Año de la Covid-19, segunda parte y seguramente no la última porque todo hace prever que la nueva cepa Ómicron repetirá los episodios de los primeros meses del año pasado. Y si no hubiera sido la Ómicron sería la Delta porque desde marzo de 2020 se ha venido actuando en un difícil equilibrio entre la salud y la economía, con el consiguiente saldo de muertes como precio y lo que es peor, los efectos que secundarios que pueden marcar las vidas de miles de personas.
Pero la Covid-19 ya era un factor con el que se contaba en el balance de este año, primero que los hosteleros salen a la calle a exigir ayudas directas a las Administraciones, que no en vano han sido el sector más perjudicado, junto al comercio en San Fernando porque aquí la economía gira principalmente sobre el sector.
Ha sido también un año en el que algunos ‘muertos’ han resucitado, lo que una ciudad que acumula tantos retrasos en proyectos importantes agradece y que ha tenido la virtud de convertirse en tractores de actividad industrial e investigadoras u ofertas turísticas.
El año 2021 ha sido el que ha visto como el principal proyecto fallido de este siglo, el Parque de la Historia y del Mar, se ha convertido en el Navantia Training Center (NTC), que debe convertirse en un laboratorio para la industria naval y apuntalarla en San Fernando.
También ha visto la luz ese recurso turístico que siempre ha pretendido ser el Centro de Interpretación Camarón de la Isla, también mal llamado Museo Camarón y que desgraciadamente no ha podido desplegar todo su potencial debido a las restricciones de la pandemia.
Finalmente han dado comienzo las obras en los terrenos de la antigua Escuela de Tiro Naval Janer, donde la multinacional Ten Brinke sigue con los trabajos de urbanización de la zona previo a las obras de construcción de una superficie comercial que pretende crear 400 puestos de trabajo en la ciudad.
No es mal balance -sobre todo en comparación con los de otros años- para tiempos tan difíciles, sobre todo porque a los grandes proyectos que se nombran se unen las actuaciones que se mueven todavía en el espacio de la burocracia y que a tenor de lo qu repite constantemente el Gobierno municipal, serán la base de un “nuevo modelo productivo” para la ciudad.
El año 2022 será el que demuestre si los mimbres que se ha presentado cuentan con las manos diestras capaces de hacer un buen cesto.
A la espera de que comiencen las obras del Parque de la Magdalena
Es el proyecto estrella del mandato corporativo actual y del anterior. Se han llenado muchas páginas de periódicos y muchas horas de declaraciones pero hasta ahora no han comenzado las obras.
Hay flecos -a los problemas de última hora ser les llaman flecos- que resolver con la empresa adjudicataria de las obras, una Unión Temporal de Empresas (UTE) que tiene que aportar documentación.
Pero lo cierto es que las obras no han comenzado y los anuncios que se hacían en primavera sobre su finalización en el próximo año 2022 cada vez tienen menos consistencia. Máxime cuando las obras tienen que paralizarse para la feria del Carmen y se pretende fasearlas para que no cause más problemas de los soportables en una zona muy movida.
Se trata de un proyecto que el Gobierno municipal actual necesita no sólo para dotar a la ciudad del pretendido complejo de hostelería, cultura y ocio que se pregona, sino para sus intereses electorales de cara a las Municipales de 2023.
O sea, que interés hay, pero las piedras en el camino están a la orden del día, aunque también puede ser que el retraso les beneficie porque se inaugure un par de meses antes de las elecciones, pero los retrasos con como las escopetas que carga el diablo y pueden verse con esa fecha sobre sus cabezas y la Magdalena empantanada. Y ójala, en caso de que ocurra, sea lo menos grave.
Pero también es verdad que el Gobierno local, a pesar de ser el año en el que la hostelería salió a la calle pidiendo ayudas directas -que no todas han llegado ni mucho menos- ha mimado a la hostelería y al comercio tradicional.
Lo que ha dejado libre la pandemia se ha ocupado con todo tipo de actividades en forma de llamadas a la gente para visitar el Centro Comercial Abierto o llenar las terrazas del centro. Tanto con actividades como con incentivos para mantenerlas.
Dentro de lo que cabe en una pandemia que en España ya alcanza la ola número seis -lo que da idea de lo mal que se ha gestionado desde el punto de vista de la salud pública- el centro de la ciudad ha registrado llenos colosales aun cuando no era lo aconsejable.
Por que esa es otra cosa que se viene repitiendo año tras año en el nuevo modelo productivo. La apuesta es por el centro de la ciudad. Y la ciudad es más grande que el centro. Y no es una perogrullada.
Sumar a la Edusi los dineros de la Unión Europea
La pandemia ha permitido o va a permitir que Europa gaste dinero a malsalva para equilibrar los daños de la Covid-19 y el Ayuntamiento de San Fernando ya ha presentado la primera batería de proyectos por valor de 13,6 millones de euros.
Esta especie de Plan Marshall -que se espera que no sean los de la película de Berlanga- viene a sumarse a los fondos de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (Edusi) de la que se nutre en su mayor parte el proyecto de la Magdalena y de todo el litoral desde la barriada Bazán hasta Gallinera, donde ya hay proyectos terminados. Se trata de profundizar el ese modelo de ciudad tan nombrado.
La ciudad que da la Hora
No ha sido de los grandes acontecimientos populares que se hayan celebrado en San Fernando pero ha sido uno de los que han vuelto a recordar el papel de la ciudad en el mundo.
Los 50 años de la creación de la Sección de Hora del Real Observatorio de la Armada (ROA) que han permitido a La Isla ser “la ciudad que da la hora”, reunió en San Fernando a las máximas autoridades y organismos relacionados con la medida del tiempo para hablar de los retos que propone el futuro.
El Observatorio, mientras tanto, sigue sumando en investigación, lo que no le impide seguir siendo el edificio más visitado de la ciudad por isleños y visitantes.
El año 2021 ha terminado como el 2020 cuando se esperaba que la pandemia remitiera gracias a las vacunas y hasta el Ayuntamiento de San Fernando había apostado por el mensaje de “lo mejor es pasarlo unidos” antes de la llegara a finales de noviembre de la nueva cepa.
Ha habido que recoger velas y extremar las precauciones pero no se han suspendido actos municipales, aunque distintas entidades cerraron sus belenes para evitar contagios.
El Ayuntamiento incluso acogió un concierto del alumnos del Conservatorio Elemental de Música de San Fernando en la sala de recepciones, pero ha tomado medida antes las grandes aglomeraciones que se producen en las cabalgatas que están por llegar.
Las cabalgatas -salvo la de Acosafe que se suspendió por la lluvia- recorrieron las calles de la ciudad y la ilusión llegó a pequeños y mayores.
Y también la Covid, ahora con la letra o minúscula del alfabeto griego. La Ómicron ha alcalzado a final de año las mismas cotas que en 2020. Y es que por mucho que se diga, esto no ha pasado todavía.