Mató al vicario porque lo culpaba de la ruptura con su esposa

Publicado: 24/07/2016
El fiscal considera de José Eugenio ideó un plan para acabar con la vida del vicario de San Isidoro y le pide 20 años de prisión por su asesinato
La Fiscalía de Sevilla considera que José Eugenio Alcarazo, para quien solicita 20 años de cárcel por un delito de asesinato, "ideó un plan" para "acabar con la vida" del vicario parroquial de San Isidoro, Antonio Carlos Martínez Pérez, de 75 años de edad, porque consideraba a éste "la causa principal de sus problemas y ruptura con su esposa".

En su escrito de acusación, consultado por Europa Press, el Ministerio Público pide para el acusado 20 años de prisión por un delito de asesinato con la atenuante de enajenación mental y el pago de una indemnización de 50.000 euros al hermano del fallecido y de 20.000 euros a cada uno de sus sobrinos.

La Fiscalía relata que el acusado contrajo matrimonio el 22 de junio de 2013 con la sobrina del sacerdote, que tiene tres hijos de una pareja anterior, añadiendo que la relación de éstos con el imputado "iba bien" pero "pronto surgieron los problemas" entre ellos "como consecuencia del carácter dominante y controlador" del imputado, los cuales "se acrecentaron desde que empezó la convivencia" en enero de 2013.

"La conflictividad familiar se fue tornando insostenible hasta el punto en el que los hijos" de la sobrina del vicario se marcharon del domicilio familiar y se fueron a vivir con su padre, momento en el que ella "rompió los vínculos con su familia y también con su tío", en referencia a la víctima, que "siempre había apoyado a los hijos de su sobrina en su relación el acusado, defendiendo siempre los intereses de sus sobrinos frente a este".

De este modo, y "por el manifiesto apoyo que manifestaba" a su sobrina y sus hijos, "el odio y la animadversión del acusado" hacia el vicario "era cada vez más fuerte y ostensible", hasta que en mayo de 2015 los hijos de su pareja volvieron al domicilio familiar, lo que provocó que el imputado abandonara el mismo y planteara a su mujer el divorcio "si sus hijos no se marchaban del domicilio", lo que ella no aceptó.

Así, y "ante la negativa de ella a ceder a sus imposiciones", el acusado "ideó un plan para presionarla y que volviera a reanudar la relación con él", de forma que sobre las 14,00 horas del 7 de julio de 2015 ingirió en el domicilio "una cantidad numerosa de pastillas, grabando dicha ingesta y enviando dicha grabación por vía whatsapp a su esposa, quien llamó al 112 alertada por su contenido".

Como consecuencia de esta llamada, los servicios de emergencia se presentaron en la vivienda y trasladaron al acusado al Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, donde fue estabilizado de su "grave" estado y dado de alta el 16 de julio, aunque "previamente a ello se indicó" por los profesionales médicos la necesidad de su traslado a la Unidad de Psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla "para su valoración tras el intento de autolisis".

La Fiscalía dice que, mientras estaba esperando la ambulancia para su traslado, el acusado se escapó del hospital, cogió su vehículo y se dirigió al domicilio de su esposa, "abordándola cuando salía del mismo, tratando de convencerla para que le dejara volver con ella, a lo que se negó de nuevo su esposa".

"A partir de ese momento y tras intentar de nuevo, vía whapssap, que su esposa accediera a sus pretensiones sin conseguirlo", el acusado "comenzó a idear un plan para acabar con la vida" del vicario de San Isidoro, "a quien consideraba la causa principal de sus problemas y ruptura con su esposa", para lo cual se dirigió a un bazar chino ubicado en la calle San Jacinto y compró dos cuchillos de cocina.
HASTA NUEVE CUCHILLADAS

Seguidamente, y según el relato de la Fiscalía, el imputado cogió nuevamente su coche y se dirigió al domicilio del fallecido, aparcando en las proximidades. Así, y siendo conocedor de que oficiaba diariamente misa a las 19,00 horas en el convento de San Leandro, "lo esperó en el interior del coche" hasta que lo vio salir de la iglesia, "momento en el que lo siguió con cautela, provisto de los cuchillos".

Así, y una vez que la víctima abrió el portal del domicilio con sus propias llaves y entró en el mismo, "sabedor el acusado de la imposibilidad de defenderse por aquel", lo abordó por detrás "de repente, poniéndole la mano sobre un hombro y asestándole hasta nueve cuchilladas, causándole heridas inciso punzantes en tórax y región dorsal que afectaron a los órganos torácicos y abdominales (pericardio, corazón, hígado e intestino grueso).

El vicario falleció como consecuencia de un cuadro hipovolémico severo por hemorragia interna masiva causado por las heridas sufridas, dice el Ministerio Público, que agrega que, "tras darle muerte", el acusado salió del portal y se dirigió con su coche de nuevo al domicilio de su esposa, "siendo interceptado" por agentes de la Policía Nacional en el interior del vehículo en la esquina de la calle San Vicente de Paúl con Santa Cecilia, donde se le intervinieron los dos cuchillos adquiridos ese día, "uno de los cuales fue utilizado para ocasionar la muerte" del sacerdote.

El acusado, en el momento de los hechos, presentaba un trastorno de adaptación, con predominio de alteraciones de otras emociones, que no afectaba a su capacidad de conocer, pero sí a su capacidad de querer, que se hallaba limitada en grado moderado.

Fuentes judiciales han informado a Europa Press de que el acusado será enjuiciado por un jurado popular en la Audiencia Provincial de Sevilla a partir del próximo día 30 de septiembre.

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