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5.700 fallecidos y 32 toneladas de huesos humanos a apenas 300 metros de La Casería

San Fernando Información visita el Cementerio de los Ingleses para rememorar la historia de este camposanto que se remonta al siglo XIX

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San Fernando Información ha visitado el Cementerio de los Ingleses. El origen de este camposanto se remonta al siglo XIX, perteneciendo inicialmente al Hospital de San Carlos, establecido en 1808 para atender a los soldados durante la Guerra de Independencia. Los primeros enterramientos fueron de alrededor de 300 soldados franceses. Las autoridades españolas incumplieron las condiciones de rendición francesa tras las batallas de la Poza de Santa Isabel y Bailen, resultando en la reclusión de los franceses en pontones insalubres, generando así una alta tasa de mortalidad.

Situado junto a la playa de la Casería, este antiguo cementerio militar esconde una mentira en en su nombre: en él no reposa ningún inglés; solo franceses y españoles. Dado su carácter católico, los aliados ingleses, por ser protestantes, eran considerados herejes. Entre 1810 y 1812, los ingleses fueron sepultados en el depósito de Casa Alta, precursor del actual Cementerio de San Fernando.

Los documentos iniciales lo identifican como el camposanto del Hospital de la nueva Población de San Carlos. Aunque carece de un nombre oficial, se sugiere denominarlo Cementerio de San Carlos, aunque también es conocido como de la Casería, de los Franceses, o de los Soldados. Según Miguel Ángel López Moreno, a quien agradecemos su exhaustiva labor documental, hasta 1911, aproximadamente 5.468 españoles fallecidos descansan allí. Más de novecientos de ellos murieron defendiendo La Isla de León durante el asedio francés de 1810 a 1812. En total, alrededor de 5,700 personas y 32 toneladas de huesos humanos yacen en este lugar.

Este camposanto guarda parte de la historia negra de España, aunque quedó en desuso durante el franquismo. Se rumorea -no hay ninguna evidencia documental sobre elllo- que los militares republicanos opuestos al Golpe de Estado de 1936 fueron fusilados en una fosa común en la zona.

Hoy en día, vecinos recuerdan historias de su infancia, cuando jugaban entre los huesos. Algunos individuos se aprovecharon de estos niños, proporcionándoles huesos por una mínima suma de dinero con fines médicos o de coleccionismo, ya que tenían un alto valor en el mercado.

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