Rajoy participó junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en el acto que daba inicio a la campaña que el PP madrileño ha movilizado para rebelarse contra la subida del IVA programada por el Ejecutivo.
Sin embargo, las críticas al Gobierno, al PSOE y, en particular, a José Luis Rodríguez Zapatero por la “crisis institucional” que atraviesa España, en opinión de ambos, han dejado en segundo plano la oposición de los populares a la política fiscal del Ejecutivo.
Dos días después del rechazo del Constitucional a un nuevo borrador de sentencia del Estatut y tras la petición del presidente catalán, José Montilla, de renovar cuanto antes el tribunal, Rajoy puso énfasis ayer en dejar clara la posición de su partido.
Consiste en “defender la independencia de los tribunales” y acatar “las reglas del juego” que “dan medida al sistema democrático”, y por ello, descartó que el PP quiera cambiar ahora la composición del Constitucional.
Así, aseguró que renovar ahora, “a mitad de partido”, los integrantes del alto tribunal supondría “poner un torpedo en la línea de flotación” de la institución que “dañaría su crédito para siempre” y “liquidaría su futuro”.
El presidente del PP, no obstante, remarcó que el PP quiere que el recurso de inconstitucionalidad “se resuelva cuanto antes”, ya que los populares son “los primeros interesados” en saber si el texto tiene encaje en la Constitución.
Luego, criticó la “irresponsabilidad” de Zapatero en todo este proceso y le pidio que “rectifique y defienda las instituciones” para superar una “crisis” de la que “no quiere hablar, huyendo de su responsabilidad”.
Rajoy aboga en este contexto por “la mesura, la sensatez y la responsabilidad” y no por “la exageración y el radicalismo”, que son las actitudes que aprecia en algunos sectores del Gobierno.
En este sentido, calificó de “inaceptables” las presiones que considera que está sufriendo el Tribunal Supremo por el proceso al juez Baltasar Garzón, de modo que pidió “contundencia” al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ante dichos “ataques”.
Muy dura contra el Gobierno, “sus sindicatos” (a los que ha calificado de “auténticos aparatos de agitación contra el PP”) y el PSOE fue también Aguirre, quien por quinta vez en este año ha coincidido en un acto con el presidente de su partido.
A su juicio, al darse cuenta los socialistas de que van a ser desalojados del poder, vuelven al “doberman”, “enturbian la atmósfera política, embarran el campo de juego y, como los malos equipos, empiezan a dar patadas a diestro y siniestro”.