Carlos Rodríguez Fernández -
El Güichi de Carlos- está de estreno con un nuevo libro:
Los Municipales. Guardia Urbana, Policía Municipal y Local (1850-2025) San Fernando. El autor reseña que sus cerca de 400 páginas han sido fruto de una ardua labor de casi 20 años y que no nacen de “un encargo” ni por parte del Ayuntamiento, ni tampoco de la Policía Local, sino que es un “homenaje” a su padre, que fue comandante de los municipales, y a sus compañeros. “Él no quería que se contará, pero de conversaciones con él surge la idea de contar cómo era aquel cuerpo a mediados del siglo pasado, que nada tiene que ver con los policías municipales de hoy día”.
Además de texto, cuenta con más de 650 fotografías, muchas de ellas inéditas. Para que vea la luz, ha contado con la colaboración de unas 200 personas.
Ha bebido de fuentes como prensa de la época, actas del Archivo Municipal y el Museo Municipal, pero afirma que “la historia de la calle que se ve reflejada en el libro es, en gran parte, por comentarios de la calle, familiares, policías antiguos y prensa”.
La portada del libro le sonará a muchos isleños, ya que es la icónica imagen del guardia regulando el tráfico en la antigua Plaza de la Iglesia cuando los coches podían transitar por la calle Real, una figura que desapareció en el año 1975.
Carlos Rodríguez recuerda en el libro como los antiguos municipales se repartían en casillas por distritos en la ciudad e incluso que había un retén en la barriada de la Bazán, así como hasta el 2003 estuvo el cuerpo de guardia en el edificio del Ayuntamiento isleño. También hace un repaso en el libro de toda la uniformidad que han tenido los guardias desde 1850 hasta la actualidad.
También hace referencia a la labor en aquellos años de los serenos, a quienes se les pasaba revista en el atrio del Ayuntamiento para ver la uniformidad y el farol, que siempre se lo llevaban a sus casas para realizarles la correspondiente limpieza diaria. “Hacían rondas en sus distritos para controlar si entraban o no vecinos nuevos, anunciaban a voces la hora y el parte meteorológico y nunca podían abandonar su barrio. Es curioso que si detenían a alguien en su distrito, tocaban el pito para entregárselo al de su siguiente distrito y así hasta llegar al cabo que lo ingresaba en el cuerpo de guardia”, apunta el autor.
Otra de las curiosidades que podrán comprobar quienes adquieran y lean el libro es que La Isla contó con una banda de cornetas y tambores de la Policía Municipal de San Fernando, que nació en 1953 y era conocida como “la banda de
Bermejo, ya que su educando fue el guardia Florencio Bermejo”, indica Rodríguez.
El historiador isleño también refleja en las páginas de este último trabajo hasta las cifras de plantilla que ha tenido la Policía Municipal, llamando poderosamente la atención que en los años 30 del siglo XX se llegó a superar hasta los 80 efectivos cuando la población era de algo más de 30.000 personas.
La flota de vehículos que ha tenido la Policía Municipal aparece reflejada en la obra destacando, por ejemplo, la época en la que patrullaban en bicicleta. Y es que en el año 1951 nació la sección de ciclistas dentro del cuerpo formada por nueve bicicletas.
La llegada de la mujer a la Policía Municipal es otra de las cuestiones que se abordan. “Llega muy tarde. Los primeros exámenes se produjeron en los tiempos de mi padre allá por el año 1978, pero no es hasta el año 1986 cuando entra la primera mujer. Y es que cabe recordar que por aquella época en el ejercicio físico se les exigía lo mismo que al hombre. Fue Carmen Olvera la primera en entrar aquí”.
Cuenta con 30 capítulos y en los dos finales Carlos Rodríguez recoge, es uno de ellos, los “malos momentos” por los que han pasado los policías municipales “con agresiones, secuestros, detenciones con disparos, lucha a espadas e incluso fallecimientos”. Y en el otro “los reconocimientos” a esas personas por los servicios prestados.
Se puede adquirir en
La Yeya, en Papelería
Piñero y en la papelería de Manuel de Falla. Cuesta 20 euros.