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La VIII edición de 'La Isla Ciudad Flamenca' vive un estreno de altura en el Parque

El 'Niño del Parque' fue calentando el ambiente, Remedio Reyes cuajó una actuación redonda y Pedro 'El Granaíno' puso el broche de oro

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  • Pedro 'El Granaíno'. -

Un inicio de altura para un festival que, tras ocho años, se ha convertido en todo un referente nacional porque nadie da más por menos. En efecto, este viernes por la noche arrancó la VIII edición de La Isla Ciudad Flamenca y se nota en el ambiente que año tras año sus organizadores se van superando. Y el primer recital no defraudó a los varios cientos de personas que se dieron cita en el Parque Almirante Laulhé, que llenaron las 550 sillas que se pusieron en el centro del auditorio y luego las gradas estaban copadas hasta la mitad. En torno a 1.000 espectadores asistieron al espectáculo.

Y es que cuando todavía resuenan los ecos de la recién finalizada Feria del Carmen y de la Sal, el flamenco toma el relevo y durante 42 días San Fernando se convierte en uno de los epicentros del país para aquellos que quieran empaparse de este arte que hace casi 13 años fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.  

El cartel era inmejorable para el estreno, puesto que por el escenario desfilaron, en este orden, Antonio Aparicio Olmo, el Niño del Parque, Remedios Reyes y Pedro Heredia Reyes, es decir, Pedro El Granaíno, que ahora mismo está considerado uno de los referentes flamencos en España. Casi tres horas de flamenco que hicieron las delicias de todos los que se dieron cita en el céntrico espacio verde de la ciudad.

 El primero en hacer acto de presencia fue el Niño del Parque, uno de los grandes exponentes de La Isla del cante jondo poderoso y auténtico, que inició su actuación por soleá. Antonio Aparicio contó en todo momento con la complicidad del guitarrista isleño Juan Manuel Fernández, quien cabe recordar que en la pasada edición de La Isla Ciudad Flamenca fue reconocido con el premio Actuación más Relevante del festival por su espectáculo Guerrero.

La siguiente en aparecer en escena fue la cantaora chiclanera Remedios Reyes Montoya, que demostró que de casta le viene al galgo, la nieta y sobrina de Antonio y Roque Montoya Jarrito, fue creciendo sobre el escenario a medida que iba cantando para cuajar una actuación más que redonda que hizo que el público la despidiera en pie cuando se arrancó por bulerías, donde demostró sus dotes de bailaora. No en vano formó parte de las compañías de Manuel Morao y Sara Baras.  

Destacó una vez por su aire festero, mostrando al público sus formas raciales y la flamencura como expresión. Además cuando se arrancó por fandangos no dudó en dedicárselos a Enrique Montiel, que se encontraba en primera fila.

Y faltaba la guinda y esta la puso Pedro El Granaíno quien mostró todos los respetos por cantar en la tierra donde nació “el más grande”, Camarón de La Isla, a quien dedicó su actuación mirando al cielo. Cuando uno está tocado por la varita, sobran las palabras. A sus 50 años, y en plena madurez, se nota que el cante forma parte de su vida desde el día que nació.

Pedro Heredia Reyes es un cantaor atípico , dentro y fuera de los escenarios. Dentro de los escenarios es uno de los mejores del momento. Se refleja en muchos cantaores, pero tiene un estilo personal que lo hacen único. Recuerda a Camarón (camaronero de pro), a Chocolate y a otros como Chacón y Tomás Pavón, pero ha sido capaz de crear un estilo único inconfundible y diferente.

Desde que pisa el escenario, por su forma de vestir, por su elegancia al dirigirse al público y por su buena presencia y estampa, hace que se esté ante un artista elegante. A la hora de transmitir, no parece que esté actuando. Transmite el dolor de manera natural y sincera como hacía tiempo que no se veía y es habitual ver a espectadores emocionados en cualquiera de sus actuaciones. En San Fernando fue capaz de ganarse a todos los asistentes al espectáculo que vibraron con su actuación.

Fuera de los escenarios, dicen que es una buena persona. Humilde y sin que el éxito se le haya subido a la cabeza. Dicen que “dios le ha dado un don” y que es su responsabilidad el cuidarlo.

Es por esa razón, se trata de un cantaor que se cuida mucho la voz, que no le gusta trasnochar y todos los días está en pie desde muy temprano. Es muy familiar y amigo de sus amigos, creyente y , por sus inicios como vendedor en los mercados de la provincia de Sevilla, muy conocedor del mundo de los negocios y con buen nivel de cultura general.

Fue el broche de oro a una jornada inaugural que pone el punto y seguido al festival flamenco isleño, del que todavía quedan 41 días por delante…, casi ná.

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