Quince años después de lanzar su debut como estrella infantil, Abraham Mateo da un golpe sobre la mesa con Insomnio, un álbum escrito, interpretado, producido y masterizado por el propio artista, con éxitos que le han puesto en la onda de muchos oídos reticentes a acercarse a su música... hasta ahora.
"Este disco es para mí una nueva era", ha subrayado en una charla con EFE ante la publicación el pasado viernes, 5 de abril, de su séptimo trabajo de estudio, con temas de gran calado entre el público como Clavaíto junto a Chanel o Quiero decirte con Ana Mena.
Cuatro años han pasado desde Sigo a lo mío (2020), su anterior álbum, un tiempo en el que mantuvo su residencia más estable en España y en el que, con un estudio de grabación en casa, aprovechó para crear sus nuevas canciones "de forma artesanal" cuando la inspiración llamaba, casi siempre de noche, de ahí el título.
"Nace de un insomnio sano, de las ganas de crear y de hacer cosas, con la mente activa en todo momento, de no querer dormir por si estaba desaprovechando un tiempo en el que podría haber compuesto algo que de repente lo cambiara todo", explica el gaditano.
Algo sí se ha movido definitivamente en la carrera de Mateo (San Fernando, Cádiz, 1998). "Estas canciones han sido como la conexión con ese público que me faltaba, un abanico amplio de edades, que era algo muy complicado", presume "orgulloso y feliz" por la conquista con un álbum en el que ha cogido las riendas creativas "al cien por cien".
En un primer vistazo, la fórmula parece ser fruto de la conjunción de sus influencias latinas con la electrónica a la que cada vez se siente más cercano y un inequívoco estilo ochentero que toma todo su cuerpo en una versión de Maniac de Michael Sembello (popularizada por la película Flashdance de 1983).
"Todo eso me da mucho juego a la hora de bailar, que es algo que llevo haciendo desde que saqué Señorita con 13 años y que no voy a dejar. A mí me gusta y siento que es una forma adicional de expresarme, sobre todo en los conciertos", argumenta.
Polémica con Chanel
En Insomnio, ha llegado a trenzar estilos de partida anacrónicos, como cuando en el arranque del primer tema, Me acuerdo de ti, suena de fondo una marcha de Semana Santa antes de que evolucione por otros derroteros musicales más actuales.
"Me llevé muchos años saliendo con mi hermano en la Hermandad de Humildad y Paciencia y mi abuelo lo hizo más de 60 años con esa cofradía. Representa muy bien lo que soy y de dónde soy, que es de Cádiz", reivindica.
Entre los temas inéditos, una de sus favoritas es 'Riendo y llorando', en la que se dibuja a sí mismo como uno más en una popular fiesta para jóvenes, algo que parece complicado para quien prácticamente no ha disfrutado del anonimato en su vida.
"No le veo la parte mala, solo la buena. Estoy acostumbrado y no me molesta nada cuando me paran por la calle", afirma "superagradecido" y consciente de que su familia ha ejercido de "cable a tierra", especialmente su madre.
Entre las canciones nuevas también está Bailarina, junto a Danny Ocean, en la que confía para que se convierta en un nuevo éxito al nivel de Clavaíto, el cual por cierto fue motivo de polémica cuando lo interpretó a solas en la final de Benidorm Fest 2024 y Chanel manifestó en redes que le parecía una "falta de respeto".
"A mí me sorprendió mucho que ella de primeras pusiera eso en vez de hablarlo conmigo en privado, que somos colegas, y al final la canción la compusimos entre los dos", reconoce Mateo.
En su opinión, no había motivo para el enfado. "Cuando yo la hago sin ella, la canción crece, y cuando ella la hace sin mí, también. Está de más el avisar, porque todo suma", alega, antes de afirmar que el desencuentro duró poco: "Intercambiamos mensajes por Whatsapp y quedamos bien", asegura.
A lo que Abraham Mateo sí ha cerrado la puerta es a participar en Benidorm Fest como aspirante. "No me veo mucho, porque tengo una visión diferente a lo que la gente quiere llevar a Eurovisión", argumenta el artista, que en la última edición vio cómo la banda de su hermano, Lérica, no se clasificaba para la final.
"No quiero sonar como un hermano dolido, aunque claro que me duele. Pero es que, como él, hubo otros casos que me parecieron merecedores de haber pasado y no lo hicieron. ¿Soy yo el que está equivocado? Igual no he sabido entender esos eventos y por eso mismo prefiero dejarle ese lugar a otra persona", apostilla.