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Los andalucistas celebran el 28-F apostando por un nuevo proyecto

El hostelero Manuel Picardo fue el encargado de leer el manifiesto durante el acto que se desarrolló en la plaza del Rey.

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La andalucistas han celebrado una nueva jornada del 28 de Febrero, Día de Andalucía, con una programación que ha dado comienzo a las once de la mañana con diversos talleres infantiles. Los niños isleños han participar en diferentes actividades vinculadas al Día de Andalucía, como trabajos manuales, globloflexia o pintacaras. Durante las actividades también se repartieron entre los asistentes pulseras con los colores de la Bandera Andaluza.

Concluyó con la lectura de un manifiesto sobre la necesidad de que Andalucía cuente con un nuevo partido que defienda los intereses de su tierra y de sus habitantes. Dicha lectura corrió a cargo de Manuel Picardo Fontao, Gerente de la Venta de Vargas y Secretario de la Asociación Isleña de Hostelería y Turismo (Asihtur). Durante la jornada los miembros de Juventudes Andalucistas también recogieron firmas para apoyar esta iniciativa, que ya han apoyado numerosas personalidades andaluzas de distinta índole. Entre los firmantes se encuentran el guitarrista Manolo Sanlúcar; el ex Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo; el antropólogo Javier Aroca; Javier Delmás Infante, nieto de Blas Infante y miembro de la Fundación Blas Infante; y Joaquín Aurioles, Profesor Titular de Economía de la Universidad de Málaga.

En el manifiesto leído por Manuel Picardo Fontao rezaba lo siguiente: 


"Andalucía es la nacionalidad histórica más poblada de España, con unas señas de identidad bien definidas, que atesora un esplendoroso pasado cultural e histórico, y que hoy, sin embargo, es la gran ausente en los foros institucionales donde se está decidiendo no solo la nueva reordenación territorial del Estado, sino el destino y el futuro de nuestra tierra. Nuestra débil conciencia como pueblo, junto a una clase política apenas reivindicativa, ha contribuido a alejarnos de los centros de poder político y económico.

Atrás quedó el espíritu reivindicativo del 4 de Diciembre de 1977 y 28 de Febrero de 1980, que ahora conmemoramos, cuando la movilización activa del pueblo andaluz consiguió romper con el guión que la Constitución del 78 nos asignaba, el de una autonomía de segunda.

Hoy, nuestra orfandad política es más que evidente. Nuestros representantes, sometidos a intereses y estrategias ajenas a nuestra tierra, han hecho fracasar el objetivo de convertir el autogobierno en la herramienta para hacernos libres, en la herramienta para romper la dependencia secular de Andalucía en lo político, económico y cultural. No pueden defender los intereses específicos de los andaluces, porque no quieren, pero, sobre todo, porque no creen en Andalucía, por si. No tenemos una voz inequívocamente propia, ni en Madrid ni en Europa, que deba obediencia exclusiva al pueblo andaluz y sus intereses.

Desde esta realidad, queremos trasladar una reflexión a todos aquellos que no se resignan a que Andalucía juegue un papel marginal, que perpetúe nuestra situación subordinada a nivel político, económico y social.

Andalucía necesita un revulsivo, un movimiento social que rompa con lo establecido. Necesitamos un poder político propio, un proyecto nacionalista ilusionante, movilizador de las energías y los recursos de nuestra tierra, capaz de superar ese modelo económico subsidiado y dependiente, sustituyéndolo por otro firmemente comprometido con la defensa de los sectores populares andaluces, dinamizador de la economía, fomentador del emprendimiento, redistribuidor de la riqueza, defensor de los servicios públicos y generador de empleo y oportunidades, desde el máximo respeto a nuestro rico patrimonio medioambiental.

Tenemos que transformar la economía del subsidio, por la economía del empleo estable y digno, impulsando el emprendimiento y la creación de empresas. Tenemos que dejar de conformarnos y pasar a ganar nuestro futuro.

Andalucía necesita recuperar el protagonismo que le corresponde, en el contexto de un Estado federal, mediante el que se de respuesta a nuestras necesidades específicas, que contribuya a superar los desequilibrios territoriales, y con una Jefatura de Estado elegida, no hereditaria, que rinda cuentas ante los ciudadanos.

Debemos avanzar hacia un nuevo modelo territorial más acorde con la realidad de nuestra tierra, suprimiendo instituciones obsoletas como las diputaciones o las subdelegaciones del Gobierno y descentralizando sus recursos humanos y presupuestarios en las comarcas andaluzas, evitando duplicidades innecesarias.

Para ello hay que cambiar la ley electoral, con listas abiertas y desbloqueadas, primarias con carácter obligatorio, elección directa de alcaldes y circunscripciones comarcales para las elecciones andaluzas y única de la propia comunidad para las generales, de forma que haya una verdadera identificación de los ciudadanos con sus representantes electos, al tiempo que se garantice la presencia de las minorías.

Necesitamos potenciar nuestras auténticas señas de identidad, nuestra cultura, que no pueden verse permanentemente encorsetadas por estereotipos denigrantes. Al tiempo que hemos de luchar para que cada andaluz pueda tener una vida digna, en la que sus hijos no se vean abocados a emigrar, porque aquí encuentran el proyecto de vida al que aspiran.

Es imprescindible liberar a la sociedad civil andaluza del control sectario a que la someten los poderes públicos, demasiado salpicados de casos de corrupción. Una nueva sociedad que asuma el protagonismo que le corresponde en la conformación de una opinión pública libre e independiente.

Ha llegado el momento de decir ¡basta ya!, y con este Manifiesto queremos contribuir a una necesaria reflexión seria y serena, firmemente convencidos de que nuestra tierra necesita un proyecto político propio, abierto a todos, participativo, con la firme voluntad de ganarse la confianza de una amplia mayoría de andaluces, capaz de convertirse en un instrumento eficaz para el avance económico, social y cultural de nuestra tierra.

En definitiva, un movimiento político que surja de la propia sociedad civil andaluza, sin más ataduras ni compromisos que la firme defensa de nuestros conciudadanos, donde confluyamos todos aquellos que creemos firmemente en un futuro mejor para Andalucía".

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