El español, tercer favorito, supo reaccionar a tiempo y, tras ceder de forma contundente el primer set, se impuso al checo Lukas Rosol, por 1-6, 7-5 y 7-6 (4), en la primera ronda del Abierto de Basilea, un ATP500, sobre pista rápida y dotado con 1.575.295 euros en premios.
Rosol (n.69 ATP) y Nadal (n.7) se las habían tenido dura en la primera confrontación entre ambos, en Wimbledon 2012, con victoria del checo en cinco sets, en un partido con algo más que tenis. Y volvieron a tenerlas en Basilea.
Eso sí, en medio, Nadal se había tomado cumplida revancha, al batir a Rosol en los dos siguientes duelos: Doha (en dos sets) y el propio Wimbledon (en cuatro sets), ambos en 2014.
La cuarta confrontación ha sido, en verdad, extraña. No puedo empezar peor para el español, que estuvo sin encontrar el sitio en la pista ante un Rosol con un eficaz potente servicio, que metido en pista golpeó con dureza a un rival que, además, cometió demasiados errores.
Rosol se hizo con sus cuatro servicios del set: los tres primeros en blanco y cediendo un solo punto a su rival en el cuarto; y fue por doble falta propia. Es decir, de los 17 puntos con su saque, el checo obtuvo 16 por uno solo de Nadal.
Además, salvó el segundo juego, que hizo suyo Nadal con su servicio cediendo un punto, Rosol rompió el saque del español en dos ocasiones: cuarto y sexto juego, el último con doble falta final. Y es que el balear prácticamente jugaba con segundos saques (44 por ciento de primeros), lo que aprovechaba el checo para restar con dureza.
El checo, en cambio, hacía valer su 70 por ciento de primer servicio (100 por cien de efectividad, con 12 de 12 puntos). Además, de hacerse con 26 de los 35 puntos jugados, con únicamente 9 para el español.
Datos que explican claramente los motivos que llevaron a que el checo se hiciera con la primera manga por un contundente 6-1, en tan sólo 24 minutos.
El segundo set ya contó otra historia. Y eso que se inicio con Nadal cediendo su saque. Pero se empezaba a vislumbrar que el manacorense iba de menos a más y que al checo le empezaba a pesar la presión de su ilustre rival.
Bien en verdad que Nadal tuvo que salvar una bola de rotura en el quinto juego y que, en el décimo, Rosol sirvió para hacerse con el partido. Pero al checo no estaba ya cómodo y no supo cerrar la contienda; y, con un favorable 30-0 se le empezó a agarrotar el brazo con el saque.
De ello se aprovechó un Nadal más asentado, más móvil y que empezó a meter golpes de su excelente catálogo tenístico. Rompió el saque de Rosol en la segunda bola de que dispuso para ello, y puso el 5-5 en el marcador.
De ahí, al final del segundo set, Nadal mandó: se hizo fácilmente con su saque (6-5) y volvió a romper el de un Rosol encogido en la tercera ocasión que tuvo para cerrar la manga; además con doble falta del checo. Se había anotado cuatro juegos seguidos el español, que le hicieron pasar del 3-5 al 7-5. Y forzar el decisivo tercer set.
La sensación ya era distinta. Rafa estaba crecido en juego, mientras que Rosol aparecía dubitativo y preocupado. Se certificó pronto. Nadal se hizo en blanco con su saque y rompió, después, el de su rival, para poner un 2-0 en su favor. Y, tras salvar dos bolas de rotura, al 3-0.
Rosol tiró de la guerra psicológica para descentrar a Nadal, protestando al juez principal, el estadounidense de origen iraní Ali Nili, que el español tardaba mucho en incorporarse al resto. Y le resultó.
Del 4-1 para Nadal, que hacía presagiar un rápida victoria, se pasó al 4-4, tras hacerse Rosol con el saque del español en el séptimo juego. Luego se dio paso a un periodo donde cada jugador se hacía con su saque, por lo que la victoria final se iba a decantar en el decimotercer definitivo juego.
Ahí de nuevo, incertidumbre. Rosol se puso con un favorable 4 a 2; pero Nadal reaccionó de nuevo y se llevó los cinco siguientes puntos.
Su premio, tras dos horas y 17 minutos: el pase al segundo turno, con remontada, tras haberlo pasado muy mal. Sacó su casta a tiempo y volvió a evidenciar que nunca se da por derrotado, pese a saber que ya estaba en la Copa Masters pase lo que pase en Basilea.
Ahora espera rival, que saldrá del duelo entre el ucraniano Sergiy Stakhovsky y el búlgaro Grigor Dimitrov.