La Audiencia Nacional juzga desde este lunes a once acusados de participar en 2016 en una trama de venta de carne de caballo en mal estado -algunas piezas incluso con restos de melanoma- que llegaron a exportar a países como Bélgica o Italia y que tenían como base de operaciones dos mataderos de la provincia de León.
La Fiscalía solicita condenas de entre cuatro y nueve años y medio de prisión para los acusados, a quienes atribuye delitos como falsedad documental, contra la salud pública o grupo criminal.
Fuentes jurídicas informan a EFE de que algunas de las defensas ya ha mantenido conversaciones con el ministerio fiscal para contemplar la posibilidad de un acuerdo de conformidad con el que algunos acusados reconocerían los hechos a cambio de una reducción en sus peticiones de condena, con el objetivo de evitar la prisión.
A la espera de saber si finalmente se llega a algún acuerdo, por el momento la sección segunda de lo penal ha programado tres sesiones de juicio que comenzarán este lunes.
Las once personas que se sentarán en el banquillo están acusadas de participar entre 2016 y 2017 en la introducción de carne de caballo no apta para consumo humano en el mercado, evitando su trazabilidad y control sanitario.
La base de operaciones, según el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía, se encontraba en dos mataderos de las localidades leonesas de Astorga y Toreno.
La carne procedía de caballos de los que no se disponía documentación o que la que tenían evidenciaba que su carne no era apta para el consumo humano, es decir, que tenían lo que se denomina en el sector "pasaporte rojo". Este certificado se "blanqueaba" con el de otros animales, algunos incluso muertos.
Otros ejemplares directamente se sacrificaban y "entraban en la cadena alimentaria humana" sin ser válidos para ello, según la Fiscalía.
Para lograrlo "era indispensable" el acuerdo entre "los entradores" de ganado en los mataderos, los responsables de los mismos y el veterinario oficial.
La Fiscalía menciona, por ejemplo, lo ocurrido en marzo de 2017, cuando se sacrificaron cuatro equinos en Toreno con "claros signos de melanomas" que luego se vendían a 1,50 euros el kilo, aunque se tuvo que quitar la carne que tenía "signos evidente de melanoma, dejando sólo un 20 %" de aquella donde "no eran visibles los nódulos" de color negro.
Destaca asimismo que en las muestras investigadas se hallaron sustancias que causan efectos nocivos para la salud, como "daños genéticos" o "favorecer probablemente la aparición de distintas formas de cáncer", y en algunos casos llegaron a dar positivo en listeria.
DESDE LOS ENTRADORES DE GANADO HASTA LOS DISTRIBUIDORES
Entre los acusados se encuentran tres "entradores" de ganado en los mataderos, que se enfrentan a las mayores peticiones de pena (entre seis y nueve años y medio), mientras que para quien ejercía como veterinario oficial de Castilla y León en el matadero de Toreno solicita 8 años y medio.
En el caso de Astorga no se ha podido determinar qué veterinario actuó de igual forma.
También están acusados los responsables de controlar la adquisición de ganado en ambos mataderos y los tres supuestos encargados de la distribución, entre ellos Johannes Fasen, que fue condenado en Francia por la mayor estafa alimentaria de Europa, el caso Horsegate, un escándalo internacional que saltó en Reino Unido en 2013 y que destapó la comercialización de carne de caballo haciéndola pasar por ternera.