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Sevilla

“Sin los médicos de familia, los hospitales se habrían saturado"

El servicio de Medicina Interna del Virgen del Rocío, que dirige Manuel Ollero, apuesta por un trabajo integrado de hospitales, Atención Primaria y residencias

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  • Manuel Otero Baturone. -
  • El doctor Ollero Baturone defiende que la medicalización de residencias ha salvado vidas y permitido atender mejor a los pacientes
  • Sobre las críticas a las residencias de ancianos por los altos porcentajes de contagios y muertes: "La actitud justiciera es errónea"

Manuel Ollero Baturone (Sevilla, 1957) dirige, como jefe del servicio de Medicina Interna del Virgen del Rocío, a un equipo de 200 profesionales que, en esta pandemia del Covid-19, han participado en la medicalización de cinco residencias de ancianos del área de influencia del hospital sevillano. Cinco residencias de las cientos de ellas que han estado en el foco de la preocupación de las autoridades sanitarias por registrar porcentajes muy elevado de contagios y muertes por coronavirus.

La primera crítica es a la comunidad científica, que no ha sabido evitar ni prever esto. Después de tanto estudio y avance, hemos vuelto a recomendar el lazareto y la cuarentena

En esas residencias, los médicos de Atención Primaria “llevan años trabajando. Se conocen las historias personales” de los mayores que “viven” en ellas, explica Manuel Ollero, para el que la medicalización de las residencias ha sido “un modelo muy fácil” de implantar y que se ha basado en algo tan simple aparentemente como el trabajo en equipo entre los profesionales de las residencias, los médicos de familia de Atención Primaria y los internista del Virgen del Rocío. Podría parecer que Ollero Baturone usa la expresión trabajo en equipo porque es lo que toca decir en un momento tan extremadamente delicado como éste. Pero nada más lejos de la realidad. El servicio de Medicina Interna del Virgen del Rocío fue pionero en la implantación de un programa de trabajo conjunto con la Atención Primaria en el área de influencia del hospital. Un sistema que entendió entonces y defiende ahora que la sanidad no está circunscrita al ámbito del centro hospitalario, ni puede abordarse como compartimentos estancos. “Hay que profundizar en el hecho de que el hospital es un instrumento más del ámbito sanitario. No se puede perder lo que se ha conseguido con esta pandemia: el trabajo en equipo”, señala Ollero Baturone, que apostilla de cara al día después del estado de alarma: “Hay que dar mayor soporte a las residencias para que esté integrado lo social con lo sanitario. Esto hay que repensarlo”.

Para el jefe de Medicina Interna del Virgen del Rocío, la medicalización de las residencias ha permitido salvar vidas y atender mejor a los pacientes. “La realidad que vivimos todos los días es que cuando a los mayores se les cambia de su entorno, y su entorno de vida para muchos son las residencias, se producen complicaciones médicas que nos obligan a atender patologías que antes no tenían”. Por eso, la medicalización de estos centros “ha dado resultados muy buenos, mejores que en los hospitales”, afirma. De hecho, en las dos últimas semanas “se están duplicando el número de ancianos curados” en los cinco centros en cuya medicalización ha colaborado el Virgen del Rocío. Sobre las críticas a la situación de las residencias, en las que se ha descargado en ocasiones el peso de la responsabilidad de los elevados números de contagios y muertes, Ollero Baturone asegura que “la actitud justiciera es errónea”. De hecho, él se decanta por hacer autocrítica: “La primera crítica es a la comunidad científica, que no ha sabido evitar ni prever esto. Después de tanto estudio y avance, hemos vuelto a recomendar el lazareto y la cuarentena”.

“Si no se llega a trabajar en equipo con Atención Primaria, los hospitales se habrían saturado. Los circuitos de atención que se han articulado en la Atención Primaria, con médicos de familia que tienen una altísima cualificación, han sido fundamentales”. Ésta es para Manuel Ollero la enseñanza que deja la gestión de esta pandemia y que considera clave para el futuro de la sanidad.  

Igualmente, confía en que la sociedad haya tomado conciencia del “peso” que tiene la investigación no sólo en el ámbito hospitalario sino también en el ambulatorio para lograr salvar vidas, siendo consciente también de que “la medicina de algoritmos no resuelve los problemas médicos”.

Si, como repiten machaconamente los expertos en todo tipo de materias, la pandemia nos dejará una manera distinta de vivir, Manuel Otero expresa un temor personal: “Lo que me da más miedo es que se pierda el contacto físico entre el médico y el paciente. Tenemos que tocar a nuestros pacientes. Debemos hacerlo”, enfatiza un médico que estos días también quiere rendir un homenaje a las “heroínas” de estos tiempos del Covid-19.

En un artículo titulado así, Heroínas, y publicado en el blog Escuela de Pacientes, el jefe de Medicina Interna del Virgen del Rocío escribe: “Hay dos cosas que diferencian está Gran Guerra del siglo XXI con las del siglo XX: que la mayoría del ejército que libra la batalla en primera línea son mujeres y que casi todas las víctimas son civiles y, precisamente, los más frágiles, aquellos a los que más obligados estamos de proteger”. “Me han afeado que use un lenguaje belicista, pero es que tiene similitudes. Como en la batalla, la gente tiene sus miedos, pero da un paso al frente. Cuando a las ocho salen a aplaudir en las puertas de los hospitales, en primera línea lo que veo son muchas mujeres nacidas entre los 70 y 80,  una generación con un nivel de cualificación altísimo”, reconoce.

“Con frecuencia, olvidamos el esfuerzo de superación que hay detrás de cada una de estas mujeres que dan un paso al frente. Esta energía es la que ha cambiado nuestra sociedad. No se trata de una implicación emocional, sino del coraje profesional de quienes, tras años de formación y compromiso, quieren hacer efectivo el derecho de nuestros mayores a una sanidad pública de excelencia”, dejó escrito Manuel Ollero en su artículo.

Hay servicios dentro de un hospital que hacen descubrimientos e impulsan avances que mejoran nuestra esperanza de vida y hay también servicios, como el de Medicina Interna, que en esta pandemia han demostrado que la sanidad pública es no sólo trabajo en equipo sino, sobre todo, humanidad en la gestión de algo tan preciado como la vida.

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