Los nueve de cada diez estudiantes sevillanos que han aprobado la Selectividad este año en junio están estos días cerrando los trámites para solicitar una plaza en la carrera universitaria que les va a tener ocupados, como mínimo, los próximos cuatros años. Los habrá que tendrán en cuenta por encima de todo su vocación; otros que sigan las recomendaciones de su familia, e incluso, amigos. Pero todos aspiran a, una vez terminada su formación, encontrar un empleo con el que poder independizarse.
Quizás entonces pueda serles de utilidad la foto con la que cuenta la Universidad de Sevilla. Desde la aprobación del Plan Bolonia (en el curso 2007/2008), todas las universidades están obligadas a presentar un informe sobre la salida laboral de los estudios que ofertan si quieren obtener la acreditación por parte de la Agencia Andaluza de Evaluación.
Desde entonces, la Universidad de Sevilla ha realizado 23.256 encuestas del total de 77.157 alumnos de grado, máster y doctorado que han salido de sus aulas desde el curso 2007/2008 al 2015/2016, el último de los analizados. Precisamente, el informe de empleabilidad de los egresados de la Universidad de Sevilla se presentó en el Claustro del pasado mayo.
Una de las conclusiones más clarificadoras es que el título universitario es todavía un plus en el mercado laboral. A los 18 meses de haber terminado sus estudios, siete de cada diez egresados de la Hispalense tienen ya un empleo (72,86), casi 30 puntos por encima de la tasa de Andalucía (43,88%) y de España (49,81%).
Posibilidades de trabajo
Esas posibilidades de trabajar aumentan a medida que lo hace la formación académica. Es decir, la tasa de empleo entre los graduados es del 63,66%, del 75,64%, en los másteres y del 91,15% para los doctorados, según se recoge en el informe de empleabilidad, para el que se han hecho 3.029 entrevistas (el trabajo tiene un márgen de error de +-1,48%).
La tasa de empleo ha subido un 4,41% desde el curso 2011/2012 al 2015/2016, lo que coincide con los peores años de la crisis económica. Al tratarse de las primeras experiencias laborales de los egresados, más de la mitad de los contratos son en prácticas, es decir, temporales (un 55,88% frente al 44,44% de indefinidos). Pero estos contratos también son mayoritariamente a tiempo completo.
Las ramas con las tasas de empleo más elevadas son las de Ciencias de la Salud (72,44%), seguidas de Ingeniería y Arquitectura (72,1%). En el extremo opuesto, Artes y Humanidades (45,8%) y Ciencias (59,07%). Ciencias Sociales y Jurídicas tiene una tasa de empleo del 62,93%.
El grado de Humanidades con mayor tasa de empleo es Estudios árabes e islámicos (80%); en Ciencias, Química e Ingeniería y materiales (100%); en Ciencias de Salud, Óptica y Optometría (100%); en Ciencias Sociales y Jurídicas, Derecho y Finanzas y Geografía y Gestión del territorio (100% ambas); y en Ingeniería y Arquitectura, Ingeniería eléctrica e Ingeniería mecánica, Ingeniería informática e Ingeniería del Software e Ingeniería en Química industrial. Hay que tener en cuenta que en esta clasificación no están los grados que requieren de un máster para ser habilitantes, es decir, para poder ejercer.
Sueldos y brecha salarial
En cuanto a los salarios, el 72,72% se sitúa entre menos de 600 (a tiempo parcial) y 1.500 euros. Dentro de esta amplia horquilla, un 31,59% de los egresados perciben entre 1.000 y 1.500 euros.
Las diferencias vienen cuando el análisis se hace por sexos. Ellas cobran una media de 500 euros menos que sus compañeros egresados. En el grupo de menos de 600 euros, ellas son un 24,42%, frente al 12,47% de los hombres; y entre los 600 y 900 euros, un 24,74% son mujeres frente al 19,77% de los varones. Los grados con mejores salarios son los de Ingeniería y Arquitectura frente a los de Artes y Humanidades, que perciben sueldos por debajo de los 600 euros.
Contar con un máster incrementa las posibilidades de tener un trabajo, pero no las de mejorar el sueldo. La tasa de empleo de los egresados con un máster es del 75,64%, pero el 78% de esos egresados se sitúan en el intervalo de menos de 600 euros y un tope máximo de 1.500.
La situación revierte en el caso de que estemos hablando de un doctorado. Ahí sí, el egresado cobra por encima de los 1.500 euros. Entre 1.500 y 2.000, un 26,30%; en la horquilla de 2.000 a 2.500 euros, un 19,63% y por encima de los 2.500 euros, un nada despreciable 23,7%.