Esta historia trata de dos hermanitas, Iris de siete años y Alba de cuatro años, y de su amigo Izan de seis años. Un día Iris, Izan y Alba fueron a ver unas cosas del Pueblo Ibero que está en el Puente Tablas. Allí vivía su abuela Annie pero ellas nunca, nunca habían subido allí. Cuando llegaron, una mujer les explicó que no se podían hacer cosas con este coronavirus pero que podían ir juntos con las mascarillas puestas. Luego empezaron a ver cosas antiguas que se hacían hace mucho tiempo. Vieron cómo plantaban y cómo luchaban con sus espadas y escudos. También vieron una habitación donde vivían los íberos. Tenían una cama y se tapaban con las pieles de los animales. Después se encontraron una puerta que los llevaba fuera. Entonces, se encontraron una montaña muy alta y estuvieron escalándola. Arriba de la montaña vieron unos carteles donde les decían cómo vivían los íberos. Luego se encontraron un castillo de piedra donde antes vivía un príncipe de los íberos. De repente, los niños salieron corriendo e Iris se dio cuenta de que se habían perdido. Entonces Iris se lo dijo a Alba y a Izan y se sintieron tristes porque no veían a sus papás. Alba, que tenía muy buen ojo, se dio cuenta de que había visto una casa de piedra. Entraron a la casa y al rato, se asomaron a la ventana, pero no veían a sus padres. Era la hora de comer e Iris, Izan y Alba tenían mucha hambre. Menos mal que Alba en su bolso tenía chuches y chocolates y se los comieron todos. Después de comer, Iris e Izan salieron fuera de la casa. A su alrededor se encontraron miles de piedras brillantes que parecía que tenían magia. Iris cogió dos piedras azules e Izan cogió una roja. Entraron a la casa y le dieron una piedra azul a Alba. Y con esas piedras mágicas,que les guiaban con luz, encontraron el camino y a sus papas. Cuando vieron a sus papás se pusieron muy contentos y sus papás y mamás les empezaron a dar muchos besos y abrazos. Estuvieron viendo cómo se podía salir del pueblo íbero y se encontraron una tierra donde había vasijas dentro y excavaron para sacarlas. Cuando estaban excavando se encontraron con un papel rojo, blanco y negro pero lo que pasó fue que era una mariposa que tenía las alas dobladas. Entonces dijeron “Piedrecita, danos magia para que se cure la mariposa” y “¡¡¡¡¡Piummmm!!!!!!!!” hubo un destello de luz y la mariposita salió volando tan feliz. Entonces Iris, Izan y Alba se guardaron en sus bolsillos sus piedras mágicas para no olvidar nunca esa aventura en el Pueblo Ibero y colorín, colorado esta historia se ha acabado.
Jaén
Las piedras mágicas de Puente Tablas
Esta historia trata de dos hermanitas, Iris de siete años y Alba de cuatro años, y de su amigo Izan de seis años...
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