades que nos van a permitir la supervivencia"; y destaca que, a su juicio, "el gran reto de la vida es el autononocimiento".
Considera una necesidad aprender a identificar las emociones, "para ir adaptándonos a cada contexto del día", asimismo entiende que el cerebro tiene como objetivo ser feliz. "El objetivo del cerebro es su felicidad, y tenemos que aprender a cuidar el cuerpo fisiológicamente porque un cerebro lleno de vida es un cerebro feliz. En términos de biología el objetivo del cerebro es la supervivencia", recuerda.
"Todos los procesos se producen en el cerebro", advierte, recordado que debe darse una combinación perfecta entre emoción y razón. La parte emocional está relacionada con la ira, la tristeza, el miedo, la alegría y el amor; y la parte racional hace referencia a la atención, la percepción, la memoria y la intuición. "Esta combinación se consigue con una fundamentación sencilla: aprender a pensar bien es como aprender a conducir; si controlas aquello en lo que fijas tu atención, podrás controlar tu visión de la realidad", añade.
La memoria, la atención, la concentración, la imaginación, la intuición, la motivación, etc, todas son capacidades clave en el cerebro. "Somos el batiburrillo de todo estos que cuando actúa bien es el engranaje perfecto", afirma, recordando que lo que hay que aprender es a reconocer las señales del cerebro, ya que "si sistemáticamente no le damos la respuesta adecuada, al final aparece la patología".
Para todo esto, concluye, "es clave aprender a escuchar a nuestro organismo; aprender a no reaccionar en extremo; recuperara la paciencia y la capacidad de observación; ser generosos con nosotros mismos, y tener la capacidad de aprender de nuestros errores".