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La Venta Calderón se supera con una calabaza de casi 300 kilos

Al dejar un ejemplar por mata han conseguido triplicar el peso del año pasado. Animan a aficionarse a este cultivo, que requiere alimento, mucha agua y mimo

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  • De momento han expuesto en la venta la calabaza de 160 kilos. Junto a ella posan sus artífices, Antonio Sánchez y Salvador Muñoz. -
Si hay algo que se está convirtiendo en un clásico de las últimas semanas de agosto en Arcos es la tormenta de verano y las calabazas gigantes de la Venta Calderón. Este es el tercer año que cultiva ejemplares de grandes dimensiones su gerente, Salvador Muñoz, junto a sus amigos Andrés y Antonio Sánchez, padre e hijo respectivamente.
Al comprobar que las calabazas se criaban tan grandes -hasta 60 kilos el primer año y más de 90 el segundo-, decidieron continuar con el cultivo y superar la hazaña, sobre todo Andrés y Antonio, que tienen más tiempo libre. Así, este año cada uno ha sembrado sus casillas de calabazas en sus huertos particulares. Salvador la ha dejado silvestre, sin cortarle guías ni flores, y de esa mata han salido nueve calabazas, que en total suman casi 500 kilos. Algo que llamaría bastante la atención sino fuera porque Antonio y Andrés, que han dejado un ejemplar por mata, han conseguido un resultado espectacular, con tres calabazas de 160, 200 y casi 300 kilos de peso.
El secreto para conseguir semejantes dimensiones es bien sencillo: desde el mes de abril que siembran las semillas “que no les falte el alimento, mucha agua, estiércol y cuidarlas”, explica Salvador. Sí reconoce que cada año les prestan más atención, haciéndole pruebas, midiéndolas, y experimentando en definitiva. Además, otros años sólo les ha entrado agua por abajo, bien por goteo o por sus pies, mientras este también se ha pulverizado por arriba, con lo cual se crían mejor.
Así van aprendiendo cada temporada, corrigiendo los fallos y dejándoles más espacio en el huerto, por lo que “igual el próximo verano conseguimos una de 500 kilos”, bromea Salvador. Al parecer, el Récord Guiness de estas calabazas está en 700 kilos en Estados Unidos, mientras en España consiguieron alguna de 400 en Cáceres, por lo que poco a poco se van acercando.
El cultivo de estas hortalizas de color anaranjado y sabor dulce y afrutado se ha convertido en toda una afición para estos arcenses, que contemplan a diario durante el verano el progresivo crecimiento de semejantes ejemplares en sus huertos. Después, cuando las cortan y las trasladan a la Venta Calderón, les llena de satisfacción ver las caras de asombro de los curiosos que se acercan a verlas y fotografiarlas, pues todo el que llega quiere inmortalizarse con ellas.
Poco a poco están consiguiendo además que se interesen nuevos aficionados, a los que están dando pipas y que ya este año han superando los 80 kilos, por lo que a Salvador le gustaría con el tiempo poder organizar una Fiesta de la Calabaza, exponiendo distintas variedades, las más bonitas, o incluso un concurso gastronómico. Y es que a pesar de su respetable peso estos frutos se pueden comer como el resto, ya que la carne es muy sabrosa, bien fritas, a la plancha, en crema, para dulce, en pisto, aliñada o en la tradicional comida de calabaza, de lo que puede dar fe Salvador, que ha probado las diferentes opciones en su restaurante.

Exhibición
Otro récord está en su conservación, pues Salvador ha tenido una en la venta durante un año completo, cuando lo normal es que no duren más de cuatro o cinco meses. La clave también está en cogerla a tiempo, en el momento justo de maduración, según los expertos cuando el pezón deja de estar verde.
De momento tiene expuesta la de 160 kilos en la venta, y en los próximos días llegará la de 300, aunque no va a ser tarea fácil. Para sacar del huerto la primera lo hicieron con una manta entre cuatro, aunque para la grande necesitarán un camión grúa, y una mesa con ruedas para meterla en el restaurante.
A partir de entonces estarán expuestas en la Venta Calderón “hasta que aguanten”, por lo que Salvador anima a arcenses y visitantes a que se acerquen a verlas y fotografiarse con ellas. En años anteriores han recibido visitas de otros pueblos de alrededor y de turistas que “se asustan al verlas”, reconoce. Sus dueños están orgullosos del resultado de la dedicación de estos últimos meses, y les gustaría que su hazaña fuera motivo para que destacará el nombre de Arcos por toda España, y si puede ser en el Libro Guiness mucho mejor. La de 300 kilos de peso tiene poco que envidiar a la que diseñara Walt Disney para la carroza de Cenicienta...

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