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Envejecer a rachas

El envejecimiento natural del cuerpo humano se acelera de forma inesperada en determinados momentos de la vida

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  • Fases del envejecimiento. -

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que la mayor parte de la población mundial goza de una esperanza de vida superior a 60 años; estos 1.000 millones de personas incrementarán a 1.400 millones en 2030, hasta llegar a duplicarse en 2050 (2.100 millones), tendencia poblacional similar para los mayores de 80 años, que triplicarán en 2050 (426 millones). Este notable logro ha sido posible gracias a los continuos avances científicos en el conocimiento, prevención, diagnóstico precoz y tratamiento de las enfermedades, además del decidido interés por la investigación sobre los cambios que tienen lugar en el interior de las células humanas a lo largo de la vida.

El envejecimiento es un proceso complejo resultado de las múltiples alteraciones moleculares y celulares que provocan una progresiva merma de las capacidades físicas y mentales e incremento de la prevalencia de algunas enfermedades. La senectud es una etapa natural de la vida cuyo inicio viene determinado por ciertos factores genéticos y personales, el modo de vida y la exposición al medio ambiente. Por ello, el conocimiento científico de estas alteraciones biológicas resulta crucial para mejorar la esperanza de vida en óptimas condiciones.  

Múltiples estudios científicos han explorado los diversos cambios del proceso de envejecimiento y enfermedades geriátricas. Recientes investigaciones han puesto de manifiesto que estas modificaciones degenerativas del cuerpo se aceleran en determinados momentos de la vida, a consecuencia de ciertas alteraciones moleculares no lineales producidas en los ácidos nucleicos -ácido ribonucleico (ARN) y ácido desoxirribonucleico (ADN)-, macromoléculas que almacenan y transmiten la información genética de los seres vivos para su desarrollo, funcionamiento y degeneración celular programada. Otros estudios han centrado su objetivo en averiguar los cambios producidos en las proteínas (plegado proteico, proteínas chaperonas, histonas y proteínas P53) y las células específicas relacionadas con el envejecimiento.

La prestigiosa revista Nature ha publicado recientemente un interesante estudio sobre la dinámica no lineal de los perfiles multiómicos -genómica, transcriptómica, proteómica, metabolómica y epigenómica- relacionados con los sistemas biológicos del envejecimiento humano. Este enfoque multiómico proporciona una imagen muy completa de la biología humana, comprendiendo desde el estudio genético hasta las proteínas.

 https://doi.org/10.1038/s43587-024-00692-2

¿Cómo envejecemos?

El envejecimiento constituye un proceso natural complejo y multifactorial de cambios fisiológicos celulares que suelen asociarse a la enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, enfermedad neurodegenerativa y el cáncer. Hace unos años, un estudio científico realizado por investigadores de Estados Unidos y Alemania demostró que existe “un episodio de rápido envejecimiento a los 75 años de edad”, aunque este hallazgo no pudo confirmarse científicamente por el reducido número de las personas analizadas.

Para comprender el enredado proceso del envejecimiento es imprescindible valorar, durante un largo periodo de tiempo, las alteraciones moleculares sintetizadas por el propio organismo humano: proteínas, carbohidratos, lípidos, ácidos nucleicos (ADN, ARN) y otras moléculas pequeñas (hormonas, alcaloides). Estos cambios naturales o producidos por ciertas enfermedades geriátricas se detectan con mayor claridad en los estudios genéticos -transcritos o copias de ADN creadas para producir ARN- y en las moléculas de señalización -citocinas- que posibilitan la comunicación entre las células inmunológicas.

Estos investigadores de California y Singapur evaluaron miles de moléculas y microbiomas (bacterias, virus y hongos que viven del aparato digestivo y la piel) de voluntarios sanos con edades comprendidas entre 25 y 75 años. Descubrieron que la mayoría de las moléculas y microorganismos no van cambiando de forma gradual y cronológica, sino que experimentan alteraciones repentinas en determinados momentos de la vida (a los 40 años y a los 60 años). Este estudio científico confirmó la existencia de cambios no lineales de envejecimiento en el 81 por ciento de las moléculas analizadas. Dado que este patrón de envejecimiento acelerado en las mujeres podría haberse atribuido a la menopausia (entre 45-55 años), se realizaron análisis moleculares separados por sexo. Descubrieron que los resultados fueron similares, lo que confirma que se trata de un patrón biológico de envejecimiento no lineal semejante para mujeres y hombres.

Se identificaron determinadas moléculas y vías funcionales asociadas en estos periodos cronológicos, así como variaciones en la tolerancia al alcohol y lípidos, modificaciones en las paredes internas de las arterias coronarias -endotelio- y sistema arterial de las extremidades inferiores a los 40 años de edad (media: 44 años). Por otro lado, descubrieron unos cambios rápidos en la regulación del sistema inmunológico y el metabolismo de los carbohidratos a los 60 años de edad. Asimismo, observaron una reducción de la capacidad de metabolizar la cafeína a los 40 años, que empeoró más a los 60 años. Estas alteraciones moleculares relacionadas con las enfermedades cardiovasculares mostraron alteraciones que favorecieron el incremento de patologías del corazón y del sistema arterial en ambas rachas cronológicas.

Esta sorprendente investigación científica demuestra que las alteraciones del organismo humano y el riesgo de padecer ciertas enfermedades se producen “a rachas” a lo largo de la vida y no de forma lineal y progresiva, además de proporcionar una información valiosa sobre las vías moleculares implicadas en el envejecimiento celular. Este meticuloso análisis de miles de moléculas se ha obtenido mediante simples muestras de sangre de los voluntarios del estudio, por lo que aún no ha sido posible asegurar que estos resultados sean superponibles a las células musculares y la piel.

Michael Snyder, jefe del departamento de Genética de la Universidad de Stanford, uno de los autores del estudio, refiriéndose a “estas dos olas de envejecimiento” comentaba en una entrevista de la televisión americana CNN:

La gente suele sufrir lesiones musculares y ver como la acumulación de su grasa corporal se dispara a los 40 años y la sarcopenia (pérdida de masa muscular) les afecta a los 60 años, algo importante para seguir estudiando. Ambos grupos de edad experimentaron cambios significativos en las proteínas que mantienen unidos los tejidos, lo que probablemente explica las alteraciones cutáneas, musculares y cardiovasculares”.

En un futuro no lejano, la identificación de los marcadores moleculares, obtenidos a partir de una simple muestra de sangre, podría servir para optimizar la gestión de la atención sanitaria, desarrollando nuevas estrategias en el diagnóstico precoz y la prevención de las enfermedades y así contribuir al bienestar de las personas durante el proceso natural del envejecimiento.

La experiencia clínica demuestra que debemos vigilar estas etapas más vulnerables de la vida mediante la práctica habitual de ejercicios, consumir poco alcohol, reducir la ingesta de grasas procesadas y evitar el sobrepeso. A partir de los 60 años, una buena hidratación del cuerpo es crucial -beber agua con frecuencia, aunque no se tenga sed-, reducir el consumo de carbohidratos -en especial azúcar, bebidas y comidas azucaradas- y evitar el sedentarismo. “El corazón, todo el cuerpo, lo agradecerá”.

Envejecer es como escalar una montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena

Ingmar Bergman (1918-2007). Director y guionista de teatro y cine sueco.

José Manuel Revuelta Soba

Catedrático de Cirugía. Profesor Emérito de la Universidad de Cantabria

 

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