Ante un mapa político abierto como el que auguran las encuestas y en el que parece que el color morado de Podemos irrumpirá con fuerza en el Parlamento de Andalucía tras el 22 de marzo, entrevistamos a su candidata a la Presidencia de la Junta, la gaditana Teresa Rodríguez.
Su propio perfil de Twitter dice que es anticapitalista, activista, feminista y además se la conoce por ser crítica con Pablo Iglesias. ¿Quién es Teresa Rodríguez?
–Una mujer de pueblo y vinculada a mi entorno social. No he podido evitar implicarme en lo que considero injusto.
¿Y a dónde va?
–Tengo un compromiso serio para tratar de gestionar la ilusión de la gente, cambiar una realidad dolorosa y que en ética política deja mucho que desear. Hay que tratar de cambiarlo con propuestas políticas.
La han tachado de demasiado radical e incluso de ser protagonista del asalto al Rectorado de la Universidad de Sevilla
–Algo tendrían que buscar para desprestigiarme pero cuentas en Suiza no van a encontrar. No he roto ninguna puerta. Sí estaba en contra de la privatización de la Universidad y pedía más democracia pero también he sido Premio Extraordinario de Fin de Carrera.
¿Planteará alguna demanda?
–Nadie ha hecho una acusación formal y diez años después los protagonistas quedaron absueltos.
Es carnavalera y siente afinidad por la Semana Santa
–Fue una falsa polémica. No tengo trayectoria cofrade pero es algo que trasciende a lo religioso. No sólo respetamos la Semana Santa sino que buscamos fórmulas para fomentarla y regularla.
¿Por qué se fue a Londres el Día de Andalucía?
–Porque se repite el episodio de las maletas y los billetes sólo de ida, y parte de nuestra generación mejor formada, no sólo por el esfuerzo de sus padres sino de los contribuyentes, se tiene que ir fuera. Es injusto. Debería revertir en la sociedad. No olvidamos a la gente que se fue y que se sigue yendo.
¿La considera una generación perdida?
–No debe serla. Una Andalucía que sea capaz de garantizar su futuro pasa por recuperar a los que están fuera. Son consignas viejas, que están en el Estatuto. Hay que hacer una Andalucía a la que merezca la pena volver.
Sus ejes de gobierno se basan en la transparencia, la participación y el empleo.
–La transparencia es la principal vacuna contra la corrupción. Generar instituciones transparentes, abrir los cajones, no sólo a la Cámara de Cuentas sino a los ciudadanos. Ver incluso los movimientos de las cuentas de cada Consejería para evitar la comodidad con la que se han estado gestionando, por ejemplo, los fondos de formación. Algo se ha hecho mal. No es sólo una manzana podrida. Hay que cambiar el cesto y hacerlo transparente.
¿No cree que la justicia haya actuado bien?
–Lo que decimos es que determinadas peticiones de esperar en campaña son una mala solución. La justicia debe funcionar, llueva o truene.
Reciben críticas por los casos de Errejón y Monedero, por la elaboración de listas...
–Siempre podemos mejorar pero nadie ha demostrado que nos financiemos con medios ilegales, y la campaña la tejemos con los ciudadanos, no con los bancos. Hemos publicado la declaración de bienes de todos y eso no lo ha hecho nadie. El ataque se debe a nuestra transparencia y a las ganas que nos tienen.
¿Plantearán también una reducción de los sueldos como en el Europarlamento?
–Tenemos que aplicarnos el cuento. La política no es una profesión, es uno de los caldos de cultivo para patrimonializar lo público. Planteamos limitar los mandatos y que sean revocables, porque uno pierde la tensión y no le duelen las cosas. Debe tener el máximo compromiso y no enriquecernos. Está bien que paguen desplazamientos pero hay que coger el autobús para estar en contacto con la gente.
¿Renunciaría al coche oficial?
–Sí, pero hay que ser razonables, porque hay que llegar a tiempo a los actos. Hay que racionalizar el uso de los recursos públicos.
¿Cuáles son sus medidas para acabar con el paro?
–Decir que se va a acabar a corto plazo es una falsedad. En Andalucía es estructural. Tiene que ver con que ha sido una comunidad perdedora. Hay que repensar las demandas del Estatuto y buscar un desarrollo endógeno propio. No financiar a grandes empresas que se deslocalizan o dar subsidios para tapar boquetes con parches.
El presidente de la Diputación de Sevilla ha criticado que intenten eliminar el antiguo PER
–Se parece mucho a la polémica de la Semana Santa... Lo que decimos es que tiene que ser más transparentes porque se le da siempre a los mismos. Que haya bolsas de empleo públicas y transparentes. Y los ayuntamientos socialistas no son los que más destacan por hacerlas públicas...
¿Qué plantean para sanidad o educación?
–La educación y la sanidad son dos de los grandes logros de Andalucía pero están en riesgo por los recortes que han pactado PSOE y PP. Aprobaron una reforma de la Constitución para que el pago de la deuda esté primero. La receta básica es una financiación bien gestionada, priorizando y sin electoralismo. El PSOE presume mucho pero el gasto por paciente y alumno es de los más bajos de España.
Y los excluidos...
–Tenemos mucha prisa por que no haya más desahucios ni cortes de luz y agua. Planteamos una ventanilla única para priorizar recursos ante procesos de emergencia social.
Las encuestas le dan un auge importante
–Son muy desiguales. Lo que dicen es que es un panorama convulso y que ante la brecha del bipartidismo salen muchas propuestas diferentes. Somos muy cautos y estamos más preocupados de proponer alternativas, porque a uno le puede tocar gestionar la vida de los andaluces.
¿La gestionarían a cualquier precio?
–Depende de la gente. Nos presentamos para gobernar. Estamos preparándonos, con técnicos, para ese momento.
¿A quiénes son más cercanos ante un posible pacto o apoyo de Gobierno?
–Dependerá del referéndum, que decidirá las alianzas, las propuestas concretas y si hay un aliado temporal. Si no lo hay, nos tendrán enfrente.
¿Pero son de derechas o de izquierdas?
–Esa es una consigna muy tramposa cuando en 30 años han demostrado cómo se ponen de acuerdo y que en lo económico, han hecho lo mismo. Yo soy de izquierdas pero ese no es el centro del debate. Es o democracia o dictadura de la precariedad. Quienes de verdad gobiernan no son los elegidos.
¿Qué parcela cederían o gestionarían a cambio de entrar en un gobierno?
–A cambio de propuestas programáticas pero no a cambio de puestos en un Consejo de Gobierno. Pero, insisto, serán los ciudadanos los que decidan.
¿Se arrepiente de haber entrado en la primera línea de la política?
–No, porque llevo haciendo política toda mi vida. Es una cuestión de continuidad, aunque ser presidenta es una responsabilidad mayor en la que invertiré el cien por cien de mi esfuerzo. Es un cambio cualitativo pero se puede hacer política desde muchos espacios.