La Venta de Vargas homenajeó la tarde del jueves a dos de sus artífices más importantes, José y Lolo Picardo, quienes elevaron el nivel de este legendario y centenario establecimiento. Amigos y familiares de José y Lolo Picardo, fallecidos en 2015 y 2018 respectivamente, se congregaron en el patio de la venta para recordar anécdotas y honrar su memoria, sintiendo que "siguen todavía vivos".
El evento comenzó con una "mesa redonda abierta" en la que cualquiera podía compartir historias sobre la tercera generación de propietarios de la Venta de Vargas. Esta sesión fue dirigida por Lolo, actual gerente e hijo de José, y su prima Inma, hija de Lolo. Ambos destacaron la gran vocación de sus progenitores y la "devoción y pasión por su trabajo en la hostelería".
Inma Picardo enfatizó que sus padres, embajadores y "enamorados de La Isla", siempre compartían su hogar con el mundo cuando tenían la oportunidad. Por su parte, Lolo resaltó la sabiduría de sus padres en su manera de trabajar y cómo ahora, en su cargo actual, aprecia los consejos que en su momento no le gustaban.
Durante el homenaje, se compartieron anécdotas sobre la historia de la gastronomía, los fogones, el flamenco, y, por supuesto, de Camarón... Se recordó la ocasión en la que prestaron dinero a Camarón para viajar en autobús a la capital y triunfar, y cómo la Venta de Vargas se convirtió en la catapulta de muchos flamencos. Enrique Montiel, amigo de la familia, narró la historia detrás del disco de Camarón titulado "Venta de Vargas", una grabación inédita hecha cuando el cantaor tenía 17 años.
Hubo más intervenciones de amigos y familiares, bajo la atenta mirada de Conchi y Manuela, viudas de José y Lolo, quienes siguen siendo parte activa de la cocina, y cuyos guisos continúan dando aroma a la venta.
Una de las intervenciones más especiales fue la de Antonio Benítez, compañero de colegio de Lolo, quien compartió anécdotas de su infancia juntos.