El responsable del sindicato CSIF en el Ayuntamiento de Sevilla, Rafael Román, recuerda una fecha: en 2008, se realizaron las últimas “acciones esporádicas de mantenimiento de los hornos crematorios” que hay en el cementerio de San Fernando.
Desde entonces, y han pasado más de diez años, no ha habido revisiones periódicas de las instalaciones. En total, son tres los hornos que hay en el camposanto. Uno de ellos está estropeado y, de los dos que están operativos, uno está “en malas condiciones”, señala Rafael Román, que asegura que las pocas revisiones que se hacen son de gas y por parte “sólo de la compañía suministradora en su acometida”.
Fuentes municipales explican que se solicitó hace semanas una reparación a la empresa responsable del mantenimiento que “hasta ahora, no ha ejecutado la actuación”. En los dos hornos que funcionan, sostienen las mismas fuentes, “no se han detectado problemas de demoras ni suspensiones de la actividad”.
“En cuanto se produzca la reparación de este horno, se iniciará una actuación de mantenimiento y reparación de otro que, aunque funciona, necesita una serie de intervenciones. Esto requiere apagar el horno, por eso, el planteamiento es no iniciar estos trabajos hasta que no se haya recuperado el averiado. De esta forma, siempre habrá, al menos, dos en funcionamiento”, subrayan desde el Consistorio.
La situación en la que se encuentran los hornos crematorios será abordada hoy en la comisión de control y fiscalización al Gobierno municipal a preguntas del grupo municipal de Ciudadanos.
El sindicato CSIF tiene más reclamaciones en torno al cementerio. A la de los hornos crematorios añade “la falta de personal (sobre todo peones), el incumplimiento de los descansos y el reconocimiento de las horas extras, la falta de seguridad para trabajadores y usuarios, la apertura de una cafetería donde las familias de los fallecidos puedan esperar durante la incineración y la inexistencia de cámaras frigoríficas”. Román cita la normativa de Policía Mortuoria en la que se fija la obligación de contar con dos cámaras frigoríficas por cada 50.000 habitantes. “Tenemos el cementerio más grande de Andalucía en condiciones penosas”, se lamenta.