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Sábado 20/04/2024  

Sindéresis

La cueva

El PSOE tiene a algunos de sus dinosaurios cobrando un sueldo por pertenecer a consejos de administración de grandes empresas energéticas.

Publicado: 11/01/2021 ·
20:57
· Actualizado: 11/01/2021 · 20:57
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Imaginad que nuestros servicios de protección exterior, nuestros ejércitos, fuesen privados, un mapa de distintos logos empresariales que pudiesen reunirse cada cierto tiempo y subir el precio de la factura de Defensa había subido. Imaginad que fuese así con la policía, con los bomberos. Esto no va a suceder porque las élites económicas necesitan asegurarse de que esos servicios obedezcan al legislativo, siempre que el legislativo, y sobre todo el ejecutivo, estén en sus manos. Necesitan asegurarse de estar protegidos frente a secuestros o extorsiones, necesitan saber que los militares defenderán la integridad de gaseoductos y oleoductos, necesitan saber que el incendio que se extiende desde los suburbios hacia los barrios de clase alta será detenido.

Pero imaginad que fuese así, porque es lo que sucede con la electricidad y, en muchos sitios, con el agua. A las élites no es que les preocupe esto, es que controlan a las empresas que nos suministran electricidad, ya que controlan también al legislativo, que privatizó el servicio hace años. La gente, por tanto, ha perdido el derecho a tener un ejército público que la proteja contra el frío y la oscuridad. La gente pobre ha sido arrojada a la cueva primitiva en la que enciendes un fuego para calentarte y cocinar, a riesgo, por supuesto, de intoxicarte o arder, con la diferencia de que las cuevas no arden; las chabolas, sí. Las casas de renta antigua arden con especial facilidad.

Yo creo que una sociedad ha fracasado cuando en su interior se permite que existan distintos niveles de civilización. No hablamos de caprichos ni marcas. Si la medicina ha avanzado lo bastante para operarte un cáncer, todo el mundo debe tener derecho a ese avance; no olvidemos que cualquier avance médico es una extensión de un esfuerzo civilizado que abarca milenios. Si la ingeniería ha avanzado bastante para llevar electricidad a todas las casas, todas las casas deben tener electricidad. No hablamos de viajar a la luna. No hablamos siquiera de poseer un coche.

Si un país permite que un recurso esencial esté controlado en exclusiva por el sector privado, divide a su gente, a sus niños entre ellos, en dos categorías; los que pertenecen a otro siglo y tienen la esperanza de vida de otro siglo, y los que pertenecen a la Edad Contemporánea y tiene un nivel de vida propio de la Edad Contemporánea.

Lo mágico del momento es que parece haber puesto a todos de acuerdo. La oposición se escandaliza por la subida del precio de la electricidad en pleno invierno. En su mano tuvieron conservar una gran empresa energética nacional para garantizar unos mínimos a la población, pero privatizaron para asegurar una jubilación dorada a algunos de sus ministros. Las dos terceras partes del actual gobierno, el PSOE, también pudo cambiar esto, pero es que el PSOE tiene a algunos de sus dinosaurios cobrando un sueldo por pertenecer a consejos de administración de grandes empresas energéticas. Nos han vendido, vaya; han vendido a todos los que mueran de frío este invierno.

Sin embargo, en lo que se han puesto de acuerdo los privatizadores, los vendedores de salud y bienestar, los traidores a su pueblo, es en echar la culpa esta situación a la parte del gobierno que desea y empuja cada día para que los intereses de la gente sean los intereses de la nación, y que la electricidad llegue a todos, que Los Santos Inocentes sea tan solo una película, y que salir de la cueva no sea un lujo. Con la ayuda de los medios, les saldrá bien la jugada, y la nuestra no será solo una cueva de frío y peligro, sino también de ignoración y desesperación.

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