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“El Carnaval está para reírse de uno mismo, es gamberrismo y cada vez falta más libertad”

Raúl Cabrera lleva 20 años ligado al Carnaval como autor y compositor, además de hacer letra y música a grandes artistas del panorama nacional e internacional

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  • Raúl Cabrera. -
  • En este Carnaval de 2024 será reconocido en tu tierra recibiendo el Timón de Oro

Humildad. Esa es la palabra que define a la perfección al isleño Raúl Cabrera, que cuenta en su haber con hasta tres discos de oro por componer canciones para artistas como María Carrasco, Sarayma o Los Rebujitos, e incluso fue nominado a los Latin Grammy con una canción interpretada por Paco Candela. En su nómina de cantantes también aparece gente como Andy y Lucas, David de María, María Toledo o Antoñito Molina, entre otros. Una profesión que comparte con su gran pasión desde hace dos décadas: el Carnaval. Ha sido componente y autor de música de numerosas agrupaciones y, en la actualidad, hace tándem con Miguel Ángel García Argüez El Chapa  en la autoría de una de las comparsas punteras de la fiestas como son Los colgaos. Su dilatada carrera hará que en estos Carnavales sea distinguido en su tierra y ante su gente con el Timón de Oro, que entrega la Asociación Carnavalesca El Timón.  

Le dije hasta dos veces que no a Juan Carlos Aragón y a la tercera fue la vencida, sobre todo cuando me dijo si estaba fichando a Gareth Bale"

Timón del Oro del Carnaval. Sin duda es un reconocimiento para alguien que lleva muchos años vinculado a estas fiestas.
—La verdad es que unos poquitos sí que llevo. Este año hago 20 de Carnaval y tengo 40, llevo la mitad de mi vida haciéndolo. Creo que tampoco sé hacer otra cosa que no sea música o Carnaval, yo creo que es algo que va de la mano. Siempre ha llevado La Isla por bandera y que te reconozcan algo en tu tierra es muy gratificante. Y además de donde viene no, ya que esta entidad de El Timón sabemos que lleva ya muchísimos años haciendo cosas por el Carnaval de La Isla y bastante bien. Ya no sé si será merecido o no, pero estoy muy contento.    

Y a partir del Carnaval, ¿surgió su otra vertiente profesional como compositor de música convencional o fueron las dos cosas en paralelo?
—Creo que, como he dicho antes, han ido unidas. Luego es verdad que un poco se separan porque en el Carnaval empiezo muy jovencito, pero hago un paroncillo ya que me empieza a llenar un poco más el mundo de la música, componer. Tras ese pequeño parón, retomo el Carnaval y vuelvo a compaginar las dos cosas. Sí que es verdad que primero empiezo en el mundo del Carnaval, pero luego cuando veo que poco a poco me va gustando cada vez más la guitarra y componer, me decanto un poco más por esta última faceta.

 

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¿Y cómo va llegando un joven compositor de La Isla al elenco de artistas para los que usted ha hecho canciones?
—Creo que el trabajo y la constancia es la clave del éxito, además de tener muy buenos contactos y desde los cimientos, como digo yo, empezar a trabajar bien. Sí que es verdad que en este mundo sin contactos no se logra nada, puedes tener muchas canciones buenas pero al final se te quedan en un cajón porque lo difícil no es componerlas, es darlas a conocer y hacerlas llegar al sitio y al artista indicado.   

¿Cuándo cree que se inició ese despegue en su carrera como compositor musical?
—Yo empecé aquí con una cuadrilla muy buena en la que estaban Diego Gallego, Salvador Otero, Dani Gallego y Lucas, que fueron los que a mi me descubrieron en esto de la música. Con ellos empecé a tantear este mundo. Tras dos años con ellos y en el 2007 llegó el pelotazo con María Carrasco y el tema del Abuelo, que fue mi primer Disco de Oro. Ahí fue cuando me dí cuenta de que podía hacer algo guay. Recuerdo que mis amigos me decían quillo, creételo y hay ya empecé a tener contactos con diferentes discográficas, editoriales y, a partir de ahí, vino todo muy rápido. Me fichó una editorial de Madrid, me vi con un encargo de obra..., fue todo muy rápido y lo que empezó como un hobbie se convirtió en mi trabajo.

¿No le dio vértigo? Siempre se ha hablado de eso de las puñaladas en el mundo del Carnaval y es fácil imaginar que en el caso de la música convencional ocurre tres cuartos de lo mismo.
—Si me apura, creo que la música es peor que el Carnaval. En el Carnaval cuando las hay es cuando estamos en este mes de competición, luego yo he estado con compañeros que somos rivales y nos hemos comido a besos en una peña y hemos cogido un morazo gordo. Sin embargo en la música se mira más lo económico y saca más a relucir el ego de las personas, que creo que es el mayor enemigo que tiene el ser humano. Eso es una selva, un campo sin vallado. Yo lo que hago es intentar estar ahí a la sombra, trabajar desde mi casa e intentar llevarme bien con la gente que se lo merece, y con la que no, y que se entienda bien esta expresión, utilizarla hasta donde la tengo que utilizar para coger un tema, un contacto, y tal..., y sabiendo que con él no me voy a tomar ni un café, ni mucho menos.    

Viendo la gente con la que trabaja, lo que está claro es que le gusta mucho todo lo que suena a sur, a lo cálido de esta zona.
—Claro, es que es lo que yo he vivido desde pequeño. El flamenco en casa y luego vienen estas fusiones de flamenco fusión, flamenco pop, reggaeton flamenco, etc. Y que bonito es trabajar con gente de tu tierra y que esos artistas se acuerden de ti como Andy y Lucas, Son de Cái, María Carrasco..., es bonito trabajar en casa. Luego, evidentemente, trabajo con gente que son más internacional e incluso tengo canciones en Estados Unidos con CNCO del ex portero del Barcelona, Pinto, que alcanzado más de 30 millones de reproducciones,  con la cantante argentina Lali Espósito y con el Circo del Sol de Leo Messi. Mi madre muchas veces me pregunta que cuántas canciones tengo por ahí y no sé qué contestarle. Se trabaja con tanta gente y todo van rápido..., y tengo tantas puertas donde llamar que a lo mejor de 40 ó 50 canciones que se colocan en un año tienes más posibilidades de que haya diez o quince que peguen.     

¿Y cómo compagina para llevar para delante la composición de música comercial con la que de Carnaval?
—Hay días y semanas que son caóticos porque se unen las dos cosas. Tengo que componer para la comparsa, ensayar con ella y sus actuaciones y, aparte, está mi trabajo. Yo lo que hago desde hace varios años es que trabajo desde muy temprano por la mañana y las tardes se las dedico al Carnaval. Y lo poquito que me queda es para la familia. Yo hasta que la mente y el cuerpo, pero sobre todo la ilusión, me aguanten estaré ahí. En estos tiempos que corren creo que es importante agarrarte a algo y es eso lo que me mantiene inmerso en tantos proyectos.

La gente que le conoce y le rodea destaca su humildad, que pese a todo lo vivido y logrado no ha dejado de ser el mismo.  
—Yo siempre digo que prefiero estar en mi mundo, en mi bola y trabajar con el que quiera trabajar conmigo. Yo le abro las puertas de mi casa a todo el  mundo. Que algunas veces acertaremos más con algunas canciones o con algunas comparsas, todos sabemos que esto es cíclico, un día estás arriba y otro abajo. Creo que es importante tener los pies en la tierra y, sobre todo, el coco más o menos bien amueblado. De todas formas es bonito que después de tantos años se te empiecen a reconocer cosas y más si es en tu tierra, que mejor que mejor.  

¿Cómo vive el Concurso del Falla?
—De manera muy intensa. Es una vez al año, tengo muchos amigos en todas las modalidades y me gusta disfrutar de todo. Yo me trago todas las preliminares, no soy solo de ver las punteras y me gusta ver lo bueno que tiene cada agrupación o cuando no hay por donde cogerlo. Yo creo que al final eso es el Carnaval.     

¿Cómo le llega la oportunidad de ficha con un grupo de un mito del Carnaval como es Juan Carlos Aragón?
—Yo entre con Juan Carlos a la tercera vez que me llamó. La primera vez que lo hizo le dije que no porque preferí quedarme saliendo con mis colegas, flipa. Luego me volvió a llamar y no era el momento porque yo era autor de Los hombres de negro. En esa época ellos fueron Los millonarios  e imagínese la pataleta que me dieron porque esa comparsa es histórica. Y ya a la tercera vez que me llamó ya dije que estas vez sí o sí. Además recuerdo una llamada de Juan, que es cojonuda, que cuando le cojo el teléfono lo primero que me dice es quillo te vas a venir conmigo este año o tú quién eres joe Gareth Bale.  Ya ahí dije que sí y, a partir de entonces, hice con ellos el verano de La guayabera, hicimos una antología de chirigotas y, desde ahí, hasta el fatídico día en el que nos dejó.

¿Y esa obsesión de Aragón por usted?
—A él le hablaron muy bien de mi en lo referente al montaje de comparsas, es decir, afinación, instrumentación, coreados y demás. Aparte que yo no soy un tío de dar grandes problemas, sé el rol que tengo que tener en cada momento y sé empatizar bien con la gente, me gusta rodearme de ellos. Creo que si formas parte de un grupo es para que este resalte. Y él tenía buenas referencias sobre mi y me pegó el toque.

No es muy difícil de entender que dejar atrás el legado de Juan Carlos Aragón os va a costar mucho tanto a ti como a Chapa, ¿no?
—Hay mucha gente que todavía dice mañana canta el grupo de Juan Carlos, algo que a mi me sigue poniendo muy gordo. Para mi, sin desmerecer a los demás autores que son magníficos, Juan Carlos es, ha sido y será el mejor. Por su forma de entender el Carnaval, por la manera en la que escribía, por su gamberrismo, su poca vergüenza., por tener esa personalidad de cantar algo sabiendo que no iba a pasar a la final, es espectacular. Para nosotros como grupo es un orgullo que nos digan que somos su grupo y, además, lo seguiremos siendo porque ha sido el más longevo que ha estado con él. Desde Los millonarios seguimos con la misma tesitura, la misma afinación y la misma filosofía de Carnaval.

Y la experiencia con Miguel Ángel García Argüez, ¿cómo está siendo?
—Es para comérselo. Yo creo que el mejor binomio que he podido encontrar en esto del Carnaval y mira que he trabajado con más autores. Miguel está muy en mi onda, somos muy pasotas, vamos a nuestra bola e incluso dicen que somos los hippies del Carnaval. Compartimos tantas cosas que creo que eso al final se ve reflejado en el trabajo que hacemos. Lo cuidamos mucho, somos muy pesados, le damos muchas vueltas a las cosas y creo que he encontrado la mejor pareja posible. Él me entiende a mi, yo soy una persona muy inquieta, muy impulsiva muchas veces y él me sabe escuchar, que creo que es muy importante. Lo que puede salir de mi boca hacia él es gloria bendita.

¿Y el grupo?
—Es una familia. Cantamos todos los fines de semana, durante cuatro meses ensayamos todos los días de la semana y eso hace que la unión sea tremenda, ahí hemos vivido bodas, nacimientos de hijos, pérdidas de seres queridos, hemos llorado, hemos reído, hemos hecho de todo. Hemos cantado en el Liceo de Barcelona, en Madrid, este último año hemos estado por Logroño. Pasamos muchas horas de autobuses, viajes en tren. Después del palo que nos llevamos con lo de Juan, saber y sentir que seguimos vivos con esta nueva comparsa, el grupo se lo cree y está contento.

Cambiando un poco el tercio y girando hacia su faceta profesional, ¿en qué anda metido en estos momentos?  
—En millones de cosas. Tengo algunas que se estrenan ahora en febrero con Son de Cái, Razel, María Carrasco, María Toledo o el salto que he dado al cine con Moisés Losada y la película La reina del convento componiendo la banda sonora de la película junto a Edu y Sarayma. Y otras que vienen en camino como, por ejemplo, el cuarto Disco de Oro que me lo dan en el Falla con Andy y Lucas, que creo que es en abril.   

También ha compuesto para Kiko Rivera, ¿qué le ha parecido su reacción tan espectacular al repertorio de la chirigota de Antoñito Molina que van haciendo una parodia sobre él?
—Brutal. Esto es Carnaval y hay que reírse de uno mismo. El Carnaval está para decir cosas y es gamberrismo, y se está convirtiendo ahora en que todo tiene que estar perfecto, falta libertad. Es mucho más sencillo de lo que nosotros lo hacemos. Me llamó Antoñito Molina preguntándome si Kiko se iba a molestar y le dije que yo, conociéndolo porque somos muy amigos, sabía que no se iba a enfadar, ya está hartó de todo. No obstante antes de actuar lo llamamos y al final le ha dado hasta las gracias. Tanto Antoñito como Kiko son gloria. Lo que han hecho es arte, desnudar a una persona y darle caña con gracia. El Carnaval tiene magia para bien y para mal.     

Me decía que le está gustando mucho la gente que viene por detrás y que eso es lo que realmente lo que hay que cuidar.  
—Nosotros que somos los más jóvenes y estamos tirando ahora del carro es lo que el Carnaval de Cádiz tiene que cuidar. Venimos de la cantera, seguimos haciendo cantera y ahora estamos dando nuestros pasos por adultos. Traen cosas frescas, ideas innovadoras y hay gente que viene escribiendo muy bien como es el caso de Cornejo o las músicas frescas de mi amigo el Tomate, el Jona o nosotros con Los colgaos, que al final somos unos pibes..., en mi comparsa hay gente con 26 años. Vamos a cuidar a esa gente, los que están consagrados ya están más que cuidados y saben cuidarse solos. Vamos a cuidar a los que vienen por detrás, que están dando guerra y que no están trayendo cosas que a nadie tienen que envidiar.       

Qué opina de esa corriente que se ha generado, sobre todo en redes, de que si todos los autores y componentes de La Isla que están en Cádiz regresan a su tierra habría muchas agrupaciones isleñas que se llevarían premios en el COAC.   
—Es verdad que en Cádiz, quitando los cuartetos, hay muchísimos componentes isleños en el resto de modalidades. Yo pienso que el problema está en que tampoco se ha fomentado eso mucho desde aquí desde La Isla. Hay afición al Carnaval y hay muchos componentes y buenos, pero creo que aquí tampoco se ha cuidado mucho el tema de las agrupaciones. Entonces cuando te dan la oportunidad de salir a Cádiz, salimos. Yo sé que a mi hay gente que me critica por ello, pero yo realmente no me he ido de aquí y todos los años le doy las músicas a la comparsa juvenil de Dani Oliva y el año pasado saqué una chirigota infantil. Cuando llegué a Cádiz en el 2009 viví una cosa que no había vivido, lo probé, me enganché, me gustó y decidí quedarme allí. Eso no significa que descarte que algún año me junte con gente buena y decidamos sacar algo aquí en La Isla. Nunca he renegado de mi tierra y nunca lo haré, pero creo que desde la base no se ha trabajado bien; no se fomenta la cantera que es de donde viene el Carnaval. Ahí es donde hay que dejarse la candela, en infantiles, que luego de ahí es donde sale gente como Ramón de la Rosa, Requeté, Juan Rivero y de todos los que hemos mamado desde chicos. Es en la cantera que hay en Cádiz en el espejo que hay que mirarse.            

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