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Torremolinos

Gracias y glorias del Belén MUnicipal (3)

Torremolinos no es sólo turismo, fiesta, deportes, playa y sol. Es también arte, cultura, crisol de civilizaciones. En estas crónicas, Jesús Antonio San Martín, desarrolla lo más representativo del ayer y el hoy de Torremolinos.

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El Belén Municipal de Torremolinos es único en su género debido principalmente a la profusión de escenas evangélicas que recrea y que se desarrollaron en Nazaret, Belén, Jerusalén, Egipto y un ignoto lugar de las montañas de Judea. Son diez las escenas bíblicas que presenta el monumental nacimiento, aunque una de ellas, la de las bodas de José y María, queda sobreentendida bíblicamente, pues no se especifica en el relato de los evangelistas. Tales escenas, de las cuales se ha considerado la mayoría de ellas en los dos artículos previos a éste, se resumen en las siguientes:

1) El ángel Gabriel anunciando a María que va a ser madre, acontecimiento que, según menciona el evangelista, tuvo lugar en Nazaret.

2) La visita que María realizó a su prima Isabel, hospedándose durante una temporada en su casa de las montañas de Judea.

3) Los esponsales de José y María, que en el belén torremolinense se escenifica dentro de un templo, si bien se estima que el enlace tuvo que haberse celebrado en la aldea de Nazaret, la cual, evidentemente, no tenía templo, aunque ello no quita para considerar como muy meritoria esta concreta versión nupcial en un templo de época, recreación original que ofrece la Asociación de belenistas de Torremolinos.

4) El empadronamiento de José y María a la entrada de su natal Belén, en cumplimiento de la disposición oficial, según la cual cada uno de los súbditos del Imperio debía regresar a su ciudad de origen para empadronarse.

5) José y María pidiendo posada en Belén. El evangelista relata que no pudieron encontrar habitación y, ante la inminencia del alumbramiento, se obligaron a refugiarse en un establo -tal vez una cueva que hacía las veces de establo- donde había pesebres o comederos para animales.

6) El nacimiento del niño Jesús, representado en el belén torremolinense en un modesto cobertizo, con los dos clásicos animales de compañía, aunque los evangelios guardan silencio sobre ellos; no obstante, es previsible que al menos se hallara allí el jumento, pues no se concibe otro animal transportador a cuyos lomos tuvo que viajar la encinta María. El recién nacido fue envuelto por su madre en tiras de pañales y colocado en uno de los pesebres, que hizo las veces de cuna. Postrados ante el niño se ven algunos pastores, en tanto que las figuras en movimiento de los magos o astrólogos llegados de algún país oriental entran con sus camellos en el que genéricamente se denomina portal, a la par que se pierden por un túnel del fondo, del que posteriormente salen e inician de nuevo el simpático ciclo de entrada al portal.

7) El anuncio del nacimiento de Jesús dado por los ángeles a los pastores, representados éstos al calor de una hoguera en plena noche. Si bien los relatos evangélicos no especifican si era de día o de noche cuando nació Jesús, los constructores de esta grandiosa estructura belenística han resuelto el problema escenificando simultáneamente tanto la noche como el día, éste por medio de las correspondientes figuras de gentes efectuando las cotidianas tareas agrícolas, pastoriles y artesanales.

8) La presentación del niño Jesús en el templo de Jerusalén, al octavo día de su nacimiento, en cumplimiento de la Ley mosaica.

9) La degollación de los niños menores de dos años ordenada por el cruel Herodes. Para entonces el niño Jesús tenía unos dos años de edad y no está claro si vivía con sus padres en una casa de Belén o de Nazaret.

10) La huída de José, María y el niño a Egipto. La escena queda excelentemente simbolizada por el frontal de un templo egipcio rodeado de palmeras.

La vívida representación de los acontecimientos de aquel Belén del siglo I se refleja magníficamente en el Belén Municipal de Torremolinos. Observándolo atentamente y leyendo las correspondientes porciones de los evangelios, se graban para siempre en la mente y en el corazón los múltiples detalles y glorias del feliz acontecimiento que con tanta gracia y elocuencia ha sabido poner en escena, para deleite del visitante, la Asociación de belenistas de Torremolinos.

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