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Sevilla

La carta a Susana

La estrategia de Zoido al publicitar por todos los medios su misiva a la presidenta era seguir señalando a la Junta como la boicoteadora de proyectos que en algunos casos ni le ha presentado

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  • Equipo de gobierno -

El alcalde inició el año, que no el curso político, convocando una conferencia de prensa en la que compareció flanqueado por Juan Bueno y Francisco Pérez. El anuncio suscitó cierta expectación, sobre todo porque Zoido había dicho con motivo de su segundo aniversario en la Alcaldía que “lo mejor está por llegar” y porque pocos meses después habló de importantes proyectos en ciernes para la ciudad que aún no podía desvelar. Se pensó, pues, en que había llegado el momento decisivo, con las elecciones municipales de 2015 en lontananza, de anunciar a los sevillanos la inminente ejecución de algunos de esos magnos proyectos mantenidos en la reserva hasta ahora por aquello, quizás, de los famosos ‘flecos’, pero la montaña volvió a parir un ratón.

Zoido se presentó ante los medios para divulgar una carta a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en versión corregida y aumentada de la remitida a Griñán cuando apenas había tomado posesión como alcalde (hace de ello dos años y siete meses) con las reivindicaciones del Ayuntamiento de Sevilla a, o más bien contra, la Junta de Andalucía.

Además de sobre la misiva a la presidenta, en ese acto o en declaraciones posteriores a los medios de comunicación, el alcalde aún también presidente del PP andaluz habló de otros temas, y cometió tres errores. Uno de ellos fue cuando en referencia al proyecto de reforma de la ley del aborto declaró que en su partido había libertad de voto y ausencia de consignas, para a continuación reconocer que alguna vez se había dado el caso de una llamada de atención por haber pulsado el botón de voto equivocado en el Parlamento. Si hay libertad de voto no puede haber botón equivocado, porque lo uno implica lo contrario y es la confesión inconsciente de que existen consignas previas.

El segundo error fue evaluar en “cientos de miles” los empleos que se crearían en Sevilla en caso de desbloquear la Junta los supuestos proyectos pendientes. Una exageración típicamente andaluza pero que no cabe en la boca de un político serio que se precie. Esos pretendidos centenares de miles de empleos no se crearon ni con la Expo. Y el tercero, simbolizar en la Ciudad de la Justicia la lista “interminable” de proyectos supuestamente bloqueados por la Junta en Sevilla, para a continuación añadir que enviaría el sábado siguiente (por el 11 de enero) su propuesta de (re)ubicación de la misma. Si el Ayuntamiento no ha propuesto aún ninguna alternativa, ¿cómo puede sostener desde hace dos años y medio que la Junta bloquea la Ciudad de la Justicia? ¿No será más bien al revés? Porque el único proyecto realmente existente al respecto es el de la Junta en Los Gordales y el que lo cuestiona, empecinado en que no se haga allí, es el Ayuntamiento.

Revelación pública
El mayor error de todos por parte de Zoido fue difundir públicamente el contenido de los 16 folios de su carta a la presidenta de la Junta. Tradicionalmente se entiende que una carta no es propiedad del remitente, sino del destinatario, y que además este medio de comunicación epistolar queda en la esfera de lo privado entre quien lo escribe y quien lo recibe.

El alcalde rompió todas las reglas no escritas de cortesía en materia epistolar al divulgar el contenido de la misiva antes siquiera de que llegara a manos de su destinataria, Susana Díaz. La presidenta no es que se tuviera que enterar por la prensa de su contenido, sino, para colmo, por las redes sociales. Y es que Zoido se dedicó a continuación a tuitear en los 140 caracteres extractos del escrito,  en términos como éstos: “@_susanadiaz confío en el compromiso con sevilla del nuevo gobierno andaluz. Te acabo de enviar una carta con el objeto de vernos pronto”; “Los sevillanos me preguntan si sus hijos tendrán una red de metro completa @_susanadiaz tengo que trasladarte esta pregunta”...

Este comportamiento tan frívolo es más propio de un candidato de la oposición en campaña electoral (el papel en el que Zoido se siente más cómodo, siempre yendo a la contra y descargando en otros su responsabilidad) que el del alcalde de la capital de Andalucía desempeñando su rol institucional. Ello le dio pie a Díaz a plantear ante los asistentes a su conferencia posterior que qué opinaría de ella Rajoy si se pusiera a enviarle tuits preguntándole cuándo iba a nombrar al candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Andalucía.

El ejemplo sería extrapolable a cualquier alcalde de gran capital. ¿Quién actuaría con su presidente de comunidad autónomo como lo ha hecho Zoido con la presidenta de la Junta? Nadie se imagina al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, imitando a Zoido en sus relaciones con la Junta, porque fundamentalmente basa su éxito en la discreción. Así consiguió llevarse el museo Pompidou tras varios años de negociación en secreto, mientras que a Zoido le pierde el populismo, salvo que entendamos esta actuación pública como una gran maniobra de distracción perfectamente diseñada.

Estrategia política
Al revelar públicamente la misiva, por más que supiera que su comportamiento acabaría irritando a la presidenta de la Junta, y tuitearla ‘urbi et orbi’, Zoido multiplicó los ecos, en su estrategia de volver a señalar al Gobierno autónomo como el responsable de la situación de Sevilla en vez de el Ayuntamiento por su propia inacción o por la falta de proyectos, para redirigir así hacia San Telmo en vez de a la Plaza Nueva a ese 80% de sevillanos que según el Barómetro de Antares piensa que la ciudad no ha cambiado o ha ido a peor bajo su mandato.

El alcalde se dispersa en exceso en su escrito. Le plantea a la presidenta medio centenar de reivindicaciones (16 folios) de todo tipo, aunque no sean de su competencia o las tenga compartidas con el Gobierno de la nación (al omitirlo en esos casos, por ser de su mismo partido, pierde credibilidad), en vez de concentrarse en pocas y sólo en las que tenga manifiestamente razón, como es el caso de la primera de ellas: qué pasa con las Atarazanas cuando se va a cumplir un año de la marcha de La Caixa tras entregar 10 millones de euros a la Junta para un proyecto alternativo al de Vázquez Consuegra del que sigue sin saberse nada.

Con tanta dispersión y confusión, sin un orden de prioridades, Zoido pierde eficacia y al final el bosque no deja ver los árboles. El alcalde dice entender en su escrito “la situación económica que atravesamos todas las Administraciones”, ante lo cual la Junta podría responderle que como justamente por éso el Gobierno le ha transferido 1.600 millones de euros menos y le obliga a recortar en todo tipo de capítulos, por ello no hay dinero para el Metro, la Ciudad de la Justicia y tantas demandas de la lista de Zoido, pero no por esta realidad el alcalde deja de insistir en sus reivindicaciones habituales, por lo que al final la imagen que proyecta es la de que la Junta bloquea Sevilla.

Contradicciones
El alcalde exige ayuda del Gobierno autónomo para los museos de Bellas Artes y Arqueológico, cuando son de titularidad compartida con el Estado, al que nada reclama. Curiosamente, dice poner todos sus recursos a disposición de Díaz para recuperar el Arqueológico, cuando hubo que retirar el Tesoro del Carambolo porque ni pagaban a medias la factura del vigilante. Zoido también añade que “la restauración de Santa Catalina es una obligación de los responsables gubernamentales”. Se equivoca. Es responsabilidad legal de su propietaria, la Iglesia de Sevilla.

Pero si así piensa, ¿cómo le pide dinero a la Junta si él mismo no ha presupuestado un solo euro para ese templo en las cuentas del Consistorio? Donde sí tiene razón Zoido es en denunciar el abandono por la Junta del conservatorio Cristóbal de Morales. También reclama el pago de ayudas comprometidas ¡hace 10 años!, como 100.000 euros de la Copa del Mundo de golf.

De los 16 folios, seis y medio se centran en la denuncia de recortes, impagos y/o retrasos en las ayudas a programas de política social y empleo o carencias que afirma ha tenido que suplir el Ayuntamiento: dependencia, zonas de transformación social, ayudas a domicilio, alimentación infantil, inmigrantes, drogodependientes… Más que probablemente el alcalde tenga razón en sus reivindicaciones, máxime cuando la Junta no ha librado hasta hace poco una partida para parte de los atrasos en dependencia, pero siempre le cabe argumentar que son consecuencia de los recortes que sufre a su vez del Gobierno y que parte de las reivindicaciones del alcalde ya no tienen sentido conforme a la reforma de la Administración Local.

Urbanismo
El otro gran capítulo de la carta es el urbanístico, en el que Zoido culpa a la Junta del bloqueo de proyectos que ni siquiera ha presentado, como la Ciudad de la Justicia y Altadis, y la desafectación de vías pecuarias en casos como el de Ikea, cuando el propio Consistorio era el competente para iniciar los trámites de deslinde y lo hizo con años de retraso. El alcalde insiste en presentarle a la presidenta de la Junta proyectos urbanísticos pese a los dictámenes negativos previos por no atenerse al PGOU, como la Gavidia y los parkings rotatorios en el Centro y el Prado, con el argumento de que son necesarios ante la falta de Metro, pese a que ello no haya sido óbice para que sus potenciales beneficiarios, los comerciantes, hayan visto lleno el casco antiguo durante la Navidad.

Más que una carta en busca de comprensión y acuerdos, Zoido ha redactado un memorial de supuestos agravios que ha publicitado por todos los medios porque su fin último era seguir señalando a la Junta como la boicoteadora de proyectos que en algunos casos no existen aún (Altadis) y en otros chocan contra las disposiciones del PGOU porque Zoido no ha tenido el valor de modificarlo por completo para mostrar su modelo de ciudad o, a la vista de su trayectoria en este tiempo, su falta de modelo.

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