Los problemas de la pesquería de cerco con la escasez de cuotas y el cierre del caladero de la chirla han sido los dos condicionantes para que el puerto de Bonanza, en Sanlúcar de Barrameda, haya bajado durante el año 2017 respecto al pasado año, incidiendo en el resultado del ejercicio para la lonja sanluqueña que regenta la Cofradía de Pescadores de la localidad.
Con todo, el puerto de Sanlúcar no pierde posiciones con respecto a otros puertos andaluces, situándose segundo a nivel regional en volumen de capturas, con 4.622.716 kilos de productos pesqueros desembarcados durante los últimos doce meses. El puerto de Isla Cristina, en Huelva, lidera el ranking con 6,6 millones de kilos capturados y una facturación que supera los 25 millones de euros. En cuanto a la facturación, la lonja de Bonanza alcanzó los 15.290.668 millones de euros, un dato ligeramente inferior al registrado el año anterior, con 17,6 millones de euros facturados -por los motivos mencionados- y 4.700 toneladas de volumen de capturas.
Desde la Cofradía de Pescadores de Sanlúcar destacan el incremento del precio del producto, lo que influye en una mejor rentabilidad para los pescadores sanluqueños peses a la disminución del volumen de capturas. “El pescado está valiendo ahora lo que tiene que valer”, apunta uno de los pescadores que acaban de llegar a la lonja de Bonanza después de faenar. En este aumento del precio del pescado tiene mucho que ver la presencia de Mercadona como uno delos principales compradores de la lonja de Sanlúcar, donde existen más de 300 compradores autorizados y la actividad es total en torno a las siete y media de la tarde. “Ellos -por Mercadona- favorecen que los precios se mantengan. Galeras que otros años se hubieran quedado en un euro de venta, ahora no bajan de tres”, señala otro de los pescadores que aplaude esta recuperación del valor de la pesca. La lonja de Bonanza es un hervidero de gente.
Varía la actividad según los días pero la media de venta diaria se sitúa en las dos mil cajas desde hace unos meses. “Hay cantidad de pescado y eso repercute positivamente”, precisa José Carlos Macías, técnico de la Cofradía de Pescadores, quien resalta la incidencia del agotamiento de la cuota del boquerón y el cierre de la chirla durante varios meses de 2017, como los dos principales motivos que han provocado el descenso de la producción pesquera, una situación que volverá a repetirse en los próximos días con el inminente cierre de la pesquería de la chirla.
Entre las especies que mayores ingresos suponen para la lonja de Bonanza se encuentra el Langostino de Sanlúcar, con casi dos millones de euros facturados exclusivamente por las ventas de este crustáceo, cuyo valor medio fue de 22,64 euros durante el año pasado. En volumen total, le sigue la chirla, con un precio medio de 3 euros y 1,5 millones facturados, las galeras, con 1,3 millones y el boquerón y las puntillitas, con 1,2 millones, aunque la rentabilidad de estas últimas es de las más destacadas, con un precio medio de venta de 16,63 euros.
Más de 100 barcos forman la flota del puerto de Bonanza, la mayoría de ellos (45), arrastreros. El resto lo forman 15 barcos de cerco, 30 de artes menores (trasmallo) y 16 dragas, más unos cinco rastros. En total, unos 21 barcos dedicados al sector de la chirla. No es extraño ver a barcos de Huelva llegar al puerto de Bonanza, que acuden por la productividad del caladero y que se unen a la venta de Sanlúcar al obtener mayor rentabilidad. Un hecho que repercute también en los empleos indirectos que la actividad pesquera genera en el municipio.
En busca de la calidad
La Cofradía de Pescadores comienza el año 2018 implicado en varios proyectos. Uno de ellos, es un plan de gestión integral sobre la pesquería de cerco, que le permitirá hacer un análisis exhaustivo del sector, la incidencia de los acuerdos de pesca , la comercialización y el mercado, con el objetivo de sentar las bases de un futuro plan de gestión que garantice la rentabilidad de la actividad. Para ejecutar este proyecto, la entidad ha recibido una subvención de más de 40.000 euros de la Fundación Biodiversidad, quien valoró el proyecto como uno de los mejores presentados. También está inmersa en la certificación de la calidad, para lo que están tramitando el ISO 9001, un distintivo que pretende acompañe a la marca Langostino de Sanlúcar, el producto más emblemático del muelle de Bonanza. El puerto de Sanlúcar trabaja además en la elaboración de un plan de descartes “un problema serio que se nos viene encima y que tenemos que analizar cómo vamos a gestionar”, apunta Macías.