El debate entre los aspirantes a la vicepresidencia de EEUU, más bronco de lo esperado y lleno de interrupciones, mostró al demócrata Tim Kaine continuamente al ataque, como suele hacer Donald Trump, y a su rival republicano, Mike Pence, más calmado, pero con apuros para defender a su jefe.
El primer y único debate televisado entre los compañeros de Trump, candidato republicano a la Casa Blanca, y Hillary Clinton, su rival demócrata, se celebró en la Universidad Longwood de Farmville, en la Virginia más rural.
El senador Kaine empezó fuerte, por momentos acelerado, con declaraciones potentes como que le "aterra" la perspectiva de pensar en Trump como el próximo comandante en jefe de EEUU que, no obstante, se vieron opacadas por las constantes interrupciones a su rival.
En el caso de Pence, gobernador de Indiana, estuvo mucho más calmado y se le vio cómodo con la estrategia de tildar de mentiras o simplemente no responder a los recordatorios de Kaine sobre comentarios xenófobos o discriminatorios hechos por Trump.
"No se puede ganar un debate si vas a mentir y no defender a tu compañero de fórmula", subrayó a los periodistas al término del debate una de las portavoces de la campaña demócrata, Karen Finney.
Finney se declaró "muy satisfecha" de que Trump fuera "el centro del debate", porque ese era el objetivo.
Mientras, uno de los principales asesores de Pence, Nick Ayers, explicó que el gobernador llegó al debate "preparado para hablar acerca de políticas" y se encontró con un rival que insistió en centrar el cara a cara en "ataques personales".
Ayers destacó ante los periodistas las numerosas menciones en las redes sociales que hubo durante el debate a los "repetidos esfuerzos" de Kaine por "interrumpir" tanto a Pence como a la moderadora, la periodista filipino-estadounidense Elaine Quijano.
El consenso entre analistas y medios fue que la estrategia que mejor resultado dio fue la de Pence.
El cronista político Chris Cillizza, del diario The Washington Post, comentó que, "muy desde el principio, Pence fue el más cómodo de los dos hombres sobre el escenario del debate" y Kaine adoptó el papel de "atacante", pero "no funcionó".
Para Tim Naftali, historiador presidencial, Pence "ganó el debate pretendiendo que su compañero de fórmula era Ronald Reagan" en lugar de Trump y fue "una noche frustrante" para Kaine, aseguró a CNN.
Hasta el portal WikiLeaks se pronunció en su cuenta de Twitter y otorgó la victoria a Pence por sus "calmadas respuestas" frente a un Kaine ceñido al guión.
Según una encuesta de la cadena CNN entre 472 votantes que vieron el debate, el 48 % cree que venció Pence, mientras el 42 % da como ganador a Kaine.
Es cierto que los estudiados ataques de Kaine tuvieron un cierto impacto sobre su rival, que se quedó mudo, por ejemplo, cuando el senador enumeró algunos insultos de Trump contra mujeres, inmigrantes o veteranos, y no pudo cuestionar la posibilidad de que el magnate haya evadido legalmente pagar impuestos durante 18 años.
Pence, por su parte, fue bastante efectivo en la defensa de la labor de las fuerzas del orden y en los temas de política exterior, llegando incluso a calificar al presidente ruso, Vladímir Putin, de "líder pequeño y abusador", en un intento por distanciarse de Trump.
Hubo en este debate muchos más detalles de política exterior que en el primer cara a cara entre Trump y Clinton, y Pence afirmó que, si Rusia continúa involucrándose en el conflicto en Siria, EEUU debería usar la "fuerza militar" contra el régimen de Bachar Al Asad.
La moderadora también fue blanco de críticas, sobre todo por no cortar las interrupciones mutuas entre los candidatos y no repreguntar en casos en que era necesario, especialmente ante evasivas de Pence.