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Francis Salado: “He llorado con los testimonios que escuchamos en Servicios Sociales”

El delegado de Servicios Sociales, Francis Salado, analiza la situación de la delegación que desempeña

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  • Francis Salado, delegado de Servicios Sociales -

Francis Salado aprendió lo que era el PSOE de su abuelo, a él le debe  sus inquietudes políticas y las ganas de estar al servicio del ciudadano. Desde el 2015 está al frente de unas de las delegaciones más complejas, la de Servicios Sociales, de la que asegura que es una bendición. Ahora, también se suma a la de Vivienda, con la que ha vivido uno de los mejores momentos de su trayectoria política, con la entrega de las 55 de Las Delicias, e Infancia y Minorías Étnicas. Lo que menos le gusta de su trabajo, es tener que hacer enfrentarse a los bulos y a la desinformación que proliferan en la actualidad.

 

¿Cómo llegó la política a su vida?

–Me afilié al partido en el 2007, pero quien me enseña lo que es la política fue mi abuelo, él siempre había sido socialista y en mi casa se hablaba mucho de la política que se hacía en mi ciudad. Aprendí lo que era estar al servicio del ciudadano desempeñado la labor en mi parroquia y en el voluntariado, por eso, cuando José María Román me llamó para estar en la lista en los comicios de 2015, no lo dudé, sabía que era la mejor opción para intentar mejorar la calidad de vida de los vecinos, llegar a donde no podría de otra manera.

¿Cómo cree que se tiene que hacer política municipal?

–Con  cercanía. Con el objetivo claro de estar al servicio público, atender y escuchar los problemas de los vecinos en todos sus ámbitos.

Rápidamente, asumió la Delegación de Servicios Sociales, ¿qué le ha supuesto?

–Ha sido lo mejor que me ha pasado. Estoy muy orgulloso del equipo que hemos formado, aunque es una delegación para la que tienes que tener plena vocación, si no sería imposible. Asumir esta responsabilidad no es una tarea fácil, tienes que soportar la presión de los problemas de tus vecinos, al final te acaba afectando. He llegado a casa llorando después de escuchar lo que me han contado, ves y escuchas problemas reales, de solución complicada, y dejar eso a un lado es difícil. Lo que más me molesta es el tema burocrático porque muchas veces no va acorde de las necesidades urgentes de la ciudadanía.

¿Tampoco se quita nunca el traje de delegado?

–Al principio era aún más complicado separar tu vida personal y laboral, se es delegado las 24 horas del día los siete días de la semana, asumo mi papel y sé que en cualquier momento tengo que atender una llamada, ya sea a las ocho de la mañana o a las tres de la madrugada, porque cuando la gente te llama a esa hora es porque no puede conciliar el sueño porque tiene un problema real, y tu compromiso está en darle tu tiempo, en atenderlos. La gente se merece nuestra atención, aunque a veces no podamos solucionar sus problemas. Me enfrento a testimonios muy duros que me parten el alma.

Con crisis sanitaria incluida, ¿cómo ha cambiado Servicios Sociales?

–Mucho. Ha pasado de ser una de las delegaciones más feas, a estar mejor posicionada. Hemos aumentado el número de personal y así como las ayudas, durante la pandemia trabajábamos las 24 horas del día para que nadie se quedase sin comer, sin ver cubiertas sus necesidades. Hoy en día nadie se acerca al despacho a pedir comida, ahora piden trabajo y vivienda.

Ahora, además, se hace responsable de la Delegación de Vivienda.

–Es un gran reto corporativo, pero también personal. Las necesidades han cambiado en este tiempo, hemos puesto las cartas sobre la mesa y ahora es el momento de actuar y buscar alternativas para toda la población que demanda una vivienda. El día que entregamos a los adjudicatarios las viviendas de Las Delicias fue como el Día de Reyes, el mejor momento de mi carrera, y sí, también me emocioné muchísimo, porque al final, conoces a las personas a las que se le está haciendo la entrega y ves todo lo que han tenido que esperar, te sientes parte de lo conseguido.

¿Qué es lo que menos le gusta de la política?

–Los bulos y la desinformación que proliferan en la actualidad. La apatía que están creando por la política. Creo que nuestra responsabilidad en el trabajo local es mostrar esa cercanía, combatir el populismo en las calles y evitar la política tóxica.

¿Con qué político se tomaría un café?

–Me encantaría conocer a Nadia Calviño, me parece una mujer muy profesional, me maravilla su trabajo y la capacidad que tiene. Es una persona para tomar ejemplo.

Por último, ¿el mejor consejo de un compañero?

–Del alcalde, no actuar impulsivamente, pensar detenidamente primero, porque todo trae consecuencias y pueden afectar a terceros. Siempre mirar más allá, no quedarte en la superficie y eso lo aprendemos de José María Román cada día, donde tú ves una piedra, él ya busca la solución.

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