Ni qué decir que los tres maestros salieron por la Puerta Grande, porque nos hicieron pasar un fenomenal rato y hasta se nos hizo corto, a los más de 150 aficionados que nos dimos cita en el salón noble del Convento de Santo Domingo en la noche del pasado jueves día 27 día de agosto.
Los tres toreros-ganaderos estuvieron sembrados, las anécdotas y vivencias se sucedieron, sobre todo entre Espartaco y el colombiano César Rincón, ya que entre ambos les une una gran amistad que viene dada de los años que Espartaco estuvo toreando en Colombia, ya que no tenía edad para torear en España. Entre ambos nació una gran amistad que hoy todavía perdura.
Se habló, de todo. Nada quedó en el cajón. Se puso énfasis en el miedo que pasan los toreros, sobre todo, para ellos su peor momento es cuando se están vistiendo en el cuarto del hotel. Se habló de honorarios, de apoderados, de lo mal que lo pasan ahora cuando un toro de sus hierros coge a un compañero. La verdad es que pasamos todos un rato agradabilísimo y que se agradece, y máxime con tan grandes toreros y personas.