El ingeniero y experto en agua Agustín Argüelles ha apostado por ajustar la demanda de agua para regadío en la cuenca del Guadalquivir y por avanzar en la desalación en la cuencas del litoral andaluz, la mediterránea, ante la "brutal" sequía que padece Andalucía desde hace cinco años y en la que "parece bastante clara" la repercusión del cambio climático.
En una entrevista con EFE, Argüelles, que es miembro del comité técnico de agua, energía y cambio climático del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y representante en el Observatorio del Agua de la empresa municipal de agua de Sevilla Emasesa, ha explicado que en los catálogos de sequía histórica hay que remontarse a una que hubo entre 1820 y 1930 de once años de duración, con un índice de gravedad tres, y ha precisado que "no se la cree del todo porque en aquellos tiempos no habría quedado nadie para contarlo".
Ha admitido que la actual sequía supera lo "imaginable" no sólo por la duración sino también por las altas temperaturas que hace que la agricultura sufra mucho más, si bien ha apuntado que los modelos más pesimistas de cambio climático no dan reducciones medias tan drásticas de aportaciones de agua, por lo que ha sostenido que "lo que hay ahora mismo es puntual y la media de aportaciones tiene que mejorar".
Aunque esta sequía es más intensa Andalucía también es menos vulnerable que la anterior entre 1992 y 1995, ya que, por ejemplo, en Sevilla había menos embalses construidos y no estaban en funcionamiento las presas de Zufre y Melonares y eso provocó restricciones en el suministro de agua a la población.
Sin embargo, Argüelles no ve en el horizonte inmediato cortes en el suministro de agua, salvo en las zonas más vulnerables que dependen de las aguas subterráneas y en las que ya se produciendo cortes o problemas de abastecimiento en municipios de Huelva, Sierra norte y sur de Sevilla, Cádiz y Málaga, aunque ha augurado que, si no llueve en los próximos meses, esto podría extenderse a los más municipios que no están conectados con grandes embalses y redes extensas.
No obstante, ha explicado que la dotaciones para abastecimiento en Andalucía son bajas en relación con el resto de España, sobre todo en Sevilla donde es de unos 100 litros por habitante y día y también son "ejemplares" las pérdidas en las redes, ya que se "pegó un apretón en la anterior sequía" ajustando mucho el consumo de la población y la red.
Según este experto, que fue profesor de la Universidad de Sevilla, hay un "colchón para mejorar la gestión del uso del agua en el regadío", como en el caso de la zona arrocera mediante la tecnificación, optimización y en general con el uso de aguas regeneradas, ya que, aunque se ha avanzado en la modernización del riego, en la cuenca del Guadalquivir consume aproximadamente el 85 % de los recursos y en último caso "podría apretarse algo más el cinturón" en caso de que se alargue la sequía.
DESALACIÓN DE AGUA
A diferencia de la cuenca del Guadalquivir, donde es muy cara la desalación de agua porque además habría que elevarla por bombeo en zonas altas-, en las cuencas del litoral como la mediterránea andaluza es más fácil avanzar porque al ser costeras es más económico y, además, considera esta alternativa la más viable en las tres cuencas intracomunitarias al haber menos desequilibrio entre el abastecimiento y el regadío que en la que gestiona el Estado a través de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
La gestión de la cuenca del Guadalquivir, en la que Argüelles desempeño cargos de responsabilidad durante treinta años, "siempre ha sido modélica" porque con unos recursos limitados por un problema de sequía estructural es difícil aumentar la regulación y tiene una superficie de riego inmensa, aunque ha indicado que la CHG ya no puede autorizar más hectáreas de regadío.
También ha valorado la gestión del resto de las cuencas que dependen de la Junta -Mediterránea andaluza, Tinto-Odiel-Piedras y Guadalete-Barbarte-, y en las que ha abogado por la desalación de aguas y por la reutilización de aguas residuales en la agricultura y no en el abastecimiento, si bien ha señalado que las cuencas que no están cerca del litoral habría que interconectarlas, como recoge el plan hidrológico de la demarcación de cuencas Mediterráneas con conducciones para distribuir el agua desalaga obtenida en instalaciones de mayor capacidad.
Ha resaltado los avances en desalación en Marbella (Málaga) y en Carboneras (Almería) que permiten pasar de 0,2 hectómetros cúbicos anuales a una capacidad de 120 hm3 anuales, lo que supone un "importante colchón por este vía, ya que el consumo no alcanza esa cifra", ha apuntado este experto.
La ejecución de las obras de infraestructuras hídricas depende de la voluntad política y que lleguen a buen fin está condicionado a una buena coordinación sobre todo en las actuaciones de depuración que están "muy atomizadas y son muchas pero con presupuestos reducidos y a veces con varias administraciones implicadas, lo que complica el cumplimiento de los plazos de las obras", ha expuesto Argüelles.
Además, ha aclarado que los planes hidrológicos recogen de forma muy clara las infraestructura necesarias en cada cuenca y la administración o administraciones competentes para ejecutarlas, por lo que no tendría que ser motivo de disputa política.