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La Asociación Madre Teresa de Calcuta: un haz de esperanza en la calle San Rafael

El ropero-mercadillo benéfico nació en el año 2017 y, desde entonces, no ha dejado de ayudar a las personas que más lo necesitan

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  • Uno de los talleres que imparte la asociación. -

Entre el bullicio y el olor a café de la calle San Rafael, un local se erige como un faro de esperanza para decenas de familias necesitadas. Este local alberga el ropero-mercadillo benéfico de la Asociación Isleña Madre Teresa de Calcuta, una organización sin ánimo de lucro que, desde su fundación en 2017, ha trabajado para ofrecer apoyo a quienes más lo necesitan. La asociación no solo se ha convertido en un punto de referencia para aquellos que viven bajo el umbral de la pobreza, sino también para las personas sin hogar.

Cada lunes por la mañana, de 10:30 a 13:30, el ropero abre sus puertas para regalar ropa a quienes más la necesitan. Además de regalar ropa, la asociación organiza un mercadillo solidario donde se venden prendas a precios asequibles, siendo una referencia para muchos isleños que creen en la moda sostenible y que, de manera indirecta, colaboran con el loable servicio de las voluntarias que mantienen a flote este servicio. “Te diría que tres de los cinco pantalones que tengo los compré aquí”, asegura un joven que frecuenta el local.

Puede llevar ropa los lunes y martes por la mañana y el miércoles durante todo el día

La asociación no se limita a ofrecer ropa y alimentos. Su compromiso se extiende a través de diversos talleres de manualidades, costura y cocina. Estos talleres no solo proporcionan habilidades prácticas, sino que también promueven un sentido de autosuficiencia. Las manualidades creadas en estos talleres, que son de una factura artesanal preciosa y que van desde fundas para sombrillas hasta cajas de costura, se venden posteriormente en el mercadillo solidario, generando ingresos adicionales para la asociación. "Buscamos que se sientan útiles. No queremos que vengan aquí, recojan sus enseres y se vayan. La finalidad de todo esto es ayudarlos a que sigan mejorando", comenta la presidenta Manuela Marín.

Las charlas organizadas por la asociación son otra herramienta vital en su misión de apoyo. Los asistentes, en su mayoría extranjeros que llegan a nuestro país en busca de un futuro mejor, reciben un cheque de veinte euros para comprar carne y otro de diez euros para otros alimentos, gracias a acuerdos con establecimientos locales.

La ayuda de la asociación no se limita a las familias con bajos ingresos. También extienden su mano amiga a las personas sin hogar, brindando un salvavidas en momentos de extrema necesidad. Aunque el número es variable, la asociación, actualmente, puede estar ayudando a unas cuarenta familias.

La generosidad de la comunidad isleña es fundamental para el funcionamiento de la asociación. Aquellos que desean colaborar pueden donar ropa los lunes y martes por la mañana, así como todo el miércoles. La ropa donada se clasifica y se distribuye entre quienes más la necesitan o se vende en el mercadillo solidario para recaudar fondos. El número de voluntarias, en su mayoría amas de casa y jubiladas, ha crecido significativamente en los últimos dos años. “Cuando empezamos hace siete años, éramos cuatro para organizar todo esto. Por suerte, hemos ido creciendo”, explica una de las miembras más veteranas.

Una decena de voluntarias gestionan la asociación y todo lo que conlleva

Estas dedicadas voluntarias se encargan de organizar, limpiar y gestionar todas las actividades de la asociación, una tarea que requiere mucho tiempo y esfuerzo. Mantener el local y las operaciones diarias también tiene un costo financiero significativo. La asociación vive de las subvenciones que recibe del Ayuntamiento de San Fernando y de las aportaciones de sus socios, que pueden contribuir con una cantidad mínima de cinco euros hasta la cantidad que deseen.

Este sobreesfuerzo, horas de estrés y papeleo, es recompensado con las historias y el amor que reciben de estas personas. "Cuando te comprometes a algo, tienes que cumplir. Es cierto que hay días que cuesta más porque todas las que estamos aquí también tenemos nuestros problemas y quehaceres, pero nos cuesta muy poco," confiesa Manuela. En cada prenda donada, en cada taller impartido y en cada cheque entregado, se refleja un profundo amor por el prójimo y una inquebrantable voluntad de hacer el bien. «Y libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta» Job 5:15.

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