Tan dominante es el fútbol en nuestro país, que tendemos a menospreciar e incluso a ridiculizar cualquier deporte que se aleje de lo que hemos considerado como convencional durante mucho tiempo. Otras disciplinas como el baloncesto, la Fórmula 1 o el tenis gozan no sólo de reconocimiento, sino de amplio seguimiento en nuestro país, pese a salvar distancias con el deporte rey. Por su parte, deportes olímpicos como el balonmano, el waterpolo o el atletismo, reciben su momento de gloria en competiciones destacadas. No obstante, otros deportes no tan extendidos como los dardos, suelen tratarse como meras aficiones para una tarde de domingo en el bar. Pero ¿acaso no se trata de eso? ¿Acaso no todos los deportes son aficiones?
Profesionales pluriempleados
Al final está claro que los ingresos de un deporte van muy ligados a su repercusión, pero cobrar o no cobrar no te define como deportista. Tenemos muchos profesionales del dardo en este país y aquí son muchos los que apuestan por ellos. Tendemos a confundir profesión con profesional, términos que etimológicamente van de la mano, pero que en la vida real y sobre todo en deportes pequeños, no son necesariamente equivalentes.
Lo cierto es que muchos jugadores de dardos ejercen su afición de manera profesional y compiten en competiciones nacionales e internacionales, pero muy pocos viven de ello. Se da la paradoja de que para dedicarse profesionalmente a su afición, deben ejercer otras profesiones como fuente principal de ingresos. Se trata de una situación extendida entre los jugadores de deportes minoritarios, aunque afortunadamente, el dardo se está convirtiendo en una manera de ganarse la vida para aquellos que logran destacar en el panorama internacional.
Triunfos en la sombra
Hasta hace relativamente poco, los británicos han sido los que han dominado la escena de los dardos. No en vano, la Organización Británica de los Dardos fue la pionera en dar forma y profesionalizar un juego que existe desde épocas medievales, y que nació – por cierto – entorno a las tabernas que ahora llamamos bares.
Por suerte, la poca atención sobre esta disciplina en España, no ha parado a estos “jugadores de bar” para ir posicionando al dardo español en lo alto de las competiciones internacionales más destacadas de un deporte donde Inglaterra es potencia absoluta. Sin ir más lejos, el deportista canario Cristo Reyes – El Espartano – ha sido el primer español en lograr llegar a la tercera ronda del Campeonato Mundial de la Corporación Nacional de Dardos. Lo logró en 2015 y desde entonces no ha parado de cosechar buenos resultados.
Sin embargo, si alguien ha abierto camino como referente para los jugadores del presente, ése es Carlos José Rodríguez Sequera, también conocido como C-ROD. Un jugador de gran recorrido desde finales de los 90, cuya mayor proeza ha sido el derrotar junto a su compañero Antonio Alcinas a la pareja británica de galácticos formada por James Wade y Phil Taylor en los cuartos de final de la Copa del Mundo de Dardos de 2010.
Grandes logros para unos deportistas poco reconocidos y para un deporte pobremente considerado.