Saber a ciencia cierta lo que ocurrirá de aquí al final de esta temporada con este Racing Portuense, es cuanto menos trabajo para esotéricos. En el ecuador de ella, muchos frentes abiertos y ninguno definido y cerrado, a la espera en tener un desenlace positivo próximo. El ambiente enrarecido y crispado en el que se ha vuelto de un tiempo a esta parte, ha destapado el tarro de las diferencias y desavenencias, entre unos y otros.
Si hace una semana los que hablaron, los únicos que hasta la fecha lo han hecho, fueron los vicepresidentes dimitidos, esta semana le tocó el turno a los jugadores, que con una representación de los tres capitanes, Bajic, Galiano y Capi, escucharon pacientemente las explicaciones y justificaciones del porqué de los atrasos en los cobros.
A pesar de que esta temporada se ajustó y se rebajó un presupuesto al mínimo, alegando la intención de cumplir religiosamente con los pagos, lejos de la realidad y a tres meses para que acabe la competición, la demora ya es un problema, y serio.
Al margen, de todos los problemas, los contactos para el desembarco definitivo de Manuel Lores va cumpliendo las etapas según el plan preestablecido. Primero, fue la exposición del proyecto y la disponibilidad de la entrada de inversores, que sustentarían económicamente las obras, reformas y construcciones varias a llevar a cabo.
En segundo lugar, con la visita con los técnicos municipales y su exposición, sobre planos, se dio el paso siguiente para conocer los detalles. Ahora con la implicación pública de su próxima llegada, éste empieza a jugar las cartas de cualquier negociador.
Se sabe crucial y es consciente que tiene la llave a una viabilidad y a poder retomar el sueño frustrado de años atrás. Del mismo modo, también, es sabedor, que el que tiene la última palabra y que desactivaría cualquier inconveniente en el camino, es el propio Ayuntamiento. Más allá de normalizar y oficializar un hipotético acuerdo definitivo, la esperanza de unos (club) y otros (vestuario) es encontrar una respuesta lo más inmediata posible para paliar las maltrechas arcas.
Bien es cierto, que las esperanzas y los parabienes lanzados abiertamente, ahora sí, por parte de la cúpula directiva, choca frontalmente con un vestuario que recela, y con razón, de la entrada de dinero a medio o corto plazo.