En 2017, Esteban Benítez Valle, con una mano adelante y otra atrás, partió hacia Alemania en busca de su sueño: participar en unos Juegos Olímpicos. Hoy, a sus 32 años, se encuentra en la cima de su carrera, en el puesto 77 por la Federación Ecuestre Internacional y clasificado para la modalidad de concurso completo. Dos de sus compañeros equinos, Utrera AA y Escara GP, lo acompañarán en esta gesta, marcando la cuarta participación olímpica de un cañaílla en la cita deportiva más importante del planeta.
Benítez, en una entrevista exclusiva para 7TV San Fernando, admite que no podría haber conseguido este hito sin el equipo que ha formado en tierras germanas. Su equipo está conformado por un osteópata, un herrador, un fisioterapeuta y un mozo, todos piezas clave, que también estarán en París 2024 para mantener en perfecto estado de salud tanto al jinete como a los caballos. " Hace falta un gran equipo humano que lleve todo hacia adelante", destaca con gratitud.
Es el cuarto cañaílla que participará en unas Olimpiadas
A pesar de la magnitud del evento, el isleño no muestra nerviosismo. “Aún queda mucho por delante. Hay muchas competiciones antes del 27 de julio”, declara. El jinete se muestra cauteloso y su objetivo es acabar entre los 20 primeros. Aunque añade que el futuro es incierto y en este deporte puede ocurrir cualquier imprevisto que le arrebate la oportunidad por la que ha sacrificado tanto: desde una lesión del caballo el mismo día de la competición hasta ser adelantado en el ránking - hecho que espera que no ocurra-.
Un detalle que añade más emoción a su logro es que compartirá esta experiencia con su amigo y jinete chiclanero Carlos Díaz Fernández, siendo los únicos dos españoles clasificados para la prueba. "Llevamos 20 años juntos. Ambos salimos del Club Hípico Jinetes de la Bahía”. Este club, a pesar de su origen humilde, según Benítez, tiene algo especial: “Hasta cuatro jinetes de cuatro estrellas han salido de ahí; algo diferente debe de haber”, dice entre risas.
“En mi cuadra me dedico desde cambiar una bombilla hasta preparar caballos para la venta que pueden llegar a participar en las Olimpiadas”
La conexión entre un jinete y su caballo es crucial y Benítez lo sabe bien. Dedica hasta 8 horas diarias solo al entrenamiento, forjando vínculos sólidos a base de tiempo y esfuerzo. “La conexión que desarrollas con los caballos es algo inexplicable. Cuando estoy sobre el caballo, se establece una confianza mutua. En ocasiones, miro a los ojos de mi caballo y la incertidumbre sobre sus sentimientos hacia mí surge en mi mente. Sé que me quiere, pero es una sensación difícil de comprender para alguien que no haya vivido esta experiencia o que no se dedique a ello”, explica.
Su dedicación se extiende a preparar caballos para la alta competición, un proceso selectivo y demandante que ha convertido su cuadra, 'Cádiz Sport Horses', en una referencia en el mundo ecuestre. No obstante, detrás de este proyecto hay un arduo y sacrificado trabajo. “Me dedico desde cambiar una bombilla hasta preparar caballos para la venta que pueden llegar a participar en las Olimpiadas”, reconoce.
"Me encanta la adrenalina que da ir a una alta velocidad; es mi pasión"
Benítez recalca la importancia de la experiencia. "Los competidores que suelen ganar tienen 45 años o incluso participan hasta los 60. La veteranía es crucial en este deporte", comenta.
El triatlón ecuestre fue la elección de Benítez debido a la adrenalina y la dificultad técnica que ofrece. "A muchos jinetes no les gusta porque es peligroso; a mí me encanta, es mi pasión", confiesa. Afortunadamente, nunca ha sufrido ninguna caída grave que lo haya apartado del circutito competitivo. “Toco madera”, añade.
"Echo de menos poder llamar a mi amigo y poder hacer cualquier plan improvisado por San Fernando"
El aspecto mental no es subestimado por Benítez, quien resalta la importancia de mantener la calma y la fortaleza psicológica. "Los jinetes nos quemamos mucho a nivel psicológico. Tengo un psicólogo deportivo que me prepara en ese aspecto. El caballo lee muy bien el estado anímico del jinete. Si estás nervioso, prepárate para cosechar un mal resultado ", revela.
Pese a su arraigo en Alemania, Benítez confiesa que extraña su tierra natal, especialmente la espontaneidad de poder llamar a un amigo e improvisar algún plan. "Alemania está bien para desarrollarse profesionalmente, pero aquí se vive mucho mejor", dice con una sonrisa nostálgica.