El cantaor isleño Jesús Castilla afronta un 2024 lleno de proyectos y plagado de actuaciones. Recientemente se ha anunciado Tándem Flamenco en el que va a formar dúo con el guitarrista sanluqueño Niño Manuel, mientras que el próximo 25 de febrero actuará en la Guarida del Ángel dentro del Jerez off Festival 2024, donde presentará su trabajo Mi cante, mi verdad. El binomio que ha formado junto al empresario musical isleño Jesuli Carrillo está dando sus frutos y San Fernando Información ha querido conocer de primer mano cómo afronta un año que se presume que será muy intenso.
¿Cómo será el 2024 para Jesús Castilla?
—La verdad es que tenemos por delante un año que si, gracias a Dios, se cumplen todas las previsiones va a ser bastante bueno de trabajo.
Lo que parece claro es que está en estos últimos años recogiendo los frutos de todo lo que ha ido sembrando.
—Son muchos años ya en esto y parecer ser que ya uno va madurando y va recogiendo esos frutos que usted dice.
Uno de esos proyectos es Tándem Flamenco con el guitarrista sanluqueño Niño Manuel, ¿de qué se trata exactamente?
—Como bien dice su nombre es una cosa de dos y lo que pretendemos es darle también su protagonismo al guitarrista. Tanto él como yo no somos nadie el uno sin el otro. Se fue comentando por redes sociales que hacíamos un buen tándem y fue a Jesuli Carrillo al que se le ocurrió lo de
Tándem Flamenco. Siempre se dice que el guitarrista está ahí para el cantaor, pero en este espectáculo él tendrá sus momentos en los que toque solo y demuestre lo buen profesional que es, además de un pedazo de guitarrista.
Y el próximo 25 de febrero estrena en Jerez Mi cante, mi verdad.
—Ese es otro espectáculo que lo hicimos también en la tercera Bienal de Jerez, Cádiz y los Puertos en La Merced, y ahora lo hacemos en
La Guarida dentro del Festival de Jerez. Es lo que dice el título, yo expreso todo lo que siento y creo que no hay mentira cuando me siento en la silla a cantar.
Hay muchas cunas del flamenco, pero, ¿sigue siendo Jerez el referente en este sentido?
—Cunas de flamenco hay muchas, están Cádiz, Jerez, San Fernando, incluso El Puerto o Sanlúcar también, pero la verdad es que en Jerez es donde se le da la importancia que hay que darle. Yo creo que ni aquí, ni en Cádiz ni en ningún otro sitio se le da al flamenco esa relevancia que se le da en Jerez. Pero no solamente al flamenco, también se lo dan al caballo, al vino..., yo la verdad que es tengo muy buenos amigos allí, e incluso hace poco me he enterado que tenía algo de descendencia de allí de Jerez de un barrio muy flamenco. Más que cuna lo que pienso es que lo viven, saben tratarlo y cuidarlo.
¿Y que supone para usted pisar Jerez para cantar?, ¿respeto?
—Pues sí, allí la lista de cantaores es ufff, desde
Agujetas,
El Torta,
Chocolate, que también nació allí aunque se dice que es de Sevilla,
El Morao,
Parrilla, Fernando La Morena. Hay una estirpe muy grande familias que a lo mejor es lo que nos ha faltado aquí a nosotros en La Isla, aunque hayamos tenido al más grande como Camarón. Luego ha habido gente como
Chato de La Isla,
Alvarito y los que estamos en estos momentos, pero aquí no se le da la importancia que se le da allí. A Jerez va uno con mucho respeto porque sabe que va a ir gente a escucharte y que sabe de flamenco. Hay incluso alguno que te compara con cantaores de allí y hay que estar a la altura o por encima.
¿Con quién le comparan en Jerez?
—A mí allí muchas veces me han dicho que soy muy parecido a
El Torta, e incluso un gran amigo y compañero como David Palomar me lo dijo hace años, que tenía ese aire. Eso es un orgullo.
De todas formas es verdad que usted ha bebido de la fuente de los más grandes, pero lo cierto es que ya tiene una personalidad propia dentro del flamenco.
—El copiar no vale. Yo siempre he cantado por Camarón desde que nací, desde que empecé en esto del flamenco todo lo que cantaba era de él, e incluso había aquí mucha gente en La Isla entendía del flamenco que me decía que cantara por mí, no por Camarón, pero lo cierto es que es lo que yo he mamao. Con el paso de los años sí que es verdad que te vas dando cuenta y vas creando tu propia personalidad y coges de cada uno lo que más te gusta, los englobas todo y sacas tu sello propio.
Otro buen tándem es el que forma con Jesuli Carrillo. —Muchas veces hay hermanos que no tienen que ser de sangre y él y yo nos conocemos desde niños. Cuando era un chiquillo yo ya le cantaba cuando bailaba. Hemos tenido esa amistad de toda la vida y le estuve cantando hasta última hora cuando ha bailado hasta que se le ocurrió montar esta empresa de Producciones Carrillo. Se metió en un berenjenal muy gordo y más en el momento en el que lo hizo, que fue en plena pandemia. Ha estado luchando y este año parece ser que va a dar que hablar su empresa en el mundo del flamenco.
Además de los dos proyectos que se han mencionado con anterioridad, ¿cómo tiene el resto de la agenda para este 2024?
—Hay bastante cosas que están a punto de cerrarse a falta de la firma, como se suele decir, y tenemos en la cabeza muchos festivales, que es lo que uno quiere. El año pasado gracias a Dios hicimos bastantes y este año esperamos repetir los mismos, e incluso hacer algunos más. Es donde nosotros los flamencos nos vemos, en los grandes festivales que es como si fuera nuestra recompensa. También queremos hacer algunos recitales en las peñas, que es lo que nos gusta.
¿Tiene en mente acudir a algún concurso para aumentar su palmarés de premios?
—La verdad es que no. Me he llevado muchos años concursando y, gracias a Dios, a mi labor, a mi constancia y a mi estudio tengo muchos premios. Creo que hay un momento en el que los concursos hay que dejarlos un poco al lado y que vayan los que están empezando. Lo que quiero es dedicarme un poco más a trabajar.
¿Hay algo previsto para fuera de España?
—Algo hay y además pronto. Además de trabajar como Jesús Castilla sigo abierto también a acompañar a compañías de baile de las buenas y ahora voy a Munich y voy a Portugal también, eso es algo que me da un poco de vida. Esperemos que ya también con Jesús Castilla como cantaor hagamos algo más. Lo de Tándem Flamenco se ha mandado a Sicilia, París, Chicago, Holanda..., sitios donde tenemos contactos y esperamos que salga algo.
¿De qué salud cree que goza ahora mismo el flamenco en San Fernando?
—Hay gente que está ahí, hay chavalitos que lo están intentando, lo que pasa es que se aburren un poco y yo siempre les digo que no lo hagan, que este mundo es así, es constancia y si hoy te sale mal una cosa al día siguiente te va a salir bien. La hay para el cante y, sobre todo, para el baile, donde hay muchísimo. La verdad es que La Isla si puede presumir de niñas y niños bailaores, ya que por fortuna aquí hay muchas academias y escuelas. En el cante tenemos ahí a Jesús de Lucas, que siempre acepta muchos consejos que le doy. Estoy convencido de que todavía van a salir de aquí buenos artistas.
¿Cree que el Centro de Interpretación de Camarón además de su carácter expositivo debería quizás servir también para hacerle un hueco a esos jóvenes valores que usted dice?
—Yo creo que es lo que le falta, las actuaciones. Hubo una allí una vez en la azotea con
Rancapino Chico y aquello estuvo de lujo. Lo que pasa es lo que siempre pasa en esta tierra, que tiras una piedra y todo el mundo protesta,. Hubo quejas y se tuvo que quitar. Es una pena y no entiendo como a las nueve de la noche moleste un cante con una guitarra. También tiene el salón de abajo donde se pueden dar recitales y actuaciones flamencas. Yo creo que los que lo llevan deberían planteárselo, sobre todo en verano que es cuando viene la gente de fuera. Cuando llegan aquí les encanta el Centro de Interpretación de Camarón, su mausoleo, la peña, pero es verdad que al final se quedan con las ganas de escuchar algo de cante.
¿Qué echa de menos que no se le haya hecho a Camarón en su tierra?
—Hace 30 años que tendríamos que tener un festival de prestigio con su nombre y que vengan figuras del cante como sucede en otros sitios. Aquí antiguamente estaba el de la Tertulia Flamenca, que era muy bueno pero acabó perdiéndose. Camarón sigue generando dinero y creo que con un festival de ese estilo va a salir ganando todo el mundo.
Y Jesús Castilla, ¿tendrá el relevo en casa?
—Mi nieto, que es mi locura y del que su madre es bailaora, desde que tiene cuatro meses está viendo videos de Camarón. Lloraba y cuando le ponía el video de José en Málaga, cuando salió con la chaqueta colorá, el niño se callaba y se quedaba embobao mirando. Lo acostaba conmigo en la cama, le ponía el video y hasta que no terminaba no se quedaba dormido. Ahora que tiene 18 meses hasta me quita el móvil cuando me pongo a ver algún video con solo escuchar su voz. Se le ve que es flamenco, que le gusta. Ojalá siga con los gustos de su abuelo.
¿Hay algún palo que le guste cantar por encima del resto?
—Yo creo que los palos flamencos cada uno tiene su tiempo en cada cantaor, por lo menos en mí. Lo que más me gusta es la bulería, pero hubo un tiempo que cantaba por soleá y cada vez me gustaba más y me gustaba yo a mi mismo más. Sin embargo, ahora estoy más metido con la seguiriya, que es un cante muy rancio, muy de la tierra. Cada día lo voy haciendo mejor, estoy gustando bastante y gracias a ese palo he logrado muchos primeros premios, además de ser la madre del cante. Yo me escucho cantando ahora por seguiriyas y hace doce años y
ufff. Pedrín García me dijo una vez que iba a ser un buen cantaor flamenco cuando pasase los 40 años y no se equivocó.