La poeta isleña Ninfa Duarte presentará el próximo 11 de octubre en el Centro de Congresos su primer libro titulado Conciencia Inversa, una recopilación de poemas que escribió hace 18 años y que ha desempolvado del baúl de los recuerdos hasta que la editorial.... ha apostado por su publicación.
¿Qué se va a encontrar el lector cuando se enfrente a su libro?
En principio no tenía ninguna pretensión, ha surgido de improviso, como es el título de uno de los poemas, pero es cierto que lo que busco es que sientan identificados. Está hecho para todo tipo de público, ya que lo han leído personas mayores y jóvenes y les llega. Lo que me gustaría es que se sientan identificados y les ayude en algún momento.
Ha estado más de 15 años guardado en un cajón y ahora ve la luz, ¿cómo ha sido eso?
La verdad es que lo he desempolvado. La intención inicial era presentarlo a algún certamen y mi padre me estuvo animando a ello, luego fue un amigo el que me dijo que quizás lo mejor era editarlo directamente. Lo que pasa es que no quiero auto publicármelo y decidí mandarlo a editoriales. Si gustaba sería el paso necesario para sacarlo a la luz y, en caso contrario, hubiese vuelto al cajón y se hubiese quedado para las amistades. Tuve la gran suerte de que a las Ediciones En Huida de Sevilla les gustó, me lo priorizaron y ya está en el horno. Estoy muy contenta porque ha sido un regalo que la vida me ha puesto delante sin apenas buscarlo. Está prácticamente virgen de cómo lo escribí y he tenido que retocar apenas el diez por ciento. Algún soneto por ahí al que quizás le faltaba algo de fuerza, pero poco más.
Es difícil que una editorial apueste por un género como la poesía, pero no ha sido su caso.
Es cierto, además yo a lo largo de mi vida he tenido varios estilos. Es más, tengo un libro anterior a éste que no me gusta demasiado y que es más enrevesado y surrealista. Sin embargo éste que es un poco más fluido, pese a que no deja de jugar con la música y las palabras, parece que llega. La juventud se mueve ahora entre Tit Tok, youtubers…, pero lo que me dicen es que les llega lo que hago. Y eso es lo que me gustaría, llegar a ese público más joven, a mis niños, mis alumnos de Bachiller o Secundaria. Como lo escribí muy joven, yo creo que reflejo eso, es decir, esa juventud madura pero juventud al fin al cambio.
¿Cómo se explica que estos poemas no se hayan vuelto atemporales tras 18 años?
Puede ser que fuera una visionaria (risas). Yo creo que la poesía es muy atemporal en sí mismo, se le escribe mucho al amor, al tiempo y algunos temas más que siempre son abordados a lo largo de la vida. Para mí, por ejemplo, todavía están de moda autores como Góngora o Quevedo. Cuando yo hablo en clase y se los destripo, siguen habiendo temas muy de moda. Incluso vinculan el Juan Tenorio con canciones de reggaetón.
Lo ha mencionado varias veces, es usted profesora de Lengua y Literatura y ejerce en el Liceo del Sagrado Corazón, ¿le ha leído algún poema del libro a sus alumnos en clase?
Soy muy tímida para ellos, pero sí es cierto que en alguna ocasión y algún año sí que se les he soltado para ver si realmente tenían algún valor. Han gustado, pero también es cierto que se los he recitado muy pocas veces. Ahora quieren venir a la presentación porque están con la curiosidad, pero soy muy reacia a leerlos porque no quiero ser un poco como Paco Umbral y eso de yo vengo a hablar de mi libro. Eso no me gusta.
El hecho de que le hayan publicado este primer libro ha provocado en usted que se vuelva a despertar la pasión por escribir y ya está inmersa en uno nuevo.
Ha surgido ahí la crisis existencial de este primer libro de juventud y ahora a lo largo de verano ha hecho uno sobre la madurez, que ya lo tengo casi acabado. Ahora cuando ya llegue anciana si tengo ganas habrá una tercera parte, pero no me planteo mucho más. Yo soy muy vaga y mi padre lo sabe. A veces apunto ideas y cosas, pero con la falta de tiempo que se tiene últimamente con los niños, colegios, familia…, si le digo que este segundo libro lo he estado escribiendo en las notas del móvil. Y ahora poco a poco lo estoy pasando al ordenador por si se me pierde o me roban el móvil.
Ha hablado de su padre, Rafael Duarte, que ha sido colaborador varios años de este medio, ¿es su principal crítico cuando escribe?
Espero que no, ya que él es muy exigente. He pasado su filtro, que era complicado ya que desde pequeña siempre lo he admirado mucho y tengo una gran influencia de su musicalidad, de su tipo de figura que usa. Hasta mis profesoras se creían de pequeñas que era él el que me escribía y tuve que demostrar que no.
De hecho el día de la presentación contará con su apoyo, cuente un poco cómo se desarrollará ese acto.
La idea que tengo es que sea breve para que la gente no se aburra. Van a participar mi padre, que me ha hecho el prólogo, luego le tocaría el turno a Carmen Navarrete, una escritora a la que admiro y que me amadrinó con la editorial y, tras ella, yo explicaría por encima de qué va el libro. Lo cerraría Pepa Pacheco, que como gran periodista eso sabe hacerlo muy bien, ya que le da una calidad humana y cultural muy bonita.
Ha citado antes las nuevas tecnologías, la relación con el nuevo perfil de alumnado…, ¿es difícil inculcarles la pasión por la poesía, que es el género que usted cultiva?
Como decía Machado, de diez cabezas nueve embisten y una piensa. Es verdad que en las clases está ya instaurada la Inteligencia Artificial y el chat GPT, que siempre estoy luchando contra él y es algo que detecto de manera automática cuando se hace uso del mismo. Yo lo que les digo es que lo hagan ellos, aunque lo hagan mal, y veo que siempre al final algo se consigue. He logrado incluso que alguno me haga algo con métrica. La verdad es que en el Liceo tenemos un potencial bueno. Por suerte el corazón no lo detecta la máquina todavía y eso es algo que se nota cuando alguien escribe algo. Además siempre les digo que escribir es un desahogo personal, ya que esto es una manera de hacer un directo pero para uno mismo. La escritura siempre ha sido mi punto de fuga y ya tengo algún y alguna alumna que me enseñan sus trabajos. He logrado arrastrar a algunos y esa es mi gratificación.
Sin embargo, esa misma Inteligencia Artificial le ha servido para crear la portada del libro…
Tanto que la critico (risas). La verdad es que el título era algo complicado y siempre les preguntaba a mis amigos que qué les sugería Conciencia Inversa, ya que no sabía cómo representarla. Y fue un alumno el que me lo dijo, que entrará en una página de IA. Cuando me fui a mi casa me puse manos a la obra y, al principio, eran unas portadas pa echarlas, y dije conciencia que juega con la ciencia, pues el árbol de la ciencia con forma de cerebro humano y me creó una maravilla al instante. Ya digo que de algo sirve, pero para escribir…
Ya tiene este libro y tiene casi acabado el segundo, ¿se marca plazos para que éste último sea publicado?
La verdad es que no porque llegado ese caso me estreso y ya no sale. Tiene que ir fluyendo y eso depende de las etapas de la vida en las que me encuentre. Yo escribo cuando me lo pide el cuerpo. Como se trate de una cosa exigida, me cuesta mucho. No hay plazos, lo mismo a los 50, 51 o a lo mejor me quedo sólo con este primero.
Son poesías que vienen a reflejar su paso vital por este mundo por lo que cuenta.
El libro en concreto empieza con la nadas y va cogiendo peso. Tengo poemas hechos, por ejemplo, a un reflejo en la pared y otro hasta a las motas de polvo, aunque ese no lo he incluido en el libro. A cosas insignificantes en las que nadie se fija. Muchas pienso que muchas personas se pueden sentir así en la vida, es decir, oye estoy ahí pero no me ven. Como le he dicho empieza así, a lo invisible, y ya luego coge cuerpo con poemas a la sensibilidad, a lo insensible y ya termina con lo que permanece.
¿Cómo la hace a la hora de crear? ¿Tiene automatismos adquiridos o espera a que le aparezcan las musas?
Ha dado en el clavo, cuando vienen las musas porque yo no me puedo poner horarios. Además como lo hago en notas en el móvil…, y es que escribo cuando me viene la idea porque es que de otra manera no me da tiempo. De todas formas me suele venir la inspiración cuando estoy tranquila, es decir, llego a mi casa y me pongo a pensar, o también a lo mejor me han hecho un daño sin querer y en ese momento te viene el flash. También me sucede cuando estoy pletórica. En el caso del segundo libro sí que le estoy dando un matiz, puesto que me estoy metiendo mucho con el tema de la deshumanización con las redes sociales y de cómo veo a los jóvenes hoy. Es más social. A todos los poetas nos pasa, empezamos más puro, luego más sociales y, por último, no sé lo que seré…
Ya ha comentado que escribe mucho en las notas del móvil, ¿pero hace algo también directamente sobre el papel?
Sí que es verdad que muchas veces cojo papel y boli. A lo mejor muchas veces estoy en algún congreso, y que me perdonen, y en alguna de las charlas sí que pongo a sinterizar y hago un soneto, un romance…, muchos han surgido precisamente durante el transcurso de charlas que han sido muy aburridas. Yo lo compagino.
Tiene usted dos hijos, ¿les gusta la poesía?
Están descubriéndolo ahora, ya que no sabían que mamá tenía este libro. Sabían que era profesora y que le gustaba la poesía. Mi niña ya se pone a rimar y mi hijo ha salido con mucha sensibilidad. Ahora que sean poetas, que les guste…, ya eso no lo sé.
¿Se ve escribiendo en otros géneros en el futuro?
Para mi cambiar de registro sería difícil, a lo mejor a otro poeta o escritor no les cuesta tanto. De hecho tengo a mi amigo Paco Ramos que ahora se ha metido a novelista y le ha salido muy bien. Yo, por ejemplo, como soy tan musical en la poesía me cuesta más trabajo el estilo narrativo. De todas formas tengo mis microrrelatos, pero como he dicho antes soy muy perezosa y me costaría escribir una novela grande. Soy más de condensar y de decir mucho en pocas palabras. De todas formas ahora se lleva mucho la poesía narrativa y hay muchos narradores a los que sí les fluye el verso si es narrativo. El estilo no tiene porque ser rimado, llevar un ritmo o tener una estructura.
¿Tiene algún referente a nivel poético?
Mis alumnos se van a reír porque lo tocamos mucho en clase y es mi Miguel Hernández, siempre he sido muy hernandiana. Fan de una persona que cuidaba el ganado y se hizo a sí mismo, fue autodidacta. Me gusta mucha la musicalidad que tiene. También tengo otros referentes más de la Edad Media como son Jorge Manrique, Quevedo, Góngora. Sin olvidar a mi padre que ha sido un referente ya innato. También andan por ahí Benedetti o Cernuda, que lo redescubrí hace poco y para mi es un poeta que no pasa de moda. Todo ello me sirve para tener un influjo diferente, pero siempre manteniendo mi estilo.
Lo que sí es cierto es la cultura literaria que tiene San Fernando, que cuenta con una ingente cantidad de autores, ¿tiene eso alguna explicación?
Yo creo que es el clima, el ambiente y no tenemos ese estrés de las grandes ciudades. Podemos crear una generación isleña igual que la del 98.
