La Batería de Sangenís formaba parte del conjunto de fortificaciones defensivas de la Punta del Boquerón, junto a las baterías de Urrutia y Aspiroz y el castillo de Sancti Petri. Su función principal era proteger la entrada sur del caño de Sancti Petri, defendiéndola contra los buques franceses.
El nombre de la fortificación se debe al ingeniero militar Antonio Sangenís, especialista en construcciones resistentes a asedios. Situada en un terreno elevado, la batería ofrecía una cobertura perfecta de la boca del caño de Sancti Petri, convirtiéndose en un importante reducto estratégico.
Construida en 1811 en sustitución de una batería anterior llamada 'La Vieja', que estaba demasiado baja y cubierta de arena, la nueva batería fue diseñada para albergar 35 piezas de artillería. En 1823, la batería fue nuevamente habilitada y artillada con 5 piezas.
Hoy en día, las dunas impiden observar el Castillo de Sancti Petri, aunque hace 200 años no representaban un obstáculo. Acceder a la batería presenta un desafío, ya sea desde la Batería de Urrutia o desde el Búnker del Boquerón en la playa. La naturaleza y el abandono han dejado su huella, pero la Batería de Sangenís sigue siendo un testimonio visual de resistencia y de la historia que alberga.
Actualmente, se conservan numerosos restos, destacando el imponente polvorín y la rampa de acceso al nivel superior, donde se encontraban las troneras, ahora bajo las dunas.
A pesar de haberse mencionado la posibilidad de rehabilitar la batería, esto nunca se ha llevado a cabo.