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Hablillas

Ditero virtual

Será porque tenemos el frío encima, porque el poniente sopla hacia atrás al ver los recuerdos actualizándose

Publicado: 20/11/2022 ·
19:02
· Actualizado: 20/11/2022 · 19:02
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Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Será porque tenemos el frío encima, a lomos del viento acariciándonos, pegándose a la ropa, a la memoria que vuelve mientras la lluvia empieza a caer. El invierno es el zócalo, la pared donde vamos alicatando los recuerdos, una labor paciente, un trabajo agradable por lo largos que se antojan estos meses venideros con erre en su interior y un montón de horas con bombillas. Y vuelve la infancia al hojear la publicidad navideña de los grandes almacenes, la adolescencia al contemplar los diseños juveniles en los escaparates, la juventud con las asignaturas y las becas estudiantiles y la madurez con el ejercicio sosegado de la lectura ofertada en los e-books y el reencuentro con el cine a cualquier hora por obra y gracia de las plataformas.

Lo de siempre, más sofisticado pero asequible al mismo tiempo, porque los recuerdos vienen como entonces, con una imagen, una palabra, un olor o un sabor que tira del telón que los cubre, levantando la nubecilla de polvo que los hace brillar. Así se nos manifiestan, libres, ágiles y conmovedores, ganándonos la voluntad mientras los dejamos fluir.

Más o menos es lo que ha ocurrido al ver en el móvil la publicidad de una aplicación que facilita el pago de lo comprado en tres plazos sin intereses. De inmediato se vuelve a aquella tarde con la abuela, contando la llegada del ditero durante su niñez, charla interrumpida por los sorbos de café caliente, pausas que ponían orden en las imágenes de aquel recuerdo, los giros seguidos en la palometa del portón alborotando la mañana, la maleta enorme y despeluchada de tanto abrirla y cerrarla para mostrar el género y engancharlo al capricho, la chaqueta hinchada por un lado disimulando la cartera, el cuadernillo y el lápiz para anotar el importe que acortaba el pago de la dita. En el presente esta aplicación es igual a este personaje, con pantalla y bizum, sin maleta ni cuadernillo, un ditero virtual que recorre el mundo sin pies ni vehículos de tracción motora desde hace varios años facilitando la vida a partir de la máxima de siempre, compre ahora y pague en tres veces. De nuevo el recuerdo, el referente a aquellos tres plazos ocurrentes y chistosos, sinónimos de lo que no se va a cumplir por imposible.

Y las palabras se llevan el momento revivido mientras el silencio se desliza por la tarde, a esa hora en que las nubes se enrojecen tiñendo todo de gris al encarar la noche.

Será porque tenemos el frío encima, porque el poniente sopla hacia atrás al ver los recuerdos actualizándose.

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