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El Vázquez Díaz muestra los ‘Latidos de un Pasado’ de Delgado

La muestra consta de 25 fotografías con las que, a través del juego de ritmo con los diferentes formatos y sin relación aparente entre ellas, se deja abierta la historia de la Cuenca Minera a los ojos de cada espectador

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  • El autor en la inauguración -

El Museo Vázquez Díaz de Nerva acoge hasta el 10 de noviembre la exposición de fotografías, Latidos de un Pasado, obra con la que el catalán con raíces mineras, José Manuel Delgado, debuta en esta faceta artística tratando de mostrar una visión del pasado y futuro de la Cuenca Minera de Riotinto, desde el filtro que le otorga el presente mismo.

La muestra consta de 25 fotografías con las que, a través del juego de ritmo con los diferentes formatos y sin relación aparente entre ellas, se deja abierta la historia de la comarca a los ojos de cada espectador. “No es la misma mirada de alguien nacido en Naya, Riotinto o Nerva que de cualquier parte de Andalucía, de España o del extranjero; digamos que es un factor que he dejado abierto para que cada observador escriba su propia historia”, asegura el autor.

Delgado quiere rescatar con esta muestra parte del glorioso pasado de una comarca que, “aún cercano, no ha muerto y está lleno de vida”. Y lo hace desde una visión diferente a las habituales: no sólo echando la vista atrás, sino usando los elementos y huellas que quedan actualmente para viajar al futuro de la zona. “Observando esta tierra, se puede sentir que late por todas partes, que a poco que se le de un empujón volvería a resurgir de sus cenizas y que tiene una importante historia, que a través de mis imágenes quiero que no se olvide”, explica.

Para Delgado, lo cotidiano es sólo una metáfora en un libro de rosas, un cuadro mil veces visto por los mismos ojos. “Pero sucede que a veces se encuentra un detalle desapercibido con anterioridad que da otra dimensión, una sonrisa para el Alma. Lo mismo pasa con nuestro paisaje, parece siempre quieto, altivo, sin atisbo de sorpresas, pero si lo miran viajantes, turistas, artistas, gentes de tierras llanas como La Mancha, o embadurnadas de arenas de la costa. Todo cambia”, asegura.

El autor huye de cualquier carácter pretencioso, por eso aclara que, “he mirado a través de muchos ojos: los de mis padres que llevan incrustadas las luminiscencias de la tierra, los brillos del mineral en amaneceres y ocasos y sus historias que en definitiva es lo que ha sido su vida, y los de mi mujer, Noelia, crítica implacable que no duda de sacarme de un error cuando el trabajo no está bien hecho; y los míos, descubriendo pequeños bosques al lado de una tierra que se supone estéril, (nada mas lejos de la realidad), cada recodo, cada reflejo de un pasado que como adormecido ilumina el paisaje como una gema, ramas de pinos que sirven para un encuadre, grietas en carreteras que desaparecen bajo toneladas de escombros, vías onduladas que se pierden tras un cerro, y un río, que bajo un cielo envidioso del cromatismo de nuestra tierra, lo conjuga todo”.

Delgado espera y desea que su obra cause sensaciones en el espectador. “Sólo cuando vi que las fotos, su resultado final, me hacía vibrar, me atreví ha hacer esta exposición. Espero que a los visitantes les pase igual, me conformo con que a los que entren en este espacio, una obra, sólo una, la crea especial para darme por satisfecho, porque he querido plasmar el alma de esta tierra o acercarme a ella, y si alguien se emociona es porque de alguna forma lo he conseguido. El Cerro Colorao está ahí, también el río Tinto, la Corta Atalaya, los restos de Naya”, destaca.

El fotógrafo tiene varios grupos creados en Facebook con la fotografía y la Cuenca Minera de Riotinto como denominador común en los que se comparten cientos de fotografías antiguas y actuales de la zona, aprende con los comentarios que dejan sus seguidores, investiga y estudia. “Así surgió el interés por querer aportar mi visión de la zona”, confiesa.

José Manuel Delgado (Barcelona, 1977) se confiesa un enamorado del Arte en general, de la naturaleza y a investigar todo lo que le rodea. “Mi mundo, la gente, los edificios, los paisajes, las pequeñas cosas que nos hacen felices”. Y sobre todo de la Cuenca Minera y su historia, ya que “son mis raíces: mi padre es zalameño y mi madre criada en la Mina Abajo”• Asimismo, fruto de sus frecuentes visitas a la Cuenca Minera y sus rutas por la zona surgen sus cuidados y extensos reportajes fotográficos, de los que ha seleccionado las instantáneas que se muestran en su primera exposición ‘Latidos de un Pasado’, en la que, como aficionado a la fotografía, pretende sorprender creando e innovando para abrir nuevos caminos porque, “lo que es seguro es que sin investigación y creación todo seguiría igual, estaríamos anclados en el pasado y si quieres eso no hagas fotografías, simplemente cómprate una postal, en ella seguro que verás lo que quieres”, concluye.

Muestra a muestra, el arte de la fotografía se abre hueco en el museo Vázquez Díaz, donde cientos de aficionados se dan cita cada vez que las paredes del buque insignia de la cultura nervense se llenan de ventanas abiertas a la paleta multicolor que ofrece el paisaje espectacular de la tierra de artistas.

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