El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha advertido de que ni los insurgentes ni las fuerzas leales al régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, tienen capacidad para hacerse con la victoria en la guerra abierta en que ha derivado el conflicto político. Además, ha asegurado que aunque Rusia y China presionaran a Al Assad para que abandonara el poder, éste se negaría.
"Escuchen, nadie va a ganar esta guerra. Al Assad no se va ninguna parte, digan lo que digan, aunque lo digan China o Rusia", ha afirmado Lavrov en declaraciones a los medios de comunicación durante su viaje de vuelta a Moscú tras participar en la cumbre UE-Rusia celebrada en Bruselas.
El jefe de la diplomacia rusa ha explicado que varios países vecinos de Siria le ha pedido a Rusia que presione a Al Assad y le ofrezcan acogida, pero siempre han rechazado esta opción. Además, ha advertido, la salida de Al Assad podría provocar un incremento de la violencia.
"Algunas potencias regionales han sugerido que le digamos a Al Assad que estamos dispuestos a acogerle. Hemos respondido '¿Por qué tenemos que hacerlo? Si tenéis estos planes, id directamente y decídselo a él'", ha explicado.
En cuanto al arsenal de armas químicas que posee aunque de manera no reconocida Siria, Lavrov ha afirmado que este material ha sido concentrado en una o dos zonas y que está por el momento "bajo control". En cualquier caso, ha advertido de que el mayor riesgo relacionado con estas armas es que caigan en manos de grupos armados.
"En estos momentos el Gobierno (sirio) está haciendo todo lo que puede para garantizar la seguridad (de las armas químicas), según la información de inteligencia con la que contamos nosotros y que también tiene Occidente", ha argumentado. "Las autoridades sirias han concentrado estas armas, que antes estaban desperdigadas por el país, en uno o dos centros", ha afirmado.
Además, Lavrov ha anunciado que el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Lajdar Brahimi, visitará Rusia antes de que acabe el año.