Dice que el escultismo es esencialmente educativo y como tal se rige por un método y una filosofía que es igual para todos los ‘descendientes’ de Baden Powell. Luego cada organización tiene sus programas pero todos basados en la responsabilidad con el entorno, con sus casas, sus calles, sus pueblos, sus gentes... Este año se han cumplido cien años del movimiento scout en Andalucía y San Fernando ha sido sede de actos para recordar y para renovar el compromiso con una forma de empezar la vida que marca para siempre.
—Los scouts fueron en el régimen pasado los antagonistas de la Organización Juvenil Española, la OJE.
—Efectivamente. Cuando los scouts llegan a España, que entonces se llamaban Exploradores de España, la Junta Central prohíbe las actividades y crean la OJE y muchos de los jóvenes de los años 40 y 50 viven los valores naturales dentro de la OJE. Pero se crea en contraposición de los scouts, que viven entonces en la clandestinidad, aunque siguen reuniéndose como es el caso de la Patrulla del Canguro, de Cádiz, que data de 1927. No usan uniformes, para que no se les vea y a finales de los 60 volvemos a estar consentidos al amparo de la Iglesia Católica con el Movimiento Scout Católico, pero en muchas parroquias los scouts de España, entonces llamados Asociación Nacional de Escultismo de España va resurgiendo y va perdurando. Con la llegada de la democracia el escultismo se asocia, se divide por zonas y finalmente se organizan las autonomías. Y así hasta nuestros días.
—Ser de los scouts en aquellos tiempos, a pesar del amparo de la Iglesia, era de lo más progresista.
—Nos dicen que somos muy tradicionalistas pero el movimiento scout siempre ha estado innovando. Incluso nuestro fundador, Baden Powell, en 1907, lo que va es innovando y como tal mamamos de todas las experiencias que existen en estos cien años que llevamos de existencia. El escultismo nunca se ha estancado. Es un movimiento y como tal, lo que necesitaban y lo que demandaban los niños de los años 20, 30 ó 40 no es lo mismo que lo que demandan los de ahora. La sociedad ha cambiado, la juventud ha cambiado y nosotros siempre hemos creado ciudadanos, ciudadanos políticos, aunque todavía hay scouts a los que les cuesta decir que somos ciudadanos políticos. Yo creo que es bueno que la política esté dentro del escultismo porque creamos ciudadanos comprometidos y hay muchísimas muestras de líderes mundiales que han sido scouts.
—Políticos en el sentido de responsabilidad, de compromiso.
—Responsables primero con su casa, luego con su calle, con su barrio, con su pueblo… con todo. La promesa scouts es algo que te compromete para el presente y para el futuro. Hay un dicho que dicen que lo dijo Baden Powell, pero es mentira, se lo inventó alguien, que una vez que eres scout siempre eres scout. Es cierto. Algunos dicen que somos una secta, y se le puede parecer, pero una secta buena, una secta blanca porque te puedes ir cuando quieres. Incluso hay muchos sitios en los que hay que pagar para ser scout, una cuota. Pero sí es cierto que el que ha vivido como scout una etapa de su vida, siempre lo va a ser y lo recuerda con mucha alegría. Ten en cuenta que a los scouts se nos enseña a ser autosuficientes, a trabajar en equipo y yo en mi trabajo uso mucho las herramientas que me ha dado el escultismo, el trabajo en equipo, el liderazgo, el saber trabajar con otras personas poniéndote metas, trabajar con método…
—Y lo de ser siempre scout es lo que hace que de vez en cuando veamos a hombres vestidos de niños.
—Nosotros tenemos el derecho a llevar el uniforme, no la obligación. Normalmente en las acampadas lo que usamos siempre es la pañoleta y el uniforme lo guardamos para actos más ‘oficiales’, pero es algo que llevamos con orgullo, que nos homogeneiza, que hace que todos nos sintamos iguales. Como el uniforme en el colegio. O que iguala al castor con el presidente de los Scouts de España, por ejemplo.
—Que en este caso es usted. El presidente de los Scouts de España.
—Y es un honor y una responsabilidad muy grande. Somos 30.000 personas, tres millones de personas en el mundo, en España estamos en 18 organizaciones federales, en todas las autonomías, Ceuta y Melilla, excepto en Navarra donde sólo hay Scout Católicos. En Andalucía somos 5.000 personas que este año cumplimos un siglo.
—Pues para cumplir un siglo se conserva usted muy bien.
—Hombre, de esos cien años he vivido treinta y cinco, que no es poco.
—En San Fernando son del Grupo 310 San Jorge.
—En San Fernando el grupo que existe es el 310 San Jorge. Hay otros grupos, como el Eryteeia, que hace también escultismo pero es un grupo independiente que no está asociado a la Organización Mundial del Movimiento Scout. Nosotros somos los verdaderos herederos que aquellos niños que se fueron a una isla en la Inglaterra de 1907 con un general inglés un poco medio loco que quería probar cómo podían sobrevivir, educarse en el campo. Ese método ha llegado a nuestros días, es un método increíble y hay países donde el escultismo es una asignatura dentro de la escuela. Yo me metí solo, estaba aburrido en el colegio, vi a unos chavales corriendo con un pañoleta y jugando, encima iban de campamento en el año 78 que en aquellos tiempos era increíble…
—Que es lo que motiva al niño.
—La naturaleza. Nuestro marco es la naturaleza. Cuando aún no estaba de moda cuidar el medio ambiente, los scouts ya lo cuidaban y teníamos muchas peleas institucionales porque no se nos reconocía. Creo que hoy en día hemos conseguido que se nos reconozca institucionalmente, no del todo porque la condición del escultismo español es muy especial por la época de clandestinidad que tuvimos, por la comparación con la OJE que todavía se nos hace y por los lazos, de los que por supuesto estamos orgullosos, que existieron con la Iglesia Católica y que ahora mismo no existen. Scouts de España es un movimiento plural, tenemos grupos muy religiosos, católicos, pero también protestantes, evangelistas, laicos… Los Scouts Católicos nos dicen que a nosotros nos cabe todo, y es la verdad. El escultismo trabaja lo que es la dimensión espiritual de la persona, pero la espiritual, no la dimensión religiosa.
—Al final, lo que los une a todos es el escultismo.
—Es lo que nos une. Nosotros tenemos la promesa y la ley. Yo creo que Baden Powell intentó hacer algo así como los diez mandamientos del scout, pero lo hizo en positivo. Si nos paramos a pensar, los Mandamientos están en negativo, no robarás, no matarás… Cuando Baden Powell hace la Ley Scout lo hace en positivo, el scout es leal, el scout es digno de confianza, el scouyt respeta a los animales y las plantas, es amigo de cualquier scout… Está en positivo. Valores, Antonio, valores. La educación en valores, otra cosa que ahora está de moda, dentro del escultismo se ha hecho siempre. Nos han dado premios por el medio ambiente, por el trabajo contra las drogas, reconocimientos a nivel estatal y a nivel municipal y a nivel autonómico, aunque lo que nos falta es el reconocimiento social. Que cuando vean a una persona mayor vestida de scout no causemos risas, bromas… aunque ha cambiado mucho porque el reconocimiento institucional nos está llevando al reconocimiento social, que es más lentito.
—A los scouts se les ve lejanos, que están ahí, pero…
—Cuando el terremoto de Lorca, en Murcia, donde tenemos un colectivo de trescientos y pico de miembros, fueron los primeros que se pusieron a repartir alimentos. Y yo siempre digo lo mismo, para eso hay otras instituciones, Cruz Roja, Cáritas… Pero sí es verdad que nosotros, a los niños y a nuestros jóvenes les enseñamos que eso hay que hacerlo y cómo hay que hacerlo. Eso es muy valorado por Cáritas y por Cruz Roja porque cuando llegan los scout, cuando ya salen del escultismo, eso se nota. A la gente que ha sido scout se les nota cuando empiezan a organizar, pero nosotros tenemos que enseñarles a hacerlo porque nuestro principal cometido es la educación. Somos un movimiento educativo y nadie me va a bajar del burro en eso. Trabajamos todos los valores necesarios para esas personas que van a estar en esas ONG.
—¿Ese no reconocimiento social provoca recelo en los padres de los niños?
—Pocas veces. Ten en cuenta, y hay que ser realista, muchos de los padres que meten a los niños de 6 a 8 años en los scouts para tenerlos entretenidos y tener ellos un rato libre. Es como la guardería de los sábados. Y si te metes de mayor, tampoco porque ya hay figuras de padres que ayudan dentro del grupo, que van de cocineros a los campamentos y ven y viven lo que los hijos ven y viven. Se dan cuenta – aunque a mí no me gusta decir que el escultismo es bueno- que el escultismo no es malo y que siempre va a llenar vacíos que la educación formal deja a nuestros chavales y a nuestros jóvenes. Siempre hay vacíos en educación en valores, en educación en el tiempo libre… Eso lo dan los scouts y creo que los scouts no nos hemos llegado a creer la importancia de lo que hacemos.
—¿Se educan igual todo los scouts independientemente de su autonomía?
—Dentro de Scout de España, sí. Tenemos un programa, una metodología. El método se respeta en todas las organizaciones mundiales y está fundamentado en la vida al aire libre, en la ley y la promesa, en el trabajo en grupo, en programas progresivos y atrayentes… Y en Scout de España tenemos una metodología según las edades que es común para toda España. Esto es como los equipos de fútbol. Muchas veces me llaman los padres para preguntarme en qué grupo apuntan a su hijo, en Cádiz, en San Fernando… Pues el que mejor le venga, el que esté más cerca de su casa porque el escultismo que se hace en Andalucía es un escultismo de calidad.
—Cuando los más pequeños van subiendo de categoría se supone que será un puntazo para ellos. Usted empezó desde chico.
—De categoría no pasan, pasan de rama o de sección que se llama, llegas a tropa y pasas a scouter. Yo estuve de delegado de Cádiz, estuve en la organización de Andalucía y después entré en el equipo de scout federal a nivel de España llevando también la educación scout y el año pasado presenté una candidatura y me nombraron presidente de Scout de España. Antiguamente se llamaba jefe de scout nacional. Fíjese cómo suena eso.
—Contundente. ¿Por qué el 310 de San Jorge?
—Es un número que se da, que empezó a darse cuando el escultismo empieza a ser tolerado por el franquismo. En un principio eran tropa formada por las patrullas y aquí en San Fernando hubo una tropa en 1913. Desaparecen y en el resurgir del movimiento empieza a darse desde la oficina central que está en Madrid un número. El 310 es el número que le correspondió cuando se crea y el nombre de San Jorge es porque es el patrón de los scouts. El grupo 310 San Jorge nace en el colegio de La Salle, el ex alcalde Antonio Moreno fue uno de los fundadores de ese grupo, José Manuel Sixto, Jaime Armario… Luego se sale de La Salle, tuvo un local en la calle Dolores, luego en Antonio López y ahora está en La Noria, al lado de comisaría en Camposoto. Es un grupo muy importante dentro de Andalucía. Ha dado presidentes de Andalucía, que fue José Manuel Sixto, secretarios de Andalucía, delegados de Cádiz…
—Creía que el número era porque había 310 como mínimo.
—Cuando desaparece un grupo, ese número no se coge. El último número que yo he dado es el 666 y ha sido la primera vez que se ha llamado al grupo para ver si lo querían o no porque es un número un poco peliagudo. Pero no hay 666 grupos en España, habrá algo más que de 300. Cuando un grupo desaparece no se vuelve a dar ese número a no ser que sea gente que viene de un grupo anterior y lo vuelve a crear. Se le da el número que pide si no lo tiene nadie.
—Como los aparcamientos en superficie en San Fernando que ponen el número 34 y sólo hay la mitad.
—Más o menos.
—El Grupo 310 San Jorge ha dejado su huella en San Fernando y también las guías, la versión femenina de los scouts.
—Aquí ha habido siempre mucha vida escultista.Incluso la Patrulla del Canguro, cuando se funda por un chaval que viene de Zaragoza, que a la postre fue el guía de patrulla, en Cádiz no había tropa y se tenían que venir todos los sábados a la reunión de la tropa de San Fernando, que le hacía el hueco. La Patrulla del Canguro siempre ha estado muy vinculada a La Isla y acampaban en el Janer.